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¨Que la imagen adquiera total sentido solamente al verla a cierta distancia.¨ Esta frase embandera el trabajo de Enrique Casal Roig, único pintor en Uruguay en utilizar la técnica del pixelado. En su muestra «Pixelart¨ realizada del 8 al 22 de mayo en World Trade Center nos sorprendió con sus más recientes trabajos, y también algunas de sus obras premiadas en nuestro país y en el exterior. No faltaron los retratos de Diego Forlán, Carlos Gardel, Alcides Ghiggia, Marilyn Monroe, John Lennon, Amy Winehouse, Bob Marley, Mick Jagger, Frida Kahlo y Freddie Mercury, y fue declarada de Interés por el Ministerio de Educación y Cultura para su convocatoria.

Comenzó pintando acetatos en el año 1987 en Nueva York donde trabajaba para la empresa de animación Darino Films, con sede en Manhattan, en épocas donde se hacía animación tradicional cuadro a cuadro, y recién se daban los primeros pasos con animación digital. Fue testigo de ese proceso de transformación, de «analógico a digital» viendo como los píxeles comenzaban a tener mucho significado en las animaciones que le tocaba participar. Habiéndose traído del norte la experiencia de la acuarela, técnica en la que también incursionó, regresó a Montevideo y tomó clases de pintura al óleo con Rodolfo Piriz primero, y luego con Fernando Oliveri aprendió la técnica del hiper-realismo. ¨Estando en el taller de Fernando fue cuando empecé a experimentar con el pixelado, tal vez recordando lo que había hecho en NY¨, recuerda Casal Roig, quien atribuye a su miopía el hecho de haber detectado que esa incapacidad para ver -que le obliga a usar lentes permanentemente- se podía pintar y plasmar en una obra. En esa investigación sobre lo que significa ¨ver y mirar¨ y cómo el cerebro interpreta las imágenes, es que surge esto de los pixeles, a tal punto de haber ganado en 2014 el 2do. Premio en la Quinta Bienal de Pintura Nacional “Miradas 2014, otorgándole el impulso necesario para continuar trabajando en esta temática.  Como analista en estrategias digitales, Casal Roig le da sentido a su profesión y redobla su apuesta con el pixcelart. Con él charlamos mano a mano porque nos interesa la mirada del arte en estrecho vínculo con el espacio que lo contiene, ya que una obra plástica puede causar inigualables sensaciones y proyecciones de acuerdo a la ubicación y distancia del observador. Muchas veces el interiorismo toma partido en este desafío, sobre todo en ofrecer criterio al componente espacial, soporte y calidad a la contemplación. Nos ubicamos en el lente de un usuario que intenta entender la fusión entre la tecnología y el arte, en un punto donde pareciera imposible que se hubieran encontrado.

¿Puede tu trabajo llamarse arte digital? 

El arte digital es el que se produce integralmente en la computadora, por lo menos es eso lo que dicen los puristas. Hasta hay fotógrafos que consideran que si retocás una foto estás haciendo arte digital y no fotografía. Bueno, yo no soy tan extremista. Lo que sí hago es vivir en el siglo XXI y usar todas las herramientas disponibles que hay hoy para expresarse o por lo menos las que yo se que me ayudarán a hacer las cosas mas fácilmente o de mejor calidad.

Al trabajar en estrategias de marketing online estoy mucho tiempo analizando datos, viendo tendencias, comparando comportamientos de campañas publicitarias. Y siempre pensé en lo efímero de todo esto. Son bits que van de un lado al otro y no quedan en ninguna parte, mas que en memorias de computadoras o servidores. No hay ningún átomo involucrado, solo bits. Siempre pensé: ¿y si hay un apagón mundial, todo esto se pierde? Es una broma pero, ¿Cómo conocerán nuestra realidad los futuros humanos en el año 3000?

Entonces con el pixelart estoy intentando reflejar de alguna manera esta época. Poniendo en el lienzo algo de esta vorágine tecnológica que estamos viviendo en la Era de la información.  Los pintores fueron durante mucho tiempo cronistas de su época, -hasta que llegaron los surrealistas y pusieron todo patas arriba! Mi idea es un poco esa, ser un cronista dándole a mis obras una visión de los tiempos que corren.

Tal como el propio Casal Roig cuenta en uno de los artículos de su página web, todo comienza cuando hizo una recorrida por un museo y prestó especial atención en las miradas de algunas estatuas clásicas, tanto griegas como romanas. Me intrigaba saber como lograban esas miradas tan expresivas en mármol o bronce. Saqué un par de fotos, busqué en internet, donde me enteré que en muchos casos estaban pintadas de vívidos colores y que el paso del tiempo las dejó así como las vemos ahora¨, relata como parte de la experiencia. Luego de mucho recorrer se decidió a pintar algunas para probar una técnica que tiempo antes se le había ocurrido.

El rostro del David fue una de las primeras que realizó en un tamaño 60×60 cm. y utilizando solamente amarillo y tierra sombra natural, momento en que decidió que tenía aún más para descubrir.  ¨Con técnicas modernas de inspección, que incluyen desde Rayos X hasta luz ultravioleta, esa luz que vemos en los boliches y que hacen que nuestros dientes brillen en la oscuridad, fue posible descifrar no solo cuáles eran los patrones de pinturas originales, sino que incluso los colores mismos que adornaban estas obras maestras. Lo mas sorprendente del caso -al menos para mi, es que esas estatuas y demás esculturas no eran pintadas de un color sólido o dejadas sin pintar, sino que los griegos en realidad trataban de emular la vida real pintando sus estatuas de manera que parecieran fotografías vivas, cosa que nos da una nueva perspectiva de estas obras.Viendo estas obras bajo este nuevo espectro, me pregunto si volveré a ver las películas de Hollywood ambientadas en la vieja Grecia con los mismos ojos, porque  todas ellas -creo que sin excepción, muestran siempre las estatuas clásicas y todo tipo de esculturas en la forma que las vemos actualmente¨, agrega.

Desde aquella vez que por primera vez miró con otros ojos los de las estatuas de la antigua Grecia y Roma, ha permanecido estudiando el comportamiento del color en las mismas, detectando que la pérdida del tono original se debía no solo a la exposición a la intemperie (ágoras, foros, grupos escultóricos en edificios o santuarios de estas milenarias ciudades) sino también al carácter orgánico de los pigmentos naturales con que los más destacados escultores fabricaban las pinturas con las que fueron recubiertas.

¿Qué otra cosa ha pasado desde aquella primera prueba del David en tonos de amarillos a jugarte al multicolor de la actualidad?

El pixelart es para mi un descubrimiento y una experimentación diaria. Comencé pintando en tamaños pequeños, temeroso de que mi ideas no salieran como yo quería y de a poco me fui animando a mas. Ahora estoy haciendo obras de 2 metros por uno cincuenta, con pixeles de 10 por 10 centímetros que son un desafío para mi y para el espectador. A mi me gustan mucho las ilusiones ópticas y descubrí que esto tiene mucho de ilusión. Si logro convencerte que esa serie de cuadraditos de colores representan a Frida Kahlo o a Marilyn Monroe te gané el partido.

Y David es parte de esa experimentación. Recorriendo un museo buscando inspiración, recordé la frase de Mafalda: «Que modernos eran los antiguos» y quedé fascinado con la expresividad de los rostros de las estatuas griegas y romanas. Ese David es de las primeras obras donde empezaba a estar satisfecho con lo que quería. Pero lo que se ve en mi web o en las redes es solo la punta del iceberg. Forma parte de ese 10% que pasó el examen.

¿Qué te atrae del desafío de representar la expresión facial? 

En el rostro está reflejada el alma. Ese triángulo que se forma entre los ojos y la boca habla mucho de nuestra personalidad. Cuando estoy planificando una obra o me hacen un encargo, busco o pido muchas fotos de la persona y trato de verla en distintas actitudes, para buscar su esencia. Y como la forma del rostro la doy en base a variaciones mínimas de color dentro de cada pixel, el desafío es doble. No puedo retocar una boca o un ojo como haría cualquier pintor, sino que en base a ajustes de las distintas tonalidades de color voy logrando que esos 10 o 20 píxeles que lo representan vayan haciendo que tu cerebro los interprete como boca u ojo. Tengo un cuadro sobre Suárez y Cavani frente a frente. Los dientes de Suarez -tan característicos de él, son solo 4 pixeles. Hasta que esos 4 pixeles no tuvieron la coloración justa no fue Suárez en ningún momento. La boca de Frida por ejemplo, son 11 pixeles de 7 cm en colores rojo, carmín, morado. Sin embargo al alejarte es la boca de Frida Kahlo sin duda.

Has desplegado personajes de la historia, uruguayos y del mundo unidos por los pixceles ¿Cómo fue la experiencia de esta muestra y cuál fue la repercusión del público? 

A mi me pareció muy loco que convivieran Mick Jagger con Diego Forlán, Amy Winehouse con Alcides Ghiggia o la Venus de Botticelli con Freddie Mercury.  Con las obras transmitís sensaciones, estados de ánimo, emociones, y como lo que colgué fueron rostros de mujer -que me gustan mucho- o personajes relacionados a la música o el futbol, sabía que no podía perder. Alguna fibra iba a tocar. Además a mi me gusta mirar quién viene a ver la obras y cómo reacciona. Fue muy emocionante por ejemplo, ver a un papá decirle a su hijo: «Este que está gritando el gol, nos sacó campeones del mundo en el ’50» O ver que la gente joven usaba el celular para ver mejor los rostros representados en los cuadros y de paso llevarse una selfie para publicar en la redes. Eso no tiene precio.

¿En qué tipo de espacios interiores o exteriores imaginás tus cuadros? ¿Cuál es el perfil de gente que busca tu obra? 

Mis cuadros me los imagino en espacios grandes, donde haya perspectiva para poder apreciarlos. Me he obligado a tener la disciplina de pintar con una paleta reducida, solamente con los colores primarios y con eso logro que las obras sean muy uniformes. Por eso van muy bien en entornos muy dispares. El rojo, el amarillo y el azul mezclados en miles de variaciones hacen el resto.

La gente que busca mis obras son tanto uruguayos como extranjeros. Tal vez mas extranjeros, en verano.  El uruguayo cuando invierte en arte muchas veces juega sobre seguro y compra pintores ya fallecidos. Sin embargo he tenido la suerte de que algunos coleccionistas locales me compraran. También he vendido para casas de veraneo, tal vez por la temática.  Por ejemplo en Punta del Este me compraron una obra muy grande para ponerla sola en un living. Era una obra de gran tamaño que iba a definir toda la estética de la sala. Era un espacio con amplios ventanales y paredes blancas, y el cuadro iba a romper esa uniformidad y dar el toque de color.

El publico que los compra es gente de entre 30 y 50 años que de alguna forma vivieron el proceso de analógico a digital. Tengo obra en Europa y USA. Recientemente se fue uno a la oficina de un CEO uruguayo que tiene una empresa en Brasil. Los de futbol terminan en los palcos VIP que tienen ahora los estadios.  Y no se mucho mas. A pesar de que lo intento, generalmente pierdo contacto con mis obras.

Ahora estoy preparando un proyecto para una plaza de Montevideo para hacer el retrato de una personalidad muy conocida (no quiero adelantar mucho) con esta técnica del pixelado. Quiero provocar el efecto de que vengas caminando o en el auto y veas bien el retrato de lejos, sin embargo los pixeles sean de 20 por 20 cm.

¿Te involucrás además y/o asesorás a quienes adquieren tus cuadros sobre donde ubicarlos en sus espacios, tonalidades de fondo de las superficies a ser ubiados o distancias de visualización? 

Como decía anteriormente pierdo contacto con las obras, entonces la posibilidad de incidir o asesorar es muy poca. Mucha gente me dice: yo no tengo lugar para tus cuadros porque mi casa/apartamento tiene paredes de dos cuarenta o dos cincuenta de altura, y las obras de dos metros de altura no me van. Por eso estoy haciendo algunas mas chicas, que sin perder el efecto del pixelado dan esa sensación que de cerca no te das cuenta qué es. En esa experimentación empece a hacer algunas obras donde dejo una columna en blanco alternada con otras en tonalidades de gris. Así hice a John Lennon y Carlos Gardel.  Son de 120 x 150 cm.  y producen el efecto perfectamente. 

¨Tengo siempre la intención de engañarte y obligarte a descubrir quién o qué esta representado en la obra. Que te alejes o que uses el celular, pero no quiero que seas indiferente y que se produzca una interacción. Que la obra te provoque, que la disfrutes y que siempre le descubras nuevas cosas¨ afirma el artista del pixelado, invitando constantemente a su público a tomar distancia, 5, 10 o 15 metros, para mirar y no simplemente ver.

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