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Un hotel como pieza urbana

La presencia de Hampton by Hilton sobre el apéndice oeste del Lago Calcagno, impone una suerte de pieza edilicia, sólida y decididamente ortogonal, que recorta en el cielo costero un perfecto prisma contenedor de una opción hotelera destinada principalmente al público corporativo.

Inaugurado en agosto de este año, fue concebido por la empresa constructora Saceem y cuenta con el gerenciamiento de Hilton bajo su marca Hampton, la que estipula el sistema «bed & breakfast» como parte de su concepto en hotelería mundial. En el caso de esta versión en Uruguay, con frente a Avenida de las Américas y que alberga un total de 120 habitaciones, brinda también almuerzo y cena en su restaurante para 44 comensales, que está abierto al público en general.

Un emprendimiento de esta envergadura conlleva tiempos de gestación financiera, procesos proyectuales, definiciones ejecutivas y ajustes de proveedores previo a la materialización. El primer paso se dio con un proyecto de viabilidad urbana que incorporaba el grupo de edificios de apartamentos Lago Mayor y el hotel, presentados como una misma intervención amparados por el Master Plan finalizado en 2013. El vínculo del Estudio G+, liderado los arquitectos Martín y Marcelo Gualano, con Saceem tiene antecedentes con dos exitosas experiencias hoteleras en el interior del país: una en Rivera (a cargo de reactivar un edificio existente) y otra en Salto (de refuncionalizar y ampliar el principal hotel de la ciudad). En diciembre de 2015 dio comienzo esta obra, bajo proyecto y dirección de esta dupla de hermanos arquitectos, la que finalizó el 30 de agosto de 2017, en la que se solicitaba que el equipo de profesionales del diseño arquitectónico e interiorista contemplara parámetros internacionales estipulados por los estándares de la cadena Hilton. Las instancias de aproximación con propietarios y especialistas en cada área sumaron tiempo, pero también efectividad, no obstante HBH fue logrado en lapso récord (20 meses) en relación a programas de estas características.

“Aspectos claves como el funcionamiento, contemplando los protocolos de distribución programática, las infraestructuras requeridas, las conectividades entre espacios comunes y privados, fueron algunos de los desarrollados para definir la estrategia en el diseño de la planta del hotel, pieza clave de cualquier magnitud de proyecto. Una vez definido estos “layouts” funcionales, se desarrolló la impronta del hotel, su relación con el sitio, la conformación espacial en relación a las diferentes áreas programáticas y la imagen del edificio”, detalló Marcelo, el mayor de los Gualano.

 


El impacto en una bruma luminosa

Exteriormente es una pieza urbana a escala del paisaje que ejerce una presencia significativa como puerta de acceso a Montevideo desde el este, y del Aeropuerto de Carrasco, del que dista tan solo cinco minutos, y linda al complejo de eventos Punta Cala. “El edificio emerge como pieza abstracta sobre el telón verde del Parque Roosevelt, una bruma blanca de parasoles de vidrio, pensada a escala de Avenida de las Américas, donde todos los sentidos, además de distancia, velocidad y destaque, fueron contemplados. Una pieza vertical, un acento, vibrante durante el día, luminoso por la noche. Carente de ventanas, es en sí mismo un edificio de tramas y texturas que conversa con los diferentes ritmos de la ruta, del lago y del bosque”, agregó Martín.  

El hotel está conformado por dos partes: una abajo, que habla del lugar inmediato, que organiza y articula los accesos principales y de servicios bajo un atrio techado de 24 metros de largo que contiene el gran hall y se abre en su totalidad al lago; y la otra, la de arriba, que dialoga con las escalas lejanas, una mole traslúcida hacia Avenida de las Américas y transparente al otro lado para aprovechar las vistas al lago.

La solución lumínica de la fachada principal (Avenida de las Américas) en el proyecto original generaba conceptualmente lo que los hermanos Gualano definen como una “bruma luminosa uniforme”, de la que finalmente se colocaron el 50% de las luminarias, lo que provoca que la un efecto trebolillo lumínicamente hablando. La implementación de las superficies vidriadas estuvo a cargo de la empresa Bía, habiendo desarrollado todas las soluciones en estrecho vínculo con los arquitectos autores del proyecto y la empresa constructora. En particular, el estudio de las envolventes vidriadas contempló la solución del muro cortina estructural, con aberturas de proyección en doble vidriado hermético en la fachada al lago, y una piel de lamas verticales de cristal laminado en la fachada hacia Avda. de las Américas.


Respecto a la planta, con excepción del nivel principal a nivel de calle, desde los pisos 1 al 9 la planta se lee como una doble crujía de habitaciones, resolución que favorece la optimización en la distribución modulada de espacios, cosidos por una circulación central y en dirección longitudinal, que categoriza las habitaciones a través de dos diferentes sensaciones: la calma del espejo de agua, y la vorágine de la vivencia urbana.

Serenas conectividades al lago

Consultados por la experiencia que se pretende brindar al huésped a través de la escala y la jerarquía del acceso, materializada con un gran elemento continuo de acero corten que es zócalo y techo a la vez, los profesionales subrayaron la necesidad de brindar un acceso confortable, que dé una sensación de seguridad.“El huésped ingresa en modo arribo, del avión al auto, o directo desde el auto, y por un instante bajo el techo se produce un primer cambio, que es por un lado comprimirlo contra el piso, de sentirse cobijado, resguardado; y por otro en el mismo espacio se presentan dos fugas muy fuertes, una son los lucernarios abiertos al cielo y por otro la fuga hacia el lago, sereno, lento. Ciudad de un lado, lago del otro, el lobby es el que induce el cambio de escala a ingresar. Queda visualmente conectado con el lago y conecta con la experiencia interior del hotel. El corten, material poco usado en Uruguay pero no así en el mundo, aportó la personalidad y potencia buscada, donde la textura y coloración propia del proceso”, relató Marcelo Gualano.

Una pieza urbana vidriada, reflejante, contiene las habitaciones y opera en las escalas de distancias lejanas. Este prisma se apoya sobre una pieza más robusta, más rústica, que se vincula con el piso.

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Los arquitectos coincidieron en señalar que buscaron generar una arquitectura capaz de amplificar el espacio y disolver los límites entre el exterior y el interior “a través de adentros que son afueras y viceversa. Generar atmósferas, controlarlas, dirigirlas, manipular las materialidades, trabajar con el material, entenderlo y provocarlo, explorarlo, para sacar el mejor provecho. El material en su capacidad de emitir desde su propia materialidad, exponerlo desnudo, con sus envejecimientos propios, aprovechando al tiempo como generador de nuevas texturas, de nuevos colores, de óxidos, incluso de musgos. La arquitectura define especialidades y las texturas que este espacio tiene, desde el proyecto llegamos a dominar este interior, con lo cual era fundamental poder tener el proyecto de interiorismo, para poder tener una obra más completa, más equilibrada, con un pensamiento global y general en el diseño del hotel. La estética que entendíamos que conversaba mejor con el edificio, era una que hablara en líneas claras, sencillas a la vez que dieran cierta atmósfera confortable y amigable. En ese sentido, el diseño nórdico en su versión regional y el interiorismo paulista nos dio algunas pistas de lo que queríamos para el hotel: muebles de madera de líneas suaves, tapizados combinados con piezas más rústicas (mesas y banquetas)”, expresó Martín Gualano. 

Las habitaciones conforman un prisma ligero, una pantalla de vidrio sobre un basamento más opaco de acero corten, que sobre el acceso se hace techo.

En los espacios interiores se recurrió a sobrias y originales terminaciones. “Utilizamos principalmente revestimientos de madera, para lograr una atmósfera más cálida, a la vez que dar una terminación más duradera, con menos mantenimiento. A la madera le sumamos piezas de vidrio que fueron también utilizadas como revestimiento, lo que nos permitió entender el vidrio como una superficie que nos permitía distorsionar el espacio, reflejarlo y colorearlo” señaló Martín.

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En el caso de las habitaciones se definió una paleta clara, con intensos contrastes con la paleta oscura de las maderas del revestimiento del sistema conformado por acceso-baño-placard, sumado a un sofá de color (verde o azul). El verde y el azul conforman la paleta institucional de la cadena, y fueron utilizados para dar carácter a los tramos de circulación de los diferentes niveles, tanto en el diseño de la alfombra, como en la coloración de vidrios en los diferentes pisos. La producción del diseño de piezas de mobiliario del hotel se hizo en conjunto con Walmer, el estudio definió una estética y luego se seleccionaron del mercado global los que se adecuaban al diseño. 

 

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