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El color y la luz como UNIDAD

Fotos | Nicolás DI TRÁPANI

La solicitud de una propuesta jugada y escenográfica para las áreas sociales de un apartamento, aseguró un proceso de ida y vuelta entre la realidad del habitar y lo suntuoso del deseo. Estuvo todo permitido, sobre todo la coherencia estética que supera la imaginación.

 

Se trata de una intervención a cargo del diseñador de interiores y diseñador de iluminación Juan Carlos Areoso y el arquitecto Sebastián Barbosa en la zona del Parque Rodó. En total fueron 75 metros cuadrados del apartamento, que se corresponden
con las áreas más sociales del mismo conformadas en un único espacio. Como producto del proyecto de interiorismo y su ejecución se reformuló la distribución del metraje derribando tabiques existentes y generando uno nuevo para armar el hall de entrada. De allí en más se organizó el resto con una particularidad implicada en una mera decisión conceptual: “más que living-estar-comedor nos gusta leer esta búsqueda y consiguiente resultado como una unidad, visualmente está abierto un espacio en el otro, cada uno con paletas de colores diferentes”, explica Barbosa refiriéndose al impacto que genera la espacialidad recreada.

 

   
Dis. Juan Carlos AREOSO / Arq. Sebastián BARBOSA

El color propuesto a los propietarios logró dar con el efecto escenográfico que pretendían luego de vencer la inquietud inicial de pensar que los espacios se achican y todo se viene encima, ya que “lo interesante de la profundidad cromática del color sería justamente
el destaque de los elementos que contrastan con él y que potencia la iluminación”, comenta Areoso, quien lejos de escatimar en composiciones lumínicas, que son parte del sello estético de esta dupla, logró adelantarse a los resultados, explicándoles claramente el aporte de cada parte en el todo como clave para el éxito de una estética escenográfica. Esta reformulación del diseño interior transcurrió durante varios meses entre obra y proyecto, con una muy buena empatía entre propietarios y profesionales desde el comienzo.

No solamente la tonalidad cromática y su contrapartida en la iluminación son los aspectos que arman “la escena”, sobre todo tratándose en este caso de un lugar donde transcurre la vida diaria de una familia. “Conceptualmente lo interesante fue generar lo escénico, la preparación de un espacio que funcione, pero que en cierta forma los transportara confortablemente a la teatralidad deseada”, destaca Areoso.

 

El tipo, ubicación y apertura del haz de luz de las luminarias son los aspectos que vehiculizaron la intención expresa de destacar objetos específicos de valor para los dueños de casa. Su definición estuvo estrechamente ligada a la temperatura de luz que cada uno necesitaba, dependiendo de si eran cristales, cerámica o metal. El proyecto lumínico permitió generar esa situación escénica, placentera y funcional a la vez, ya que en definitiva en ese entorno se debía dar el encuentro, la charla, la cena, mirar una película o invitar amigos, además de lo propio de la rutina diaria de una pareja con hijos adolescentes. “Los sofás negros y las paredes en gris oscuro tuvieron la intención de mimetizarse para que visualmente pesaran menos”, agrega Barbosa.

 

Una escasa iluminación natural en el sector del estar obligó a una incisión constructiva al modificar el tamaño y tipo de aberturas, para permitir tener planos vidriados más acertados para disfrutar del exterior. Allí un mueble suspendido a través de un bastidor de madera con diferentes tipos de iluminación es el marco para la televisión, donde un sensor nocturno se activa en la noche ante cualquier movimiento.

Superposición de alfombras. Es un recurso que resultó altamente práctico en base a los elementos existentes en el apartamento, genera un efecto interesante y poco común, aunque no con todas las fibras pueda lograrse. “Es aquello de que con tres palitos se arma un bosque, esa suerte de alquimia, donde a partir de cosas que aparentemente no servían, dependiendo de cómo se ubiquen se pueden llegar a ver de otra manera”, reflexiona Areoso, quien lejos de brindar una receta, se pronuncia satisfecho de ejecutar una solución beneficiosa con los elementos que el espacio ya contaba.

 

 

La iluminación es vital, porque
en la noche nos permite ser dueños
del espacio.

Todos los muebles fueron diseñados a medida, dibujados, plantillados y ejecutados para
este apartamento. La mesa central de forma ovalada y canto con chaflán, tiene patas de hierro y la tapa es mármol con incrustaciones de cuarzo. El gran mueble que superpone hileras de repisas retroiluminadas con el empapelado de fondo sin dudas se lleva suspiros y aplausos.

La idea fue que nada en
particular cuente tanto por si
mismo y que sea un todo el que
de la sensación.

Estado ecléctico. La comunión de lo clásico y lo contemporáneo en un proyecto logrado claramente de la mano de especialistas, teje en el espacio una emoción palpable para la mayoría de quienes lo utilizan, lo visitan o simplemente lo disfrutan al conectar con este tipo de fusión. Para la dupla Areoso & Barbosa, el secreto es evaluar en un espacio dado cómo se incorporan y ubican estos muebles, que incluso a veces terminan potenciándose de tal forma que resulta inexplicable preguntarse como no convivían antes juntos. “Soy muy de la mezcla, que depende de cómo generes la composición en el todo -iluminación, mobiliario, paleta de colores, entre otros- como sumatoria que genera la gran obra que se dispone a transmitir algo”, concluye Areoso.

Las obras de arte tienen la autoría del diseñador Juan Carlos Areoso, cuya faceta como artista plástico desarrolla desde su Galería de Arte – Espacio in Fábula ubicada en el Palacio Marexiano, obra del Arq. Eusebio Perotti en 1910 y actual patrimonio histórico. Lo esencial de esta contribución artística es que habla de una “historia”, que involucra la vivencia de la casa y la sensibilidad de los propietarios, además de darle una significancia pictórica a la mayoria de los espacios de esta reforma, lo que colabora en el destaque de una superficie con el resto del entorno, haciendo contraste o mimetizándola con ella, más allá de las tonalidades de fondo utilizadas, “al igual que una obra de arte, también un espacio te tiene que generar cosas e invitarte a sentirlo”.

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