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El PALACIO de los hermanos Díaz que transformó el perfil de Montevideo

Por Germán Fernández

Ubicado en el tramo central de la cuadra sobre la Avenida 18 de Julio, a pasos de Ejido y del edificio de la Intendencia de Montevideo, el Palacio Díaz se convierte en un edificio casi imposible de pasar por alto, no sólo para quien lo observa en el plano de la altura de calle, sino para quien levante la vista y observe hacia el cielo. 

 

Construido en 1929, el Palacio Díaz sigue el diseño de programa mixto de los edificios de Renta de la época: oficinas comerciales a nivel de calle, y viviendas en los pisos superiores. Los arquitectos fueron Gonzalo Vázquez Barriere y Rafael Ruano, ambos ya con experiencia de trabajo en conjunto para varias viviendas particulares, y que utilizaron el estilo Art Decó para este edificio, un movimiento artístico originado en Francia y que fue catapultado a su fama internacional durante la Exposition Internationale des Arts Décoratifs et Industriels Modernes de París en 1925.

 

El estilo Art Decó surgió durante una época de vanguardias artísticas en Europa, todas desafiando las nociones clásicas y academicistas. La ebullición cultural, tecnológica e industrial posterior a la Primera Guerra Mundial, sumado al empuje y prosperidad económicas en el continente americano en general, combinación propicia para que arquitectos jóvenes, en su mayoría con estudios y múltiples viajes al Viejo Continente, hizo que decidieran plasmar estos estilos en sus proyectos en la región, generando soluciones que combinan las ideas innovadoras con criterios de composición y tipologías ya conocidas.

 

En el caso del Palacio Díaz, el estilo Art Decó fue aprovechado para potenciar la verticalidad del edificio, siguiendo la inspiración de los grandes rascacielos neoyorkinos de esos años, como el  Chrysler Building, que se comenzó a construir en 1928. En la fachada, la verticalidad se da en el patrón repetitivo de ventanas angostas y el moldurado que existe entre ellas, y que se continúa por todo el alto del edificio hasta su remate.

 

Siguiendo la división clásica tripartita de la fachada, la misma cuenta con un basamento, un desarrollo, y un remate. El basamento se corresponde con el área comercial del edificio, que es la que posee los materiales más lujosos y coloridos. Las paredes hacia la calle están revestidas de granito negro, disponiendo dos locales a los costados, una amplia arcada en el centro, con un espacio accesible con una escalera hacia un subsuelo donde hoy existe un Bowling, y pasillos laterales a esa entrada que ofrecen más área comercial, y cuyos ventanales se retranquean en zig zag para poder ser vistos desde la vereda de 18 de Julio. Esa sucesión de locales y un pavimento de mármol en motivos geométricos hace que uno dirija su vista al hall de entrada del edificio, varios metros adentro. Esta zona de basamento se extiende por dos niveles comerciales más un entrepiso técnico, y se diferencia a nivel de la calle con un gran alero cornisa, que visto desde abajo posee una profusa decoración con orificios originalmente destinados a bombillas eléctricas.

 

Hacia arriba, se suceden los pisos de viviendas, con plantas que siguen una disposición simétrica en dos ejes, en cuya intersección se encuentra el núcleo de circulación vertical, con los ascensores y la escalera. En esta parte del edificio los elementos Art Decó se pueden observar desde la calle en la herrería de los balcones, y en el interior, en la carpintería de puertas, ventanas, la escalera y los pisos de monolítico de los pasillos comunes, decorados con figuras circulares que se repiten en todos los pisos.

 

Finalmente, el remate del edificio consiste en una torre escalonada con 6 niveles de apartamentos, siendo los últimos 4 de un apartamento por piso. Los moldurados en este sector se entrecruzan formando un remate denticulado a modo de corona sobre el edificio.

 

Fue un edificio moderno e innovador para su época, como lo indica la mención que se hizo del mismo en la revista mensual “El Progreso Arquitectónico en el Uruguay” en el año 1929: “Dentro de la moderna edificación que en los últimos años y obedeciendo a un magnífico impulso de progreso ha transformado el aspecto de Montevideo, es sin duda alguna el nuevo palacio de los señores Ramón y Pedro Díaz, el exponente máximo de esa tendencia de mejoramiento, compuesta por un cariño extremado a nuestra metrópolis y por un tino singular en la colocación de grandes capitales. Esta magnífica construcción que se levanta gallardamente en la avenida 18 de Julio entre las calles Ejido y Yaguarón, se debe a la iniciativa de sus propietarios, que quisieron dotar a su ciudad de un edificio que fuera por su magnitud y suntuosidad un verdadero monumento artístico, al mismo tiempo que un nuevo e importante jalón en la historia del progreso edilicio de la capital”. (1)

(1)- El Progreso Arquitectónico N°. LXXXVI-VII

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