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El primer Jardín Botánico de EEUU

3a puente colgante

Desde sus antiguas y elegantes casas hasta los más modernos edificios, desde sus barrios tradicionales conjugados con un exquisito paisaje urbano contemporáneo, Boston se distingue por su refinada arquitectura y es una ciudad preferencial de los turistas por la infinidad de atracciones que ofrece. Una de ellas es el Jardín Público, un encantador espacio abierto de 10 hectáreas inmerso en el corazón de esta metrópolis. Te invitamos a descubrir y recorrer desde adentro este maravilloso parque.

Fundada como un poblado en 1630, Boston es una de las ciudades más antiguas de Estados Unidos que invita a cualquier visitante que tenga un calzado cómodo a recorrerla de punta a punta, para apreciar sus casi cuatro siglos de historia, plasmada en granito y ladrillo. Sin embargo, Boston es mucho más que historia. Es un centro educacional y refugio de pintorescos barrios, museos, restaurants, negocios y parques.

Exactamente en el centro del cuadrado formado por las calles Charles, Beacon, Arlington y Boylston se despliega, con una variada gama de colores, el Jardín Público de Boston, conocido localmente como Public Garden. Fue fundado en 1837 por un grupo de ciudadanos que se encargaron con esmero de cubrir con plantas ornamentales lo que era -en aquel entonces- un terreno pantanoso. Se utilizó tierra traída de Needham, Massachusetts, y para 1856 el área había quedado definida. Cuatro años más tarde el arquitecto George Meacham fue contratado para diseñar su actual morfología, tras haber ganado el primer puesto en la Competición de Paisajismo Público, celebrado ese mismo año.

Reconocido como el primer jardín botánico del país, este parque se convierte en un paseo ideal para turistas y locales que buscan conectarse con la naturaleza o, tal vez, cambiar su recorrido cotidiano por el asfalto. Los admirables canteros que escoltan los caminos dentro del jardín son replantados al inicio de cada primavera y verano, con diversas variedades de rosas, bulbos y arbustos. Siguen el ejemplo los innumerables tulipanes que abrazan las esculturas de bronce, siendo protagonistas de cientos de fotos diarias durante las dos primeras semanas de mayo. La mayor parte de las especies que visten el jardín crecen en catorce invernaderos, dirigidos por el Departamento de Parques y Recreación de Boston, para luego ser trasplantadas a su nuevo hábitat.

Sauces llorones, olmos americanos y europeos, castaños de Indias, robles, hayas, ginkgos y una secuoya roja de California son algunas de las 125 especies de árboles nacionales e importados que visten todo el jardín, regalando a los visitantes un renovado aire diario. Como buenos testigos del tiempo, ellos delatan el paso de las estaciones. Los tonos verdosos predominan durante las primaveras y los veranos, pero sin duda la temporada vedette es el otoño, cuando todo el paisaje se torna amarillento y naranja y las hojas se transforman en una acolchonada alfombra para los caminos. Un consejo: ¡lleve cámara en mano y controle su pulso!

La atracción central es el lago de forma irregular que atraviesa el jardín y se extiende a lo largo de 4 hectáreas, rodeado por sauces llorones y habitado por patos y una pareja de cisnes. En una de sus orillas se encuentran estacionados aquellos vehículos característicos de tantas postales de Boston: los botes-cisne o swan boats, como se los conoce allí. Inspirado por la ópera medieval alemana Lohengrin, de Wagner -en la cual un caballero simula cruzar un río a bordo de una canoa conducida por un cisne, para salvar a su princesa-, Robert Piaget fue el diseñador de estos botes a pedal, que funcionan en el lago desde 1877. Con capacidad para 20 pasajeros, los paseos de 15 minutos dan la posibilidad de deleitarse con el exquisito paisaje del parque.

Como si fuera poco, el jardín también tiene un espacio pensado para los chicos. Llegando a la entrada donde cruzan las calles Charles y Beacon, ocho patos esculpidos en bronce, por Nancy Schön, rinden homenaje al cuento clásico para niños Dar paso a los patitos, best seller del escritor Robert McCloskey en 1941 y que narra la historia de una pareja de patos que decide criar a sus patitos en una isla del lago del Jardín Público.

Este espacio verde en el corazón histórico de la ciudad sigue siendo un punto de encuentro para la gente, y por más de 350 años ha sido el centro de la vida civil en Boston. Es un sano refugio para aquellos que buscan belleza y descanso en el denso ambiente urbano.

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