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Muros protagonistas

En el punto más alto de un condominio en Londrina, Brasil, LA House asemeja a un culto a la simplicidad y a la materialidad explícita de las grandes superficies. La propuesta habla y se presenta por sí sola.

A menos de 400 kilómetros de Curitiba, Londrina es la segunda ciudad en importancia del Estado de Paraná, Brasil. En los 410 metros cuadrados de esta residencia, el talentoso diseñador brasilero Guilherme Torres ha dejado su estampa, dando rienda suelta a la materialidad de las grandes superficies.

LA House se impone como una gran caja de madera, llamando la atención desde el exterior del condominio. La casa, diseñada para una pareja joven, abolió los espacios y tabiques tradicionales. El proyecto tomó en consideración algunos factores del lote, ya que se encuentra en el punto más alto de un condominio de Londrina. Los varios metros cuadrados destinados a muros exteriores ofrecen privacidad total al lote, compuesto por una fusión de cajas y pantallas que son perímetro y casa a la vez.

En este lugar, Torres rompió paradigmas, sobre todo en la puerta de entrada a la casa, que invita a los huéspedes a caminar junto a la piscina para ingresar en el gran living de doble altura, a través del cual toda la casa converge y se comunica. En la planta baja, una pared con imágenes diseñadas con vinilos es la protagonista y se encarga de ocultar la escalera. A través de altas puertas acristaladas y pivotantes la sala de estar funciona como enlace entre el interior y el exterior.

Guilherme es un perfeccionista. Consigue una fusión tan simplista como generosa entre su arquitectura y el diseño interior. El mobiliario es la estrella de los espacios, en justa comunión con la tonalidad y diseño de las paredes interiores que, tan rectilíneas como intensas, constituyen la escenografía perfecta para los sillones vedette, el juego de sala, o el mobiliario del comedor.

La cocina está integrada a la sala y al entorno exterior. Una gran mesa de comedor formaliza el “área de jantar” y la integra con la sala, en la que unos pocos sillones de gran tamaño y mesas bajas de diseño contemporáneo conviven en monocromáticos, con toques de celestes y amarillo. La mesada de elaboración es el punto focal, transformándose en el centro donde se almacena, se cocina y se distribuyen los ambientes. Espaciosas alacenas bajo mesada resuelven el guardado de utensilios, y en la pared un gran nicho en L con estantes para la losa a la vista y demás accesorios culinarios, incorporando también allí lo propio del bar.

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En la planta superior, el dormitorio principal se presenta separado del salón por una pared de cristal, con baño y closet integrados.

Este salón, situado junto a la escalera, funciona como un pequeño espacio de oficina. Una suerte de pasarela vidriada comunica visualmente los espacios y participa del gran living.

Cierre La apuesta se basó en muros simples y pocos materiales, que utilizados con personalidad confieren generosidad y un toque atemporal a este proyecto, pensado para facilitar la vida y demostrar que es posible lograr estética y confort a partir de una apuesta menos compleja.

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