(Fotos: Arq. Marta Arjona)
Ha tomado casi 15 años pero finalmente hay nuevas y buenas razones para visitar el downtown de Manhattan. Específicamente 113 razones y todas parte del centro comercial Westfield World Trade Center que abrió sus puertas el pasado agosto. El Grupo Westfield invirtió $1,4 billones en el desarrollo y construcción del shopping mall que comenzó en noviembre de 2014. Si bien no todas las tiendas abrieron el día de la inauguración, lo irán haciendo antes de las fiestas.
Al llegar a los jardines del monumento al 9/11, el punto que atrae todas las miradas es el Oculus, una estructura abstracta con forma de paloma en vuelo, diseñada por el arquitecto español Santiago Calatrava. Según el mismo, la estructura se resume con la imagen de un pájaro liberado de manos de un niño. El edificio fue pensado con la idea de llevar luz hacia el interior, donde se conectan 13 líneas de subterráneo y ferry y dos niveles de tiendas comerciales. Visto desde el hall central, las costillas de acero se arquean hacia adentro para unirse arriba mediante un ventanal de vidrio, que dejan ver una rebanada del cielo newyorkino. En su exterior las costillas vuelven a arquearse hacia afuera y continúan en forma ascendente creando aletas asimétricas.
La estructura del Oculus crea una especie de pausa en medio de la densa visual copada por las torres comerciales, a la vez que vincula la sucesión de espacios verdes que se extiende desde el parque del City Hall hasta la plaza de la Iglesia St. Paul. Por la noche, el edificio iluminado servirá como una linterna en su vecindario. El arqto. Calatrava pensó en la luz como un elemento estructural en el Centro de Transporte del World Trade Center, diciendo que el edificio se apoya en ‘columnas de luz’.
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La combinación de la forma escultural y la luz natural dan calma y belleza a los niveles inferiores del edificio y las zonas peatonales, y proporcionan a la ciudad de Nueva York un tipo de espacio público del que no ha disfrutado con anterioridad.
