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Doméstica fortaleza

Textos: Arq. Nicolás BARRIOLA /  BMR Productora Cultural
Fotos: Marcos Mendizábal  (BMR Productora Cultural) y Andrea Sellanes (SMA FADU)

Una casa que es un museo, un artista que trascendió fronteras, el espacio doméstico concebido por el arquitecto Julio Vilamajó para vivir y trabajar, descripto por uno de los protagonistas de su historia reciente.

Al igual que Mexico posee la casa del arquitecto Luis Barragán o Escocia la de Charles Rennie Mackintosh, Uruguay cuenta con la casa de uno de sus más notables arquitectos como museo de si misma. El Museo Casa Vilamajó es uno de esos espacios capaces de transmitir esa energía que solo un gran creador puede generar a partir de su obra, que cual faro sigue iluminando tanto a otros arquitectos como al público en general que la visita.


Luego de varios años de incertidumbre en los que su integridad sufrió varias pérdidas, la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) logró que la misma ingrese en su órbita para comenzar un proceso de recuperación constante del cual nos da cuenta en esta entrevista uno de sus protagonistas, el profesor Anibal Parodi.

El arquitecto Parodi* integra como representante del Instituto de Diseño la comisión cogobernada que asesora a su Dirección y al Consejo de la FADU en la gestión de sus políticas, y continúa participando del proceso técnico, aún en curso, de recuperación integral de sus interiores, mobiliario y equipamiento, actividad directamente vinculada con sus principales áreas de desarrollo académico universitario: el proyecto de arquitectura, el interior arquitectónico y el diseño de mobiliario.


En este contexto, desarrolla en la FADU la docencia de grado en proyecto y representación de la arquitectura, y vuelca la experiencia acumulada en torno al proyecto del interior arquitectónico y a la recuperación y restauración de interiores patrimoniales en su Sistema Integral de Posgrado y Educación Permanente. Por un lado, en el Diploma de  Especialización en Intervención en el Patrimonio Arquitectónico y por otro, desde la dirección académica del Diploma de Especialización en Proyecto de Mobiliario, primer posgrado en la materia en el país, cuya segunda edición se encuentra actualmente en curso.

¿Cómo era el Montevideo que vio nacer la Casa Vilamajó?

Julio Vilamajó proyectó su casa en 1929, cuando tenía 35 años. Su construcción finalizó al año siguiente, en momentos de gran auge social y económico, en los que se levantaron en Montevideo buena parte de los principales y más notables edificios públicos con los que la ciudad cuenta al presente, entre ellos el Estadio Centenario, inaugurado con motivo de la celebración del Primer Campeonato Mundial de Fútbol.  Sesenta años más tarde, su vivienda fue declarada Monumento Histórico Nacional.

¿Cómo explicarías la historia reciente de la casa?

Muy poco tiempo después de otorgada la protección patrimonial, la Facultad de Arquitectura impulsó la iniciativa de restauración y preservación del bien con el objetivo de su apertura al público a futuro como la primer casa museo moderna en nuestro país. Comenzó de este modo un largo período de gestiones, que culminó con la cesión del uso de la vivienda a la Facultad de Arquitectura y con su apertura como Museo Casa Vilamajó en mayo del año 2012.

Este complejo proceso implicó para la FADU la planificación y ejecución de las tareas de restauración del edificio y la renovación de sus instalaciones;  el desarrollo de un minucioso trabajo de reconstrucción integral de sus ambientes interiores, incluyendo piezas de mobiliario, obras de arte y objetos personales del maestro Vilamajó; y la elaboración de una propuesta de gestión de la casa en su nueva función como museo.

Tanto desde el punto de vista personal como académico, hemos tenido la fortuna de participar en todas estas instancias que, encadenadas, culminaron con la exitosa apertura de la Casa Vilamajó al público.

¿Qué incentivó la edición del libro “Entre el cielo y el suelo. La casa del Arq. Julio Vilamajó en Montevideo”?

Con confianza y esperanza de poder contribuir de manera concreta y específica con esta iniciativa, mucho tiempo antes que los trabajos de restauración definitiva de la vivienda fueran una realidad,  desarrollamos en el marco de un programa de Doctorado de la Universidad Politécnica de Madrid, un proyecto de investigación que culminó en el año 2005 con la presentación de un exhaustivo e inédito trabajo de reconstrucción documental de todas las habitaciones y espacios de la Casa Vilamajó, y de cada uno de los muebles que equipaban originalmente su interior. A través de entrevistas, consultas a diversos archivos institucionales y privados, y a partir de tareas de relevamiento gráfico, directo e indirecto, se logró recuperar información confiable capaz de permitir la eventual reconstrucción integral de los interiores de la vivienda.

Poco después, los resultados de dicho trabajo, publicados en al año 2008 por CSIC-Udelar bajo el título “Entre el cielo y el suelo. La casa del Arq. Julio Vilamajó en Montevideo” (FADU UdelaR, 2005), fueron insumos claves para restaurar los contados muebles originales que pudieron ser localizados, para reconstruir aquellos cuyas huellas lamentablemente se habían difuminado con el tiempo, y para rastrear apropiadamente obras de arte y objetos cotidianos que poblaban la casa.

De este modo la experiencia perceptiva y la atmósfera original de la vivienda lograron, en buena medida, la recuperación de la misma para las nuevas generaciones que visitan hoy el Museo Casa Vilamajó.

¿Que condensa la visión del espacio doméstico en la Casa Vilamajó?

La valoración de la Casa Vilamajó dentro de la historia del espacio doméstico en Uruguay trasciende la aplicación de los parámetros habitualmente utilizados, como la expresión formal de la vanguardia moderna, la funcionalidad, el confort, o la utilización de materiales y terminaciones refinadas y nobles. Todos estos aspectos, como es de esperar, se encuentran presentes en la Casa Vilamajó, pero articulados de modo magistral por el manejo consciente y planificado del movimiento en el espacio, en un programa como la vivienda, en el que la privacidad necesita ser preservada.

La Casa Vilamajó es singular en su carácter de fortaleza vertical. Se erige en un terreno en esquina bastante pequeño, afectado en ambos frentes por retiros obligatorios, que se abre generosamente al sol y a las vistas sin exponer su corazón más privado. Desde fuera poco puede intuirse, e incluso sus patios y jardines se elevan y esconden de modo atípico tras muros protectores.


El pasaje entre los distintos niveles reserva sorpresas y revela una condición espacial, atmósfera luminosa, materialidad y carácter específico para cada uno de sus cinco pisos. Se suceden así, uno sobre otro, los locales principales de la casa: ingreso, estar, comedor, dormitorio y estudio.

La vida de la casa se distancia estratégicamente del nivel de vereda y se ubica sobre un basamento pétreo destinado al ingreso y los espacios de servicio. A medida que ascendemos, la caja principal de escaleras se abre de forma inesperada hacia los espacios de reunión. La intimidad en penumbra del salón principal fluye hacia el jardín elevado, con el ceibo y el jardín rodeando el estanque. Más arriba, el carácter solar y luminoso del comedor se prolonga a través de amplios ventanales sobre el ingreso y el balcón, abierto al sol y a las vistas sobre el barrio. En el siguiente nivel, dormitorio, aseo y rincón de huéspedes se enlazan en un circuito continuo en torno a la escalera. El conjunto culmina con la aparición del pabellón moderno del estudio, posado apenas sobre la azotea por encima de la potente cornisa que remata la atalaya doméstica.

¿Que nos deja el maestro?

La reflexión y la práctica del proyecto de arquitectura en general y de la vivienda en particular aparecen en la obra y el pensamiento de Vilamajó como un proceso continuo. Sin embargo, al tratarse de su propia residencia, el maestro encuentra la libertad necesaria para articular todas sus inquietudes y convicciones más profundas como arquitecto y como docente. Así integra ideas consolidadas por el devenir de la historia y nuevos paradigmas, evoca su visita al Generalife e incorpora al mismo tiempo las enseñanzas de Adolf Loos o Le Corbusier. Proyecta así espacios que han logrado atravesar la prueba del tiempo y se manifiestan hoy con la misma vitalidad y energía con la que fueron concebidos y disfrutados por su creador más de 85 años atrás.

 

En este sentido, uno de los valores principales de la obra de Julio Vilamajó es precisamente el de ocupar un espacio creativo que aun reflejando el momento histórico abierto y optimista en el que tuvo lugar, lo trasciende ampliamente. Por eso su casa resulta hoy a los ojos de sus visitantes tan vital, actual y disfrutable.

* Doctor en Arquitectura, profesor agregado del Instituto de Diseño, en el curso Medios y Técnicas de Expresión y en el Taller Scheps de la Facultad de Arquitectura (UdelaR).

 

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