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Vivir del ARTE
GASTÓN IZAGUIRRE

Gastón IZAGUIRRE

Textos Florencia PEREIRA
Fotos Chino PAZOS

Gastón Izaguirre es un hombre sin pelos en la lengua, dice lo que piensa de frente y sin rodeos. Autodidacta, inquieto, audaz y extrovertido, este artista plástico de 43 años ha logrado que sus cuadros de figuras humanas hoy se encuentren en renombradas galerías y en las paredes de los coleccionistas más exigentesde Uruguay y el mundo.

“Pintar, pintar y pintar”, eso es lo que Gastón ha hecho desde los 4 años sin parar y sin saber que algún día viviría de esa pasión, que define como una necesidad fisiológica. “Si no pinto termino en un psiquiátrico”, cuenta rodeado de sus cuadros que parecen seguir con la mirada a quien los observa.

Originario de Mercedes, su infancia y adolescencia transcurrió en una familia de clase media, en donde la aspiración era que los hijos un día se convirtieran en profesionales de carreras reconocidas socialmente. La típica idiosincrasia uruguaya, que Florencio Sánchez plasmó en su reconocida obra “M’hijo el dotor”. A los 17 años aquello del  “pueblo chico infierno grande” lo asfixiaba, Gastón se sentía “un bicho raro” y luego de terminar el liceo se fue a Montevideo en búsqueda de otros aires, de otra vida que sabía no iba a tener si se quedaba en el lugar que lo había visto crecer.

“Detesté la vida de pueblo chico. Me fui para Montevideo porque no tenía plata, si la hubiera tenido  seguramente me habría ido al exterior. Para mi  llegar acá era como estar en Nueva York”, afirma.Tras arribar a la capital comenzó a estudiar la licenciatura en Comunicación en la Universidad de la República, pero no la pudo culminar debido a las paralizaciones. En ese momento, decidió ingresar a la UTU para cursar Publicidad gráfica y comenzó a trabajar en una agencia de publicidad.“Empecé como bocetista en una agencia a dibujar todo el día. Me decían ‘hacé una mujer con lavarropa’, y lo hacía. No existían las computadoras cuando yo entré. En esa época ser publicista era casi como ser drogadicto. Los raros eran publicistas.”, cuenta.

_Vivir del arte

Para Gastón pintar forma parte de su ADN, toda la vida los pinceles estuvieron cerca como una forma de escape. A través de talleres privados que tomó fue perfeccionando su técnica y desarrollando un sello propio hasta convertirse en “el artista de los ojos”, como lo han definido los expertos. El arte como medio de vida llegó muchos años después, luego de una larga trayectoria como publicista, que se extendió durante 20 años y que lo llevó a ser director creativo de una multinacional.

¿Cuándo supiste que ibas a ser artista?
No puedo identificar un momento en el que haya dicho soy artista. Siento la necesidad todos los días de pintar. Toda la vida fue así. Si no pinto me muero. Es una necesidad fisiológica.

¿Se puede vivir del arte en Uruguay?
Yo vivo del arte pero fui publicista durante 20 años y lo dejé cuando empecé a vender en Europa. Primero empecé a vender en Uruguay, luego en Nueva York y después pasé a vender en París.

¿Cómo influyó la publicidad en tu carrera de artista?
Desarrollarme como publicista me sirvió para foguearme como vendedor.  Explicarle al cliente qué es lo que les estás ofreciendo, acercarte. De todas formas el arte es 100% subjetivo, te puede gustar o parecerte una m…

¿Qué opinión tenés del  arte en Uruguay?
El arte uruguayo es muy bueno. Sin embargo,no me gusta estar en el ambiente artístico, me parece medio berreta. En Uruguay se peca de falsa modestia y se castiga todo. Se castiga el pseudoéxito, ser pobre, pensar diferente.Varias veces pensé en irme pero amo vivir acá.

¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Qué te inspira?
Me  inspira la gente, observo todo el tiempo. Soy muy perceptivo. Cuando me enfrento a la tela no sé qué voy ahacer, a medida que pinto voy creando. Estoy transitando una etapa de pintar y de pintar todos los días. Cuando pinto necesito estar solo y poner música a todo volumen. Me voy a mi taller y paso horas.

¿Qué define tu obra?
Los expertos lo catalogan como desfigurativo, naif perverso. Dicen que soy el pintor de los ojos. Yo escucho y aprendo. Sí veo que hay picardía y que mis figuras no son tan angelicales, pero no me detengo en eso. Todo el mundo lo que me dice es que los cuadros le transmiten un mensaje. De hecho no saco un cuadro si no veo que tiene una intención. He tirado cuadros y los han puesto a vender en Mercado Libre. Si no me gusta no lo vendo. No tengo obra preferida, todo lo que sale me gusta.

¿Artista nace o se hace?
Cualquier maestro o profesor puede guiarte, involucrarte con las técnicas, con el lienzo.  De ahí a ser artista hay un abismo. Ser artista tiene mucho que ver con el intelecto. Una persona que no tiene un intelecto rico no puede ser un artista exitoso. La academia no es lo más importante, si sentís la vocación lo importante es la experimentación. Hace 10 años que tengo una academia y siempre les digo a los alumnos que yo no saco pintores. Les doy las herramientas, las técnicas y trato de sensibilizarlos.

“No tengo filtros, no tengo vergüenza, ni  problema de confrontar. Tengo un gran amor propio. Esto es lo que hay. Eso genera por un lado problemas y por otro lado una gran admiración.”



Romper las reglas

Verborrágico, sincero y con una energía arrolladora Gastón no tiene tapujos en hablar de sus fortalezas, criticar lo que no le gusta y arremeter contra aquello que considera hipócrita, falso o poco inteligente.“No tengo filtros, no tengo vergüenzas, no tengo ningún problema de confrontar y tengo un gran amor propio”, dice Gastón para explicar su modo de vida, que implica no mezclarse con lo que no le interesa y romper con los patrones de conducta que marca la sociedad.

 
Está casado desde hace 20 años con Verónica López, con quien tiene una hija de 11 años y un hijo de 9 años. Se conocieron en Mercedes, cuando el padre de Verónica fue trasladado como gerente de un banco. La atracción sexual y la libertad son para el artista las claves para que su relación siga vigente, en una sociedad en la que cada vez es menos frecuente permanecer con la misma pareja durante tantos años.“No creo en la fidelidad física, sí en la emocional.  Muchos matrimonios deben la felicidad a sus amantes. Creo que la sociedad está mal concebida, no somos monógamos. Esta sociedad es hipócrita. La mayoría no hace lo que dice”, señala.

Su estilo de vida implica que todos los años viaja solo durante un mes de vacaciones a algún lugar del mundo, un hábito que considera  fuera de lo común para un hombre casado y con hijos. Sus viajes son como una“licencia laboral”, en calidad de desenchufe,  y de retroalimentación de su innata búsqueda por los temas estéticos, renovando con aires exóticossu estrecho vínculo con los inspiradores avatares de su imaginación.


Sincretismo e intuición

Ubicada en Colinas de Carrasco, la casa de Gastón, que comparte con su esposa y dos hijos, contrasta diametralmente con las del entorno. Desde la imagen exteriorse puede percibir lo que allí dentro pasa.La propuesta arquitectónica va en línea directa con su filosofía de vida, la que sigue sus gustos, sin importar estilos, formas o convenciones estéticas.

Autor del 100% de su diseño interior, al que atribuye desde hace unos años gran parte de su impronta profesional, y que suma como fuerte valor agregado al arte con el que piensa los espacios. Gastón es un artista del diseño interior, un torbellino de creatividad que sobresale más allá del lienzo, con la capacidad y sensibilidad de detectar que otra cosa necesita sus pinturas una vez instaladas, sea en un dormitorio o lobby de un hotel.  Al igual que sus cuadros, la casa en forma de L no presenta simetrías ni apego por las paletas cálidas. Lo neutral para Gastón parece rendir otro culto, pero si el sutil uso de las paletas estridentes, contrastadas, jugadas, con un tinte escenográfico y con el efecto de la luz como su gran aliado, y sobre todo, con el equilibrio hecho arte en cualquiera de sus composiciones.

¿Cómo se ideó la casa?
La pensé y la dibujé yo. Una arquitecta se encargó de la documentación y presentación ante organismos, también me ayudó en darle las proporciones correctas de habitabilidad exigidas en una obra nueva. Es una casa construida con material tradicional que fue forrada con chapa para que pareciera un container. Mi idea original, que la había visto en Berlín, era cubrir toda la casa con chapa herrumbrada, pero por un tema de costos no lo pude hacer. Hace 6 años construimos una parte y la fuimos agrandando a medida que pudimos.

¿En qué basaste el diseño?
La casa está pensada para el estilo de vida que tenemos. Me gusta mucho hacer fiestas, socializar, me divierte mucho. Es un buen tributo a la vida, cosa que acá estamos acostumbrados a casarnos, tener hijos y comer pollo y se acabó la diversión. A mí me gusta conocer gente nueva, tanto joven como vieja con cabeza. Me separo del estereotipo del hombre casado con hijos.

¿Cómo concebiste la decoración?
Me gusta mucho la mezcla y me guío por el instinto. Traigo objetos de todos los lugares a los que viajo, algo que me llama la atención lo compro y lo ubico en la casa. No me gusta la decoración que es de catálogo, estructurada.  Pierde personalidad la casa. Me gusta la que habla de la persona que vive. Cada dos o tres años cambio toda la decoración.

¿Y qué hacés con lo que ya no vas a usar?
Lo regalo. Soy muy desprendido con los objetos. Me pasa lo mismo con los cuadros. Una vez que los vendo no me preocupo por saber qué pasa con ellos.

¿Los muebles cómo los elegís?
Busco mucho en remates, ferias. Algunos los diseño yo y los mando a hacer con un herrero, como las mesas y las puertas. Me encanta combinar un mueble de la abuela con un sillón Chesterfield. No sigo un estilo determinado.

 

“Una persona que no tiene un intelecto rico no puede ser un artista exitoso.”

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