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“El secreto es la base”

Por Triana GAMARRA

Una vez fui a averiguar por sommiers en varios locales de la ciudad, hasta que llegué a uno donde la vendedora muy amablemente (sin ironías) me realizó una serie de preguntas, hasta que llegó a la conclusión que “el secreto de un buen dormir está en la base”. Con toda la explicación que vino luego, le creí. Así que ahora sólo transmito este arte de elegir un buen sommier.

 

1 – La base soporta distintos puntos del cuerpo y mantiene, junto al colchón,  la curvatura natural y relajada de la columna. Por eso debe ser firme, con un mínimo de seis patas. Puede ser metálico o de madera. Las patas metálicas suelen ser más económicas, siempre dependiendo del material utilizado. Las de madera son más robustas. Siempre hay que tener en cuenta el grosor, cualquiera sea el material.

 

2 – Si la base es tapizada, procurá que la tela sea transpirable. Una tela de menor calidad o sin esta tecnología puede generar un sobre exceso de calor, desgaste de la tela y de la base y una mala higiene que puede afectar nuestra salud. De lo contrario lo ideal es “airear” la base y el colchón de manera habitual para evitar inconvenientes.

3- El sommier con láminas de madera permite una mejor adaptabilidad del cuerpo. Se deben usar colchones con telas que permitan la ventilación, como los de viscoelástica. Las láminas de metal, como siempre, son más económicas pero menos resistentes.

La firmeza del somier dependerá de la cantidad de láminas y su grosor. Para ocasiones donde queremos tensar ciertas partes del cuerpo, podemos independizar las láminas del sommier y focalizar en la zona deseada.

4 – Las rótulas, son las piezas que unen y sujetan las láminas a los bastidores. Los materiales pueden variar, las de caucho son más resistentes y flexibles y están recomendadas para colchones viscoelásticos o de látex. Mientras que las de plástico son más rígidas.

Pero más allá de todo secreto, a la hora de elegir donde vamos a dormir, lo mejor es optar por la comodidad y salud de nuestro cuerpo.

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