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Maison d´hôtes. Un «hotel boutique” de pura cepa

Ecléctica, glamorosa, selecta. Así renació una casona de la calle Maldonado, de manos de un especialista italiano en restauración de interiores, quien deslumbrado por su valor patrimonial hizo de Casa Roberto un culto al franco refinamiento de época, con toques sutiles de contemporaneidad.

Aficionado al diseño de interiores, Roberto Begnini, que colabora desde hace años como periodista en importantes publicaciones italianas de decoración, imaginó que no sería difícil incursionar personalmente en un proyecto propio de interiorismo.

Con debilidad por estas latitudes, recaló en el centro montevideano en busca de un tesoro edilicio, para acompasar trabajo y placer en un verano permanente, entre el norte y el sur. Encontró una maravilla, una exquisitez de la arquitectura de interiores de siglo pasado, tal como años anteriores lo hizo en Sicilia, cuando adquirió y restauró una casa en el centro histórico de la isla de Ortigia, en Siracusa, mucho antes de que se convirtiera en un lugar de moda. Un piso entero de un edificio barroco, homologado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, hoy es “Casa Roberto Sicilia”, una maison d´hôtes que funciona por alquiler temporario para vacaciones, a la que acceden solo privilegiados huéspedes.

La pasión de Roberto por Montevideo nace de su admiración por la arquitectura de principios del Novecientos. Asegura que “esta ciudad tiene muchos ejemplos todavía originales. Es de los pocos lugares del mundo por revaluar y descubrir”. Lo dice sin parar de contemplar estampados y accesorios de la “belle epoque” que nos muestra en el recorrido. Ellos transcurren por una generosa secuencia de espacios, cada rincón despierta una nueva sorpresa, fresca y colorida, en la que respirar el charme de otra época obra sobre los sentidos. Con rotunda sinceridad agrega: “Argentina es un lindo país pero me gusto más la tranquilidad y la dulzura de Uruguay. Creo que el uruguayo todavía no es consciente del patrimonio único que tiene. Vive muy enganchado con la modernidad, lo cual es bueno cuando no afecta tanto el planteo urbanístico o de diseño original de un sitio. Creo, humildemente, que le están sacando el alma a la ciudad”.

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Entre Verona y Roma, Montevideo

Roberto Begnini, es veronés de nacimiento y romano de adopción. Es periodista especializado en cultura e interiorismo. Acaba de lanzar la filial en Montevideo de Studio Begnini, con sede en Roma, una agencia de comunicación y relaciones públicas especializada en eventos culturales, que desde este espacio responde a la demanda local e internacional. Una densa red de contactos, recopilada con compromiso y pasión, le permite trabajar en eventos destacados de todo tipo, como restauraciones, muestras, editoriales de arte, aperturas de nuevos espacios de exposiciones, o conferencias.

En su Italia natal obtuvo el título en Conservazione dei Beni Culturali. Además de trabajar en diversos proyectos como técnico, eligió dedicarse a la difusión de este versátil oficio. En paralelo, desde hace 15 años colabora con la revista AD, y con otra publicaciones italianas como Glamour, L’Uomo Vogue, Casaviva, Dentro Casa, Case e Stili, así como con revistas de alcance internacional como Parati Deco, Vogue India, Elle Decor España, AD Russia, AD Mexico, y Elle France.

Al mismo tiempo, ha trabajado en proyectos editoriales de interiorismo. A fines de 2012 publicó en Italia, junto al fotógrafo Gianni Franchellucci, el volumen Case a 5 stelle, un recorrido por veinte interiores de lujo en Italia, para Palombi Editori. Apasionado por los viajes y el turismo, escribe para la revista italiana Marco Polo Diari di Viaggio, además de haber publicado en 2011 una guía sobre Roma, titulada Best 100 Roma.

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Hay casas que no pueden prescindir de su historia pero logran, gracias a una sabia intervención de reciclaje y restauración, convivir con ésta y reinventarse en clave contemporánea sin perder su esencia.

Un tesoro escondido

La construcción data de 1912, y está basada en un proyecto encargado por el acaudalado propietario inglés Sir Henry Hamilton. Afortunadamente, en los 103 años que la casa lleva en pie, todo ha sido estrictamente conservado y cuidado. No han sido distorsionados los volúmenes ni los variados elementos decorativos, se encuentran prácticamente intactos los lujosos pisos en pino, las enormes ventanas, la notable claraboya central y la majestuosa escalera que lleva a la planta alta.

La restauración comienza desde la esencia del edificio, para dar respuesta a los nuevos conceptos de “habitabilidad”: las necesidades de la vida moderna, el placer de compartir, el gusto del bien recibir, y el alcance de las variadas funciones que su nuevo propietario decidió dar a este primer hotel de charme de Montevideo, una tipología de gran acogida, muy de moda desde hace unos años en Europa y que poco a poco se está difundiendo en todo el mundo.

Antes de comprarla, cerca de cuarenta casas con una visión muy clara de lo que quería: un área específica, que estuviera ubicada fuera de la Ciudad Vieja pero a un paso de la misma. “Al contrario de la típica arquitectura colonial de acá, con patio central, tenía una planta en  L. Eso me gustó, ya que permitía una gran ventana en cada habitación y obviamente mucha más luz. Evidentemente, en 1912 los arquitectos ya se dejaban llevar por los recursos de vanguardia”.

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Asegura que más que la búsqueda y selección, “fue mucho más complicada la intervención. Encontrar gente capacitada para intervenir un edificio histórico, capaz de adaptarse a normativas, materiales e imprevistos, fue difícil. Cada capítulo fue intenso. Incluso en alguna escapada de trabajo me llevé alguna pieza original en la maleta a Roma para restaurarla, pues me impuse y cumplí determinado nivel de exigencia, sobre todo en las terminaciones”. No obstante, el camino no fue todo de piedra. “Encontré también gente maravillosa que se puso el proyecto al hombro, como los profesionales de Crisoles Pinturas, los primeros en creer en mí y en la locura del proyecto. Me apoyaron no solo con materiales sino con asesoramiento especializado, así como el equipo de pintores de Javier Marchisio que afrontó grandes retos y logró resultados increíbles. También Bozzolo Cerámicas reprodujo con gran pasión algunos azulejos históricos”, asegura con satisfacción.

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Orgulloso del trabajo de restauración logrado en la gran escalera agrega: “Hacía por lo menos 80 años que no se pintaba. El gran desafío estuvo planteado por la dificultad de la altura y la gran espacialidad. Habían utilizado una pintura al aceite que continuaba manchando el nuevo enduido aplicado sin solución”. Roberto trabajó cuatro años para el Instituto Centrale del Restauro del Ministero di Beni Culturali en Italia. Luego de consultar a los más prestigiosos restauradores de Roma, le aconsejaron quemar la pintura con soplete. “Lo hicimos y el resultado fue tan espectacular que decidí dejar la memoria de la historia dibujando estas fajas verticales que además hacen de decoración a un muro de ocho metros de alto, difícil de decorar”.

Sentirse como en casa

Habitar en Casa Roberto es una oportunidad de sentirse “como en casa”, de permanecer en un verdadero hogar histórico, que además es un real vestigio del patrimonio arquitectónico y monumental de la ciudad, una gran experiencia para un  turista exigente, conectado con la historia del lugar que visita, y una vivencia única para cualquier curioso transeúnte.

Casa Roberto tiene cinco habitaciones decoradas al estilo wunderkammern, caracterizadas por la estética y el relax, un lugar donde, gracias a una atención dedicada y personalizada, el huésped tiene la posibilidad de disponer de información particular y actualizada sobre Montevideo. Allí se aportan al visitante “recursos para evadir el tradicional itinerario turístico por la ciudad, y descubrir los múltiples aspectos que hacen verdaderamente interesante y única esta bellísima, y aún poco conocida, capital de América Latina”.

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Además de un patio urbano con piso en damero, contrastado cromáticamente por una frondosa Santa Rita (originaria de la casa), los interiores se componen por un showroom abierto al público y a los huéspedes del hotel, ubicado en subsuelo de la casa, donde están a la venta accesorios, muebles y objetos, antiguos y modernos encontrados en viajes por el mundo, como también manufacturas cuidadosamente seleccionadas de “Industria Uruguaya”; los interiores, compuestos por los espacios de uso de huéspedes y visitas (living, comedor, sala de lectura); y el sector de  habitaciones en suite en la planta alta (son 5 en total). Incluso lo que amuebla y decora Casa Roberto está a la venta, con el pleno respeto de aquella que debería ser la regla de oro de un “boutique hotel”. Por último, se ofrecen diversas delicatesen, una propuesta gastronómica que plasma la cucina italiana. En las salas y en el patio los huéspedes del hotel y también los montevideanos pueden deleitarse con un original y divertido aperitivo, que abarca desde el italianísimo Spritz y la mejor selección de vinos uruguayos, hasta el más clásico inglés Gin Tonic. Pero la experiencia no termina en el paladar, un finger food para los oídos vibra acompañado de una “world music selection”, que va del exótico bollywood al divertido loungin ‘50.

Versatil y original

Solo con reserva previa, el visitante de Casa Roberto tiene la posibilidad de cenar los grandes clásicos de la cocina tradicional italiana, desde los spaghetti alla

puttanesca al risotto primavera y las melanzane alla parmigiana, hasta la lasagna bolognese. Este multidisciplinario enfoque brinda también un cálido entorno para presentaciones, lecturas, muestras, conciertos y cenas privadas por ejemplo.

La casa además es un centro y estudio de decoración y diseño de interiores basado en la experiencia de Begnini y su equipo. Roberto asesora en proyectos de interiorismo contribuyendo a crear soluciones únicas, originales y en línea con las tendencias del primer mundo.

Convencido del potencial y originalidad del planteo de Casa Roberto, su dinámico propietario asegura querer posicionarse como el mejor pequeño hotel de charme de Uruguay. “Quiero que la tienda en su interior sea un original punto de referencia de un circuito alternativo de shopping en la ciudad, ¡para curiosos! Y que el estudio de interiorismo de Casa Roberto, que está tomando forma con la colaboración del equipo de la arquitecta italiana Sara Taglialatela, desarrolle proyectos de decoración de interiores con una mirada más internacional. Queremos ser, de aquí a diez años, un punto de inflexión y un escenario para encuentros culturales, presentaciones, ceremonias sociales y eventos, bajo el sello de una altísima calidad”.



Luego de casi tres años en Uruguay, Roberto disfruta tanto de su trabajo como de seguir conociendo el país y su gente. Le sigue enamorando la actitud tranquila de los uruguayos, el tiempo invertido en el oficio, el pienso para rescatar una esencia, aunque los tiempos apremien y la realidad no condiga con la demanda. ¨Solo cambiaría de los uruguayos la cierta indiferencia que tienen hacia el concepto de ‘lindo’. Me gustaría regresarlos al sentido común de la belleza, como lo fue contundentemente el pasado”.

Con el corazón puesto en el más puro estilismo, recompone el charme de un tiempo pasado, concebido desde el vamos y no hacia el cómo va quedando. Cada pieza fue pensada para un lugar específico, con el sentido más amplio del diseño al servicio de una enternecedora hospitalidad.

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