Por Triana GAMARRA
Esta regla es una guía para decorar de manera equilibrada y destacar los puntos que más te gusten.
Primero hay que elegir tres colores: el dominante (60), el secundario (30) y el de acento (10).
El color dominante suele ser el color de las paredes aunque lo podés aplicar en otros lugares, siempre que cumpla la regla de ser el 60% del espacio.
El color secundario, lo podemos aplicar en el mobiliario y/o grandes textiles como alfombras y cortinas. La idea de esta regla no es destacar uno más que otro, nos puede pasar que tenemos un sofá de color llamativo, para esto el dominante debe acompañar y destacar el color secundario. Por ejemplo una pared neutra con un sofá en tono mostaza.
El color acento, es el toque final. El color de los complementos, detalles y pequeños elementos. Almohadones, cuadros, decoraciones, flores, etc. Ya que destacan de todo el conjunto no hay que abusar de ellos y cumplir con el 10% de la proporción. Nos puede pasar que tenemos más de un color de acento, lo ideal es reducirlo a dos que sean complementarios o secundarios.
Lo divertido es jugar y combinar, ¡Animate!
