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Formas que se atreven para exhibir la vestimenta que consumimos (PARTE1)

Las innovaciones en el arte de mostrar para vender datan desde principios del 1900 en las tiendas Selfridges de Londres, primeras en posicionar el producto como una experiencia diferenciadora, reflejo del poder adquisitivo, y donde el consumidor comenzó a ser visto como centro de atención para el vendedor, pasible de ser cautivado desde la vidriera por el reflejo de espejos estratégicamente colocados, o por una exposición de pañuelos. Pero ya sobre 1849 en la capital británica, Harrods irrumpía la escena con un gran almacén, partiendo de su primera y pequeña tienda. Incluso en 1673 se fundaba Mitsukoshi en Japón, tienda especializada en kimonos que lograba innovar llevando a sus clientes a un local en vez de vender puerta a puerta. ¿Serían estos los inicios del diseño del espacio como necesidad física donde anclar la identidad de una marca?

Hasta hoy día, la arquitectura y el diseño de interiores evolucionaron en paralelo para que una marca de ropa no solo se apoye en el incipiente mundo del escaparatismo, sino que además el propio diseño del espacio plasme el concepto de la grifa. Esto no solo se materializó modernizando arquitectónicamente antiguos edificios o generando nuevos, sino salvaguardando el delicado encastre entre la marca y el concepto que quiere transmitir, nicho en el que el interiorismo comercial puso énfasis creativo en las formas de los elementos del equipamiento, sin estridencias, sino con asertiva frescura y espíritu entusiasta sumamente jugados.

En Montevideo, inteligentes estilismos fueron puestos al servicio de la exhibición de la vestimenta femenina, en particular las marcas de ropa se apoyan en la exhibición de sus prendas a través de escaparates y otros recursos estratégicos (como agrupar productos por tipo, distanciar por color, exhibir outfits completos, etc) , pero también en la composición creativa de la marca mediante objetos decorativos, paletas de colores y materialidades tan nobles como visuales, para recrear a través de concesiones espaciales lo que la marca quiere trasmitir a sus clientes, enmarcados también en las tendencias “de moda” en decoración y mobiliario.

El usuario tiene en la tienda de ropa una comprensión del tiempo y otra del deseo o necesidad del producto, la venta es el artilugio donde una mezcla de herramientas son parte del todo que lo define: producto, servicio y espacio que le da cabida al ecosistema de un local de indumentaria. Esto claramente redobla validez y prestigio a las marcas que apuestan al discutido pero intransferible vínculo material entre producto y cliente, mientras que la compra online prospera a pasos agigantados, rankeando como nuevos códigos de consumo, la posibilidad de tocar y probarse una prenda es el ápice que las marcas jóvenes apuestan a brindar a sus clientes.

Tres estudios emergentes construyen los sueños de tres marcas emprendedoras de indumentaria de Uruguay, a través de sus locales ubicados en Centro y Punta Carretas. ¿Los resultados? Tres locales que repletos de precisión, acentos de diseño y gran nivel de detalle, generan en el consumidor la certeza de una identificación con una grifa. Las autorías de estos proyectos y sus ejecuciones de obra proceden todos de profesionales y proveedores uruguayos.

 

SÁLVORA
por Estudio Blanes

Proyecto: Antonella Abaldo + Fernanda Pucciano
Fotos: Santiago Chaer

El concepto de sofisticación descontracturada fue el punto de partida para crear el diseño de este local de Sálvora, en Ellauri 507 (Punta Carretas), que reafirma la imagen de la marca en este nuevo espacio, anteriormente ubicado en la calle Cavia.

“Todo el espacio se trabaja con armonía y sutilezas, en el sector del mostrador provocamos un mayor contraste, sumando mármol botticino, gris sólido, campanas orgánicas doradas y un toque de vegetación”, describe Abaldo, quien en conjunto con Pucciano (ambas licenciadas en diseño de interiores) transformaron en tan solo un mes (entre proyecto y realización) un espacio de 45 m2, finalizado en mayo de 2021.


La idea de un diseño simple, puro, neutro en colores y materiales con toques dorados, ayuda a enmarcar la prenda pero no distrae la atención del producto exhibido. Se diseñó el equipamiento que promueve formas dinámicas de circulación entre percheros y exhibidores de diferentes formatos y alturas.

Interiorismo y moda se transforman en una unidad para que en cada rincón se respire Sálvora, indumentaria casual compuesta por prendas que responden a la ecuación tripartita para clientas que valoran la calidad, los tejidos de lujo y el corte de las prendas: simpleza-purezanobleza.

Actualmente, Estudio Blanes es dirigido por Mag. Antonella Abaldo, diseñadora a cargo y fundadora del estudio.

Continúa en PARTE 2.

 

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