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Trazo verde y colonizador

Se recomienda a los impacientes abstenerse con esta nota. Solo aquellos que cultivan la paciencia podrán comprender la inspiración de Carola Bargo, una mujer signada por el verde, que lleva a todas las escalas en forma simple, práctica y estética. Trazo Verde habita a través de las “plantas madre”,  colonizando cada rincón del hogar.

Carola atraviesa el tramo final para obtener su título de arquitecta, luego de hacer propio el arte de la orfebrería a través del diseño de joyas. Fue aquí donde comenzó su destreza por lo minucioso, como un código de barras que la identifica. Su vida parece transcurrir por caminos sin prisa, pisando descalza sobre la hierba. Aferrada a la relatividad de los procesos del diseño, y atraída por el diálogo entre la naturaleza y la arquitectura, vuelca su potencial creativo en diversos formatos de cohabitación. Así, Trazo Verde vincula su pasión por el mundo vegetal y su naturaleza, caprichosa e irreverente, con los amantes de los cactus, las suculentas, epifitas y orquídeas, en formatos fáciles de cuidar en casa, y que se ven muy atractivos.

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Camino propio

Diseñó Trazo verde para una persona muy querida en el año 2014, y al poco tiempo  se hizo cargo del proyecto. Coleccionista de alma, tenía plantas con muchos hijuelos de donde salieron los ejemplares que hoy utiliza. Tenía todo para comenzar, incluyendo el registro fotográfico de los avances de muchos de ellos, y lo más importante, “tenía muchas ganas de dedicar parte de mi tiempo a hacerlas crecer. En un mundo donde todo es inmediato, el trato con las plantas se volvió una terapia, una meditación activa para mí”, asegura ésta inquieta crasa-designer. Por eso surge sin traza, sin planificación, siendo un recorrido en sí misma. Colecciona crasas desde el año 2002. Todas ellas ¡y vaya si sobrevivieron!, fueron la compañía ideal para quien no tenía idea del cuidado del reino vegetal, pero contaba con la paciencia necesaria para verlas crecer.

Esas pequeñeces que habitan en aparadores y estantes, se vuelven una presencia vital en los interiores, seres que respiran a nuestro lado y nos impregnan de vida. Sin embargo, muchas veces esos pequeños regalos tenían poco atractivo, al carecer de la exuberancia que caracteriza a las plantas convencionales. Carola trabajó esta propuesta sobre la impronta de cada tipo de planta y su envase. Eso quiere decir que el mensaje surge de la presentación integral de cada pieza, donde contenedor y contenido son una perfecta simbiosis.

El diseño nórdico desde siempre moldeó su mirada. La cultura japonesa, que denota la perfección, la delicadeza que nos transmiten todas sus dimensiones, desde la tipografía de su idioma a la imagen de las grandes aglomeraciones urbanas, todo es masivo pero minucioso, de una poderosa fragilidad y un detallado pienso, concebido para ser visto desde varios puntos. La autora concibe cada pieza a partir de las diferentes impresiones que causan en quienes las observan,  y las adopta como compañeras vivas del espacio. “La inspiración surge de la propia observación de las plantas, de su estética, sus proporciones y sus texturas”, afirma.

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“Lo fascinante del reino vegetal es presenciar sus procesos, sus respuestas y ser parte de ellas mediante la presencia y la observación”.

 

Soportes y contendores. Merecen distinción aparte. Hay una búsqueda continua de soportes que potencien  y transformen al ejemplar en una pieza única e irrepetible. Con la estética bien clara desde un comienzo, decidió emprender la búsqueda de formatos “seductores” para canalizar su pulsión creativa.  Los contenedores se crean resignificando piezas cotidianas, a través de formas simples y geométricas. Pueden posicionarse en solitario u organizarse en grupos para contar una historia. Desafiando con nuevas presentaciones y sistemas de riego que buscan facilitar y simplificar la vida compartida con este mundo verde urbano, Trazo Verde investiga actualmente el cambio de escala, pedestales  y nuevos formatos de elevación de los ejemplares en sus macetas.

El comienzo. Carola ha comprado muy poco, cuando lo hizo fue asegurando el compromiso de quien ofrece. La observación es el ejercicio innato de esta diseñadora, cuya tenacidad fue su primera pincelada en su trayecto como coleccionista amateur. Cuenta que se acostumbró “a sacar sin permiso hijuelos de cualquier ejemplar. Un día, hace muchos años atrás, me vi tentada, decidí tocar timbre y pedirlo como correspondía. Me atendió un cálido abuelo, Washington, que no solo me dejo cosechar de su balcón sino que me regaló dos ejemplares de cactus mexicanos que son un punto alto en mi colección. Agradezco tal generosidad. Nunca más me apropié de hijuelos sin permiso”.

Pero hay algo que no se separa de ella y su “pequeño mundo natural”, como le gusta llamarlo: la referencia constante a una de las últimas películas que actuó Robert Phoenix, “My Own Private Idaho”, aquel ícono de los 90’ donde dos jóvenes en busca de la madre de uno de ellos, desde Idaho hasta Italia atraviesan un viaje de descubrimiento personal. El filme impregnó en Carola la obsesión de buscar la vida fuera de una sociedad establecida,  y se sumó a Methaphorically, tema de la banda B-52 de 1979, como forma de expresar lo que significó el comienzo de esta apuesta que  cautivó en ella la devoción por trabajar con seres vivos.

El espectro de producciones de Trazo Verde es amplio: troncos y rolls con epifitas, pedestales, mini terrarios, mini estanques, mini/media/ maxi Kokedamas y jardines verticales. El alcance es variado: desde la entrega de ejemplares a domicilio hasta asesoramiento en ambientación de espacios verdes. Incluso se propone la opción de “tenencia responsable” en calidad de alquiler de las plantas, para aquellas instancias que necesiten rodearse de la naturaleza potenciada, requiriendo el mayor cuidado posible.

 

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Trazo Verde: 094 564808 –  trazoverde.uy@gmail.com – Facebook: TRAZO VERDE UY

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