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De la Selva Negra al Feng Shui

Fotos | Valeria SELLANES

Esta es la historia de una pasión por el verde desde una mirada muy perceptiva, con la emoción que cada elemento de la naturaleza transmite y que se disfruta en la vida diaria, siempre y cuando se decida conectar y vibrar con ella.

Elfriede Diena tiene 82 años, es originaria de los Sudetes Alemanes y está radicada en Uruguay. Hace 62 años está casada con Sergio, ingeniero uruguayo nacido en Milán, quien luego de recibirse eligió Alemania para hacer sus prácticas. Allí, Sergio conoció a Elfriede, que estaba terminando sus estudios de idioma español para convertirse en corresponsal extranjero. La sinergia profesional entre ellos fue perfecta, tanto que poco tiempo después los transformaría en familia. Con hijos, nietos y bisnietos, y luego de vivir en Pocitos y Carrasco, hoy la vida los encuentra disfrutando a pleno de su casa y su jardín en Barra de Carrasco, entre lagos, eucaliptus, garzas y colibríes: el entorno agreste que siempre soñaron.

“Uno no se casa con un país sino con una persona, y yo sabía que Sergio era la persona para mi”, comienza Elfriede al iniciar la charla, con un pronunciado acento alemán que permanece, pero que permite a la perfección contar su historia en español. Elfriede comenzó una relación de noviazgo impensada para ser hija única de una familia tradicional de la época, al decidir además, dejar su casa paterna, su trabajo y su carrera para acompañar a su prometido, quien se proponía fundar en Montevideo una fábrica de pistones. “Yo sabía que el futuro de él estaba aquí; abandoné todo y lo acompañé, sin dejar un minuto de añorar los bosques cercanos a la ciudad de Pforzheim, conocidos como la Selva Negra, una zona con gran personalidad, en la que el ciclo es continuo y sin interrupciones con la luz que se filtra entre los árboles dándole un encanto especial. Esa naturaleza está impregnada en mi ser, al punto que cuando me pongo nerviosa por algo, recuerdo esos árboles, meto las manos en la tierra o elaboro algún arreglo floral, y eso me tranquiliza mucho”, relata casi transportándose a la tierra de sus padres.

 

Bitácora de la Selva Negra

 

La Selva Negra (en alemán Schwarzwald) es un macizo montañoso con una gran densidad forestal ubicada al suroeste de Alemania, en el estado federado de Baden-Wurtemberg, que limita con Suiza y Francia. En esta región el pico más alto es el Feldberg con 1.493 metros de altitud, y es lo que hoy en día se conoce como la Selva Negra: un lugar turístico natural, que geográficamente abarca una banda vertical de entre 30 y 60 km de ancho que se extiende a lo largo de 160 km al norte por territorio alemán.

 

Una reseña de National Geographic relata que en la Selva Negra se cuentan más bicicletas que gorriones entre los abetos, y su rótulo evoca algo oscuro, salvaje, misterioso y envuelto en brumas de leyenda. La fortaleza de Hohenzollern del siglo XI, remodelada en el XIX, se erige sobre una colina de 850 metros en el límite de la Selva Negra y Suabia, siendo el lugar preferido, tanto por los caminantes pueblerinos como por los visitantes que llegan de todas partes del mundo a experimentar esa magia. La ciudad de Friburgo es la puerta de entrada a esta región del sur de Alemania, tapizada de espesos bosques con lagos profundos y pueblos que parecen salidos de un cuento.

 

 

Según el Feng Shui, que la madera absorba el
agua es un remedio para el desequilibrio.

 

     

 

Cuando la tierra tranquiliza

El contacto de Elfriede con las plantas es nativo. A los 6 años de edad encontró un gajo de Taco de Reina que una vecina había dejado sobre un compost, lo levantó y lo volvió a plantar para que pudiera florecer. Ese vínculo estrecho con las plantas es el que hoy la hace tan paciente con ellas: “tienen personalidad, algunas más marcada que otras, unas atraen energía y otras la dispersan, unas se llevan bien y otras no tanto.

 

 

Últimamente se ha probado que algunas plantas nos protegen contra la energía electromagnética de los aparatos electrónicos, incluso los astronautas se llevaron plantas y se dieron cuenta cómo el singonio (Syngonium podophyllum) -planta de interior originaria de Sudaméricalograba ese efecto en el viaje espacial. Otra planta con iguales características es la Espada de San Jorge que absorbe estas ondas y evita que la progagación interfiera con el circuito energético de las personas. Si estuvieramos descalzos podríamos descargar, pero al estar calzados para desplazarnos en la calle acumulamos”, comenta Elfriede, para quien la descarga sobre la tierra es símbolo de una total conexión. Luego de haber vivido en Pocitos, Punta Gorda y Carrasco, encontró esa conexión en su jardín de 300 m2, ubicado en las inmediaciones del Parque Roosevelt, con piedras, agua y en la medida justa para mantener y mimar.

“El Garden fue mi otra familia”, relata refiriéndose como a su llegada a Uruguay, su vecina Elcira Argibay y otras compañeras del Garden fueron de vitales. “Todas mis amigas las había dejado en Alemania, fue importantísimo el apoyo y el intercambio, hablar de cosas en común y aprender”, comenta agradecida. Antes de entrar en el Garden, aprendió sobre plantas con Beatriz Saavedra, quien en la década del 80 daba clases de jardineria, ikebana y diseño ornamental. Así comenzó a practicar en su jardín hasta que recibió la visita de Garden Clubs of Uruguay (actualmente presidido por Silvia Barabino) para unirse y participar, luego de que el entonces council comprobara que estaba apta para formar parte. “Yo pertenezco al grupo Garden Carrasco Oeste, crecí en esta linda comunidad”, agrega. Ahora, retribuye tanta dedicación brindando charlas sobre Feng Shui aplicado al jardín, además de ser premiada en el Concurso de Jardines 2019 con sobresaliente y con la característica bandera que otorga la organización, máximo reconocimiento hacia sus socias activas que año a año abren las puertas de sus jardines.

 

 

El poder de la energía que la atrapó

El Feng Shui como ciencia milenaria ofrece múltiples premisas para alcanzar el equilibrio de las energías en el hogar y también en el jardín, donde los criterios pueden aplicarse con matriz energética y conciencia verde. Hace hincapié en la poca importancia que le damos a esto, aunque desde el tipo de plantas que se siembran hasta la ubicación que
les damos, pueden influir directamente en nuestro balance energético.

En el jardín de Elfriede no hay líneas rectas, los bordes de los canteros e incluso los perfiles de las plantas (tanto arbustivas como rastreras), siguen las líneas orgánicas de su propia naturaleza. “Las líneas rectas son nocivas, ya que sobre ellas la energía fluye demasiado rápido como en forma de flecha y se pierden iones negativos, mientras que las líneas curvas o sinuosas logran canalizar más armónicamente la energía, que naturalmente va haciendo círculos. Solo el diablo viaja derecho”, comenta Elfriede, referenciándose en los conocimientos que obtuvo de Lillian Too, nativa de Malasia, primera doctora en Feng Shui, autora de más de 200 libros, y además ex directora del Bank of China. “Too venció las barreras de género al imponerse a los empresarios hombres, ubicándolos siempre en una posición favorable para ella, mirando hacia la puerta. De esa forma, hizo los negocios más provechosos para la banca china”, recuerda admirada de la capacidad de Too para transmitir secretos y fórmulas mágicas del Feng Shui en muchos idiomas, sabiduría que hasta hace muy poco estaba reservada para la nobleza, para los generales y para los sabios.

 

“El agua nutre la madera, la madera alimenta el fuego, el fuego produce tierra, la tierra genera el metal, con el metal busco agua, y así es el círculo de los elementos, que deben estar presentes en las cantidades justas para el equilibrio energético. Por ejemplo, si en un jardín hay mucha presencia de agua debemos agregar madera”, salvedad que refiere a lo negativo que es para esta creencia ancestral china que las piscinas estén en el techo, de existir solo puede compensarse con madera para que absorba la energía del agua, lo que constructivamente es casi imposible.

En la búsqueda por equilibrar armónicamente su jardín, llegó la pasión por las piedras a la guarida de esta encantadora alemana con muchos más años en tierras uruguayas que en las de sus ancestros. No se cansa de compartirlo: “las piedras son nuestros hermanos mayores, estaban cuando se formó la tierra y están compuestos por los mismos minerales que necesitamos nosotros. Antes se curaba con aplicaciones de piedras por sus propiedades sanadoras. Los poderosos usan piedras preciosas en las coronas y los sacerdotes también”, explica enseñándonos una amatista uruguaya que colocó al ingreso de su casa para mejorar la energía de su living. En el jardín alterna piedras en cascote, canto rodado y piedra partida, que además favorecen al desague natural del mismo.

 

 

En el Water Feng Shui el principio fundamental es que el agua nunca tiene que estar estancada, y exactamente eso es una característica en el jardín de Elfriede, donde fluye constantemente a través de una fuente realizada en bambú con un sistema de recirculación interna que impide que lo estancado o sucio contamine la energía.

La escala de su jardín actual responde a su necesidad de poder disfrutarlo, coincidiendo con los japoneses en el arte que la civilización nipona ha desarrollado para aprovechar los espacios. Se divide en jardín lateral y jardín posterior, que claramente por sus dimensiones no aplicaba para un jardín inglés, por lo cual volcó en el posterior las técnicas del Feng Shui para encontrar un equilibrio tanto saludable como estético en total armonía con muchas de sus plantas florales, algunas de las cuales le devuelven gestos recíprocos a tanto cuidado y preocupación.

 

 

 

Un caso es la Reina de la Noche, un cactus tropical ubicado en una maceta bajo la galería. Un día llegó a ella un gajo, y como cultiva todo, lo plantó y prendió. Esta planta florece antes de Navidad y tiene la particularidad que la flor sale de la hoja y abre de dia, solo por tres dias. La variedad que da flor blanca en cambio, florece solo por la noche. “Es realmente un regalo para mí, no es para cualquiera, hay que quedarse despierto hasta medianoche. Cuando de tarde veo que va a florecer, invito a mis amigas a acompañarme para presenciar esa belleza saboreando un champagne, y si está la luna, el espectáculo es perfecto ¡y en mi propia casa!, es difícil olvidar su presencia y el aroma de esos días.”

Diena estudió con el Ing. Pizorno del Jardín Japonés de Montevideo, el fue quien diseñó este jardín incluso seleccionó las piedras en el campo de acuerdo a su forma. El jardín contempla la escala cromática de los violáceos, rosados y blancos en el sector posterior, ya que son las tonalidades que según el Feng Shui propician las sanas relaciones y la riqueza emocional. “La relación entre los colores y las texturas de las plantas es lo que le da esa sensación tranquilizante sin ser aburrido”.

 

Allí hay rododendros, camelias, flor de nácar, plumerillos, hortensias, azaleas, durazneros rosados y un Acer púrpura. El pasto inglés forma la base de los canteros y los Bonsai son como piezas de colección, uno de ellos de 20 años. “Trato cada planta con mucho cariño, muchas veces quedo muy cansada, pero siempre digo gracias, nunca me quejo, para mí el jardín es una bendición”, agrega con voz pausada y ascendencia verde, quien además es campeona nacional de adiestramiento de caballos y jueza en esta disciplina. Desde hace 50 años destina dos horas por día a entrenar y montar, estos dos últimos en particular, a Nube Blanca, una yegua que llegó a ella desahuciada y que luego de ganarse su confianza, mejoró notablemente su estado emergiendo su condición de atleta nuevamente.

 

 

En el jardín de adelante en cambio, se dio el gusto de la mezcla: magnolias con rosas blancas Alberic barbier que ya estaban en la casa rodeando el cerco, además de espárragos, laurel, cupheas, jazmines y una estantería repleta de pequeñas macetas con variedades de cactus y suculentas, y su huerta para consumo propio, donde hay perejil, ciboulette, eneldo, orégano, tomillo, frutilla, salvia, albahaca verde y morada, y estragón.
La calidad del saneamiento, el cuidado, la elección de especies y la funcionalidad, más la dedicación para que cada planta mantenga su forma y espacio resultan una combinación tan perfecta como hogareña, donde garzas y patos salvajes merodean atraídos por el lago contiguo a la casa. “No escuchamos el ruido de la calle, está destinado a ser un lugar de paz, como tiene que ser un jardín, donde hay que sentirse como en una isla”.

 

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