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Transformación de una PREEXISTENCIA

Fotos Javier Agustin ROJAS

El ex Mercado Central tiene un nuevo sentido para todos los uruguayos. Un edificio con otro uso, otra imagen y un vínculo ciudadano, resplandece en una manzana de
gran importancia urbanística en la Ciudad Vieja.

El Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) es una institución financiera multilateral, conformada por diecisiete países de América Latina y el Caribe, España y Portugal, que brinda apoyo al desarrollo sostenible de sus países accionistas y a la integración regional. En 2012 realizó un llamado a Concurso Nacional de Anteproyectos para su sede Región Sur en Uruguay del que resultó ganador el proyecto presentado por el Estudio LAPS Arquitectos, integrado por Carlos Labat, Pierino Porta y Nicolás Scioscia + el Arq.
Fernando Romero.

 

El jurado compuesto por Elisa Silva, Hugo Gilmet, Francisco Bonilla y Luis Zino; presidido por Rogelio Mayorca y Roberto Villamarzo en calidad de asesor, evaluó las propuestas presentadas sin prejuicio respecto a la conservación o demolición del edificio existente. Los proyectos oscilaron entre los que definían el espacio público urbano al exterior del edificio, generando una “plaza”, a otros en los que se incorporaba el interior del edificio, conformando un “recinto”; ambos tipos de planteo con diferentes alternativas de vínculos, apropiaciones, cualidades de uso y apertura pública. Al decir del propio fallo del jurado, el proyecto ganador, entre otras cosas “participa francamente del entorno como situación creíble de uso de la ciudad con escala adecuada y controlable; valora la continuidad peatonal con las zonas más consolidadas del  entorno inmediato (el Teatro Solís y la calle Bartolomé Mitre); atiende responsablemente las condiciones de sustentabilidad; ejerce una eficiencia programática y funcional; y aborda acotadas intervenciones para favorecer la reutilización de la estructura del antiguo edificio del Mercado Central”. El fallo final no escatimó en definir la calidad arquitectónica del proyecto vencedor como “simple y contundente, con un carácter unitario que alberga diversas funcionalidades y se materializa a través de una imagen de permeabilidad y luminosidad representativa de las instituciones. En un entorno cargado de tensiones, fuertes simbolismos y presencias de diversos lenguajes, la propuesta apunta a una solución conciliadora, con una cierta neutralidad formal y consistente”.

En estos apuntes, los arquitectos autores del proyecto nos relatan, en primera persona, el proceso involucrado en el desarrollo de las ideas que estuvieron atrás del edificio que protagoniza la tercer generación de intervención en el sitio, y lo hacen con una exquisita síntesis profesional desde su abordaje teórico al resultado que se propusieron lograr.
En diciembre de 2018 la CAF inauguró su sede en Montevideo. Formando parte del complejo, se instaló allí Cinemateca Uruguaya y el tradicional bar FunFun, que mantuvo su ubicación con una imagen renovada, pero con la misma esencia, quedando pendiente hasta el momento, los estacionamientos públicos que serán concedidos a privados.
Nos remitimos en principio a la lectura que los integrantes del estudio hicieran en aquel momento sobre la relación de los espacios públicos y privados en tanto conjugación/yuxtaposición entre vacíos y llenos.
“Un edificio ciertamente vaciado de funciones, donde solo permanecía el Comunal 1, la organización Mundo Afro y el bar FunFun. El espacio público circundante se encontraba deteriorado, escasamente calificado, y aquello que había sido denominado ‘Plaza del Mercado’ -entre el Mercado Central y el Teatro Solís- había alcanzado tal estado de vaciamiento y pérdida de su vocación, que difícilmente podía verse a alguien paseando o recreándose por la zona; cosa que no siempre fue así. Este es un sector de la ciudad, altamente cargado de símbolos, con la presencia de edificios de mucha relevancia urbana, y otros con gran arraigo en el imaginario colectivo como el Teatro Solis, el Palacio Salvo, la Plaza Independencia, la Iglesia Matriz y la Plaza España (como punto importante de la Rambla Sur) entre otros, a los que se fueron sumando con el tiempo, edificios modernos como la Torre de Presidencia. Todos estos ejemplos acentúan lo complejo del encuentro entre la ciudad vieja y la ciudad nueva, con carácter y estado totalmente distintos. Sin embargo, algo tienen en común, y es justamente la vocación pública o semipública.

 

Se conservó la estructura del
edificio existente, sintetizándose
en una propuesta arquitectónica
la relación entre permanencia y
transformación.

En lo que refiere a las decisiones proyectuales adoptadas a lo largo del proceso de diseño, la definición del programa es lo que originó la solución implementada de la separación volumétrica del edificio, cuyo análisis más trascendente se basó en descifrar con precisión los grados de privacidad que tenía cada uno. En el proyecto CAF, justificadamente nombrado así por ser el gran promotor de esta obra, en realidad conviven varios programas y varios actores. La pregunta que nos hicimos entonces fue, como hacer convivir estos programas, a priori tan distintos. Algo si teníamos claro o definido para hacer, y era que queríamos un único edificio. Pretendíamos lograr una imagen de unidad.

El espacio para CAF propiamente dicho abarca 10.350 m2, destinando a la Intendencia de Montevideo otros 3500 m2, Cinemateca Uruguaya 1.400 m2 y el bar FunFun 250 m2. Cada uno con sus características particulares”.

La apertura de lo privado
CAF no se define como un programa netamente privado, pero sobran razones para decir que un edificio de oficinas de las características de este Banco, es casi exclusivamente privado. “Se incluye un auditorio que empieza a tener fuerte contacto con lo público desde el hall de acceso principal. Anexos a este, se encuentran los servicios higiénicos que sirven a todo el nivel, y al público visitante que puede hacer una recorrida totalmente libre por la galería de arte (extensión del hall), que se encuentra sobre la fachada que da hacia la calle Ciudadela en este mismo nivel.

Llegar a esto no fue fácil. Si bien en el programa se solicitaban todas estas áreas, no estaba definido el carácter real que iba a tener cada una de ellas. Y es muy importante tener conciencia de estos aspectos, porque es fundamental para manejarnos en la toma de decisiones que hacemos diariamente cuando estamos proyectando, pero por encima de todo, cuando intercambiamos nuestras ideas y anhelos con el cliente.

Completan el programa de este nivel, salas de reuniones que también tienen mucho contacto con el mundo exterior (no solo el físico, sino virtual),  y una sala de Directorio que sirve para las reuniones de los ministros de los países miembros.

En las plantas superiores el programa se privatiza enteramente. Oficinas de ejecutivos, directores, representante y presidente y más salas de reuniones por piso. Toda la planta del nivel 1 se estructura en torno a un patio central que le inyecta luz natural durante todo el día, además de otorgarle un espacio de contemplación y de contacto visual con el verde. Hacia abajo, nuevamente áreas privadas y semiprivadas que son la entrada de todos los servicios, estacionamientos, comedor, gimnasio, etc”.

Nueva identidad para el cine
Por su parte la Cinemateca Uruguaya quizá esté en el otro extremo del mundo de lo público y lo privado. “Como programa cultural, no solo fue pensado con ese carácter, sino que para nuestro beneplácito, la institución está haciendo grandes esfuerzos por tratar de romper las propias barreras físicas que por momentos una construcción genera, haciendo una gran gestión de las redes sociales e incluso promoviendo el uso del espacio público exterior, propio y adyacente, como forma de pensar la relación espacial a la inversa. Es decir, ya no es solo el espacio público ingresando a los bienes confinados de una edificación, sino que es el propio programa el que saca su actividad para proponer y promover el uso de ese espacio exterior.

Es bastante conocido el formato de cine a pedal que realiza desde hace unos años la Cinemateca, pero su proyección no termina ahí. La sinergia que se está generando por ejemplo con el Teatro Solís, está siendo tan buena y próspera, que el festival de cine pasado lo inauguró en la sala principal del teatro, y luego incluso, pasaron funciones de la programación durante el festival. Es nuestro anhelo como generadores del espacio, que esta vibración positiva que generan estos esfuerzos de la Cinemateca, se empiecen a ver reproducidos en las áreas definidas por el proyecto. Resultados de este tipo, serian por demás satisfactorios y empujarían a incorporar estos espacios de un modo más abierto a la comunidad. Son áreas nutridas de funciones que tienen la posibilidad de sumar otras nuevas.

En cuanto a su programa, Cinemateca consta de 3 salas de cine con aproximadamente 400 butacas, un sector de oficina para personal de la institución; archivo, cafetería, y servicios necesarios”.

Una bebida que forjó la tradición
Fotos Ignacio TURELL
Por su parte, el bar FunFun es una de las áreas más chicas, no obstante, no deja de tener su impronta en el conjunto, por su ubicación y también por su historia; aspectos que hacen de esa esquina un lugar muy concurrido por las noches. “Aparte de las obvias instalaciones de un bar de este tipo, caracterizadas por su salón repleto de cuadros, camisetas fotos y banderines, se dispuso de una terraza techada donde se pueda tener una expansión de sus actividades hacia el exterior. Estamos seguros que en un futuro próximo también va formar parte de los posibles eventos que se puedan desarrollar en el patio de acceso central. Por ejemplo, podemos imaginamos una noche de tango al aire libre”.

En la nueva ‘cáscara’ se trabajó en conjunto con los propietarios, aconsejando y preservando la esencia del lugar, incluso la disposición interna del local se mantuvo como en el original, donde el sector de la barra está enfrentado al estrado para los shows de música en vivo. También se conservó el mobiliario original e incluso el logo en el cemento, como sello de pertenencia histórica de un bar tan entrañable para los uruguayos y muy atractivo para todo extranjero que visita la Ciudad Vieja.

Un patio urbano
“Nos encontramos con un edificio altamente urbano, con una fachada de casi 100m de largo de una mixtura programática interesante, no solo por la complejidad de la articulación entre ellos, sino también por la relación directa que hubo que tener con cada uno para poder lograr lo mejor posible para el conjunto, en base a los intereses particulares.

Una vez instalados en la realidad del concurso, las bases, su programa, la preexistencia, la carga histórica y un gran etcétera, debimos adoptar decisiones para poder desarrollar una idea que por lo menos, en aquel momento, provocara el interés de un jurado. Es así entonces, que nos pusimos a trabajar sobre la idea de separar los programas y ver como lo traducíamos en volumen, en espacio y en forma física. Así fue como todas las tensiones desaparecieron y todo se empezó a acomodar de una forma más natural.

Habíamos tomado, a nuestro entender, una gran decisión que abriría camino a muchas otras que luego irían llegando para completar un proyecto arquitectónico de esta escala y complejidad. Por ejemplo, sabíamos que una vez separados los volúmenes había aparecido un nuevo espacio que no era cerrado, pero que tampoco estaba destinado a ser enteramente abierto, como cualquier plaza pública o espacio público abierto. Se había definido lo que denominamos en aquel momento un patio urbano. Un espacio que queríamos fuera un estructurador/articulador de los distintos programas que de él se alimentan y que a la inversa lo retroalimentan.

En resumen, las estrategias de desarrollo fueron: conservar el edificio existente, separar los programas físicamente, densificar el desarrollo horizontal del edificio, generar una plataforma común de espacios públicos y semipúblicos, incorporar espacio público al interior del volumen edificado y unificar geométricamente los programas antes separados. Un aspecto importante para el desarrollo del proyecto y ejecución de la obra, es que se tomaron en cuenta aspectos asociados a la sustentabilidad y la eficiencia energética. Todo el esfuerzo destinado en esa dirección llevará al proyecto a obtener una Certificación LEED©“.

Fomentar el tránsito de peatones
Lo solicitado específicamente por la IM se compone de casi 150 plazas de estacionamientos para un sector de la ciudad altamente congestionado en cuanto tránsito y con escasez de lugares para estacionar. “Adicionalmente al estacionamiento, se incluyen un ‘bicicletario’ público, con servicios sanitarios y vestuarios. Esta área del programa va a ser concesionada a un tercero, por lo que pronto estará operativa. Simplemente a modo de remarque, este sector tiene un carácter netamente público, aunque la concesión termine siendo privada. Las áreas de estacionamiento se ubicaron por debajo de la cota 0 y hacia arriba el resto de las áreas del programa”.

 

La planta baja estuvo Destinada
a convertirse enteramente en contenedor
de funciones directamente vinculadas con
el exterior.

Los vacíos del edificio
Por último, y ya más enfocados en la relación de los espacios abiertos o vacíos del proyecto con el lleno edificado, se suceden áreas definidas de uso estrictamente público. Algunas pertenecientes al mundo de las aceras, calzadas o plazas más convencionales y otras con la intención de generar un aporte distinto a lo que existe en la zona. “Por escala principalmente, pero también por concepción y conformación, pretendiendo lograr espacios públicos abiertos, calificados no solo por el uso que le pueda dar el viandante, sino buscando ser llenados por funciones estratégicamente pensadas. Es decir, se diseña el soporte ‘en clave vacío’ para que se llene de actividades. Tenemos entonces la plataforma a nivel 0, que va a quedar acuñada en la propia pendiente natural del lugar, y eso nos da un volumen semienterrado. Sobre ese volumen se disponen los vacíos del edificio, caracterizados por formas muy distintas. Así se suceden el patio central, las galerías techadas y las gradas. Completan los espacios exteriores la plaza Golda Meir, la semipeatonal y la plaza de acceso Bartolomé Mitre.

El patio central, atrio de acceso al conjunto, ofrece también un excelente resguardo a las inclemencias climáticas. Los fuertes vientos y lluvias hacen que el patio otorgue al conjunto un ingreso protegido, pero no fue generado solo para eso. Imaginarnos distintos tipos de actividades a lo largo de la semana, meses o años; programaciones de eventos urbanos que sucedan en este espacio que no está pensado para transformarse en la típica plaza pública de barrio. Exposiciones o intervenciones artísticas al aire libre y manifestaciones culturales de distinto tipo, promovidas por cualquiera de las instituciones que rodean el patio, en conjunto y/o propuestas a nivel macro provenientes de la comuna; todo potenciando el desarrollo del tan augurado barrio de las artes.


Es difícil pronosticar el futuro, lo cierto es que este, como cualquier otro espacio, depende de muchos factores: algunos controlables, otros no. Por nuestra parte, entendemos que se generó la plataforma para poder pensar en la emergencia de un nuevo tipo de espacio urbano que, sacándole el rótulo de novedoso, es bastante difícil de encontrar en nuestra ciudad. Más allá de eso, depende mucho de cada uno de los programas que asisten a este espacio y viceversa; de sus usuarios, de sus propietarios y de las funciones conexas.

Las galerías son espacios que se encuentran de algún modo más próximos al alcance de los viandantes. Es importante entender la proyección que ofrecen como espacio público calificado. En particular, las galerías de CAF no solo se proyectan como protección para los funcionarios y personas que por allí pasan, sino que además se proponen como espacio abierto que permita generar una continuidad lo más fluida posible con la galería interior del edificio y el patio central. Pensar en exposiciones itinerantes que habiliten recorridos tanto internos como externos, y que se desarrollen en la lógica de un vínculo fuerte entre ambas áreas parece bastante posible.

Las gradas corren con una suerte similar. Un balcón, una grada que se proyecta 250 metros hasta la rambla sur, y más allá, llegando hasta el horizonte marítimo, enmarca un gran escenario de contemplación y recreación, pero además, invita a pensar que otro tipo de actividades se pueden desarrollar ahí. El tiempo y el uso que hagamos de este espacio irá definiendo su carácter.

Las áreas interiores en planta baja son parte fundamental en la búsqueda de la retroalimentación de espacios abiertos y cerrados, entre llenos y vacíos. En su retroalimentación, el vacío encontrará ese lleno para el cual se ofrece como soporte. Halls de acceso, cafetería, bar, auditorio, galería de arte, patio urbano, galerías exteriores techadas, gradas y balcón, entre otras. Por tanto, consideramos que a lo que tiene que apuntarse ahora, es justamente a llenar el vacío que se le generó al lleno. Es decir, operar estratégica y positivamente, con intervenciones culturales que fomenten la actividad en un espacio, que de algún modo, la ciudadanía de a poco empieza a encontrar. Quizá aún falten operaciones que lo transformen en un caso de éxito; sin lugar a dudas depende mucho de la capacidad integradora de cada una de las instituciones que lo rodean y de la intervención y propuestas que se haga en ellos, para que la ciudad los incorpore de manera positiva en el corto o mediano plazo”.

 

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