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LA PUERTA Francesa un encanto irresistible

Regular el potencial visual entre espacios y disfrutar de la luz natural en toda la casa son los objetivos más perseguidos de todo proyecto arquitectónico y de diseño interior. La puerta francesa es un clásico de todos los tiempos, lo magnífico de ella es que luce por sí sola en cualquier estilo decorativo; tiene un diseño muy simple, pero a la vez de ejecución compleja, para que la relación entre marco y divisorios recompongan la lectura formal que siglos atrás y estéticas pasadas le dieran origen.

 

El 2019 fue un año muy gratificante para Matías Casco -poseedor de un gran talento artesanal en lo que refiere a herrería de obra- cuando aquella puerta que realizó para el showroom de la empresa que lleva su nombre, causó gran sensación entre arquitectos y diseñadores, que desde hace ocho años confían en su trabajo. En sus comienzos por 2011, se especializaba en portones automáticos y cercas perimetrales, además de suministros de todo tipo y escala en herrería residencial. Luego, llegaron propuestas que se acercaban más al diseño, incluyendo cerramientos para locales comerciales, además de la herrería aplicada a muebles de reconocidos diseñadores uruguayos.

La primera puerta francesa que fabricó era una puerta interior, tipo granero (con riel superior), cuyo diseño replicaba las antiguas puertas de madera con cuadrantes de cristal. Hoy es su producto más solicitado para los proyectos de los mejores estudios de interiorismo y arquitectura en Montevideo. Así Matías Casco marcó un hito, posicionándose con su versión de la puerta francesa por la calidad de ejecución de un modelo de cerramiento que ha mantenido vigencia pero recorre un vasto abanico de materialidades. El carácter que le otorgan a un espacio tal vez se vea más claramente visible en la clásica “puerta cancel” (que separaba el ingreso de la sala), o en aquella que salía al patio en las casas coloniales.

 

Históricamente han estado definidas por un marco (cuerpo o estructura maciza) y una plantilla ortogonal de cuadrantes divisiorios que contienen los cristales. En estilos más rústicos y clásicos combinan líneas curvas (siguiendo los medios arcos superiores de los vanos) y diversas molduras; también hay otras versiones con vitrales de colores, pero siempre con la simetría como característica esencial. Las blancas están más asociadas al estilo romántico, las de madera natural a ambientes de la campiña, y los más arriesgados han buscado el toque de modernidad atreviéndose al negro y al hierro, colocándola actualmente como la combinación triunfadora por lograr reconvertirse en funcionalidad y forma, no perder encanto, e incorporarse sutil y pragmáticamente en espacios contemporáneos. Son increíblemente versátiles, sobre todo por el alto potencial de conectar dos espacios, incluso cuando están cerrados.

 

http://www.matiascasco.com.uy/

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