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Montevideo se dio el LUJO

Federico BOUVIER y CUERO PRODUCCIONES

Los interiores de Hyatt Centric Montevideo parecen haber arribado en una caja hermética, que se abrió e instaló allí con un calce perfecto en la envolvente arquitectónica. Pero nada de esto pasó. Es apenas una ilusión que no distorsiona lo magnífico de la realidad.

El porte exterior del edificio de trece pisos que balconea con la mejor vista a la playa Pocitos, encuentra en el interiorismo el ágape conceptual más distinguido, con resoluciones contemporáneas llevadas a cabo con gran claridad, innovadoras decisiones plasmadas en diferentes texturas, en la iluminación, en el arte y el mobiliario escogido. El diseño interior se cuela en todas las dimensiones y es imposible no profundizar en él desde el lugar de las sensaciones.

El proyecto de arquitectura y su ejecución estuvo a cargo de WSW, firma que lideran los arquitectos Ricardo Weiss, Néstor Sztryk y Daniel Weiss, estudio que desarrollando emprendimientos de calidad y alto valor inmobiliario desde hace 40 años, ha sumado experiencia y desafíos  a la arquitectura uruguaya. Como es natural en proyectos de este porte, se conformó ya en las primeras etapas un equipo multidisciplinario que tuvo a cargo todos los aspectos específicos del proyecto de interiorismo. Roy Davies (Concepto y Project Manager), el arquitecto Gabriel Raij (Arquitectura WSW), el interiorista Sergio Echeverría Edwards (experto en hotelería internacional), las arquitectas Ruth Braun y Vivian Cohn de Vivai – División Hotelería, la diseñadora de interiores Liliana di Lorenzo (escenografía, luminotecnia y artes plásticas), y el arquitecto Juan Carlos Fabra (iluminación), fueron quienes lograron sorprender y generar instancias que reproducen vivencias de nuestra propia casa.

A los efectos de este artículo, compartimos los testimonios de algunos de los profesionales actores de este proyecto, haciendo incapié en los espacios principales

“Se buscó que cada huésped y visitante encuentre su rincón como lo hace en su casa, dándole sentido de pertenencia y comodidad”. Arq. Gabriel Raij.

Un huésped, una experiencia estética

El concepto innovador de la propuesta va de la mano de lo que el viajero actual espera en un hotel con carácter, cumple con todos los requerimientos de la cadena a nivel internacional y ofrece una propuesta de experiencias locales a través del arte, el interiorismo y sus materiales, de la gastronomía y otros detalles a ser descubiertos a lo largo del hotel”, comenta Raij.

La ubicación lo hace singular. En la primera línea de la parte más alta de la bahía de Pocitos, este predio de 2.500 metros cuadrados, es el resultado de la búsqueda de un lugar único para la instalación de la exitosa cadena hotelera, que tal como acostumbra internacionalmente, prometía un proyecto espectacular. La obra comenzó en junio de 2012, luego que el equipo de proyecto arquitectónico lo definiera como “un gran desafío: responder frente a la ciudad y al entorno de Pocitos con una imagen sobria, que se integra al paisaje con respeto y modernidad”.

En su interior, las alturas estremecen por lo agradables y para nada intimidantes en el hall de acceso, con impactantes estructuras que definen sectores de bibliotecas que protagonizan El Corner, lounge contiguo al acceso. En Plantado, el restaurante, una cocina abierta ofrece platos regionales de autor. Allí, las estancias para los comensales dejaron atrás la uniformidad en estilo y ubicación del equipamiento, dando paso a locaciones personalizadas y diferenciadas a través del mobiliario, de líneas frescas y casuales enfatizadas por un amplio lucernario que cubre de luz un árbol interior. Todo oficia de platea desde donde una barra de baja altura (como la de una mesada tradicional) y con gran permeabilidad visual  de los elementos culinarios y de la elaboración misma, es el marco del escenario donde todo sucede gastronómicamente, para dejarse contemplar como una obra de teatro.

En la planta baja, Deli se presenta como una cafetería donde la sola presentación de los productos artesanales de la panadería, reinventan el estilo almacén y aducen a una muy cuidada elaboración, disponible no sólo para los huéspedes del hotel, sino con acceso independiente desde la rambla. Contiguo al mismo, en Moderno Bar, se refleja una estética metropolitana, desde el revestimiento en azul intenso y los comics, hasta las exclusivas piezas de cristalería.

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Con una impronta urbana muy especial, el concepto de sentirse como en casa trasciende y logra plasmarse tanto en la magnitud edilicia como en la definición espacial de los diferentes y atractivos espacios de la planta baja. “El diseño del hotel intenta generar una experiencia en los huéspedes, que el visitante tenga desde el primer instante la sensación de pertenencia, y a su vez perciba la cultura y arquitectura uruguaya, a través de un diseño acogedor y sofisticado pero no pretencioso”, reflexiona Raij.

Raij precisó algunos aspectos importantes del proceso y el resultado. Por un lado, se encuentra el vínculo que el hotel pretende establecer con la ciudad. “A través de la arquitectura y el interiorismo se buscó crear un hilo conductor que generara una diversidad de espacios distintos conservando al mismo tiempo una fuerte identidad propia. Conceptualmente es un hotel abierto a la ciudad, que busca que todos sus espacios públicos sean utilizados por huéspedes y por sobre todo, los montevideanos”. Por otra parte, se encuentra lo que refiere al carácter local y cultural de Montevideo de los recursos y líneas de revestimiento seleccionados. “Las maderas en los pisos, las baldosas de mármol y de cemento hidráulicas, las estructuras en hierro y los revestimientos en revoque imitación ‘Piedra Paris’, son todos elementos típicamente representados en la arquitectura e historia del Uruguay. La diversidad de materiales ha sido una impronta para lograr espacios con escala humana, ricos en sensaciones y texturas”.

Las propuestas gastronómicas le dan al hotel un condimento estético no solo a nivel de huéspedes. Se trata de conocer, visitar y disfrutar los distintos platos en cada uno de sus espacios (Deli, Moderno Bar, Plantado Cocina Abierta) a través de un layout que permite visuales y fluidez de un ambiente a otro.

Los interiores, luminosos y comunicantes, generan fluidez visual y espacial. La funcionalidad y las instalaciones se complementan con el diseño interior para lograr “una experiencia única”. En ese sentido, el arquitecto explicó que las habitaciones siguen la línea con una propuesta amplia, dinámica y cálida que rompe con los planteos convencionales.

De esta manera, Hyatt cubrió un nicho específico en la valoración del diseño a través de la hotelería, y la interpretación por parte de los profesionales que lo concibieron habla de un esquema que se aleja de las reglas tradicionales en cuanto a la vivencia de los espacios. “El diseño arquitectónico y el interiorismo se desarrollaron con el fin de presentar una propuesta hotelera actual, enfocada en generar un hotel con diseño, calidez, calidad y  adaptado a lo que busca el visitante hoy en día. La Marca Hyatt Centric tiene su foco en la experiencia de sus visitantes como clave del éxito de la marca, lo que logra a través de una propuesta que pone en valor las claves del destino donde se instala y un excelente servicio. En nuestro caso, inmerso en medio de Montevideo, propone un interiorismo que busca destacar el arte nacional a lo largo de todo el hotel, acompañado de texturas y terminaciones que hacen alusión a lo que interpretamos como propio, local, que representa nuestra historia”, concluye Raij.

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El lado femenino del interiorismo

La participación de Liliana Di Lorenzo marca un punto alto no solo en su trayectoria como diseñadora de interiores, sino en su misión dentro del equipo, que fue diseñar además de coordinar el planteo ejecutivo de interiorismo en permanente diálogo con el proyecto de arquitectura de los interiores. Una delgada línea que parece no existir entre ambos enfoques, pero que con una visión integradora logra una fusión perfecta.  Liliana ensambló desde este rol el toque femenino en la tarea de embellecer un espacio, con las vertiginosas herramientas que el diseño actual ha puesto a disposición, y procurando el equilibrio exacto entre creatividad, presupuesto y plazos. Al consultarle sobre el giro que el diseño local ha tomado, asegura que fue necesario mucho más que el paso del tiempo para la comprensión del significado y los atributos del diseño. “Por fin se ha logrado, gracias a la educación y a la profesionalización a través de las carreras que ofrecen especializaciones en diferentes disciplinas del diseño. Por otro lado, el rol de la información que decanta de las redes y los viajes frecuentes propician la difusión del valor agregado del diseño como un componente que puede mejorar la calidad de vida. Disponemos de una oferta indiscriminada de productos y tendencias. Nuestro trabajo como diseñadores es como el trabajo de un editor, filtrar y sintetizar con criterio profesional cuales son las mejores soluciones para cada cuestión de diseño, sumando a la vasta información nuestra creatividad, conocimiento y experiencia”.           

Al recorrer el edificio desde su planta baja, donde todo lo anecdótico sucede, hasta los pisos superiores, que revelan mayor privacidad, resulta visible que los proyectos de arquitectura interior y de interiorismo, se desarrollaron casi en simultáneo. “La decoración no supuso un trabajo posterior o de agregaduría. La interrelación fue constante, como es necesario para programas de este tipo y dimensión”, comenta Liliana, desmitificando a su vez la sensación de total libertad que en general se asocia al proceso creativo desde el lado de quien propone, ya que todo lo proyectado debió respetar parámetros establecidos tanto por la cadena como por sus propietarios. “Contrariamente a lo que se supone acerca del libre albedrio creativo del interiorista y el decorador, un proyecto corporativo no puede desatender las especificaciones funcionales, técnicas y los conceptos de marca que hacen al ser de la fórmula del negocio”.

Hubo espacios para adherirse a las normas que corporativizan el diseño a nivel internacional, pero también otros en los que reformular y dar localidad representó un gran reto, y por cierto la gran expectativa que muchos contemplaron ya desde el momento de la apertura: “El desafío creativo fue un ejercicio bien interesante, puesto que se buscó la más alta calidad de diseño de los espacios dando respuestas a una marca que busca innovar y diferenciarse, siempre dentro de las restricciones objetivas citadas”.

“La particularidad de este lugar, que lo asemeja a un hotel boutique pese a ser un establecimiento miembro de una cadena, es el ‘look and feel’”, especifica Di Lorenzo.

La diseñadora explicó que “para recrear un ambiente a escala residencial fue necesario evitar la imponente percepción de una gran nave donde el ojo puede abarcar el todo desde el acceso”. En ese sentido, priorizó el concepto de vivencia en el recorrido, el descubrimiento gradual de los diferentes lugares, alentando la sensación de transitar una experiencia.

“Cada espacio es una situación de uso diferente ligada por un hilo conductor. La piel interior del edificio y la iluminación cambian según el concepto de cada lugar (recepción, bar, loft de lectura, restaurante, cafetería), pero mantienen algunas constantes argumentales. Se desarrolló una síntesis de recursos de diseño que dieron carácter al interiorismo (sin apelar a referencias textuales a nuestra arquitectura tradicional sino realizando abstracciones), claraboyas y rejas vidriadas, pisos de damero, baldosas calcáreas, piedras, revestimientos en maderas y estucado, además de otras referencias a nuestra identidad, incorporando obras de artistas uruguayos, que resaltan los valores de todo cuanto nos pertenece”, señaló.

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“El sesgo local permitió generar un interiorismo un tanto disruptivo, generando una atmosfera “home” y evocadora de las imágenes de Montevideo y de nuestra cultura.”

 

Di Lorenzo apuntó que para las habitaciones y sectores específicos de las áreas comunes “fue clave la cooperación de Vivai en su división hotelería, poniendo a disposición  su experiente conocimiento en mobiliario contract de alta gama”. La búsqueda de las mejores piezas no solo se realizó a partir de sus extensos catálogos de productos, sino que además “incluyó viajes específicos por Europa y Oriente para verificar de primera mano tendencias, materiales y fabricantes. Fue preciso atender exhaustivas especificaciones de la marca hotelera respecto a calidad y resistencia, además de considerar que todos los muebles debían presentar altos estándares en diseño contemporáneo y confort. Debía integrarse además en un todo de acuerdo con la estética y función para cada ambiente”.

En cuanto a los equipamientos empotrados y algunas piezas de mobiliario en las áreas de bar, restaurante, hall y algunos detalles en salones, Di Lorenzo optó por “soluciones a medida, entendiendo que este podía ser un componente que apoyara el concepto de identidad y ‘look and feel’  local. Para lograrlo, fueron planeadas especialmente y ejecutadas en talleres uruguayos y de la región, muchas piezas de acento ecléctico que funcionan como trozos de memoria de las tradicionales casas montevideanas. También algunas alfombras, luminarias y herrajes fueron objeto de diseño local, tratando de transferir en pequeños detalles de inspiración lo nuestro, una  impronta de lo exclusivo, hecho a mano y a medida”.

La llegada de Hyatt confirma el creciente posicionamiento del país como destino turístico y de negocios, un destino estable y seguro para las inversiones del más alto nivel para la región. Una vez más, se realiza una conquista interiorista de primer nivel, lograda en base al compromiso y aptitudes de un elenco multidisciplinario, que fue capaz de desarrollar un trabajo en equipo muy complementario cuyos resultados están a la vista, en plena rambla de Pocitos.

 

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