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Foyer y mirador del Palacio TAPIÉ: símbolos del Art decó montevideano

Fotos Mvd.uy / 

Ubicado en un punto inigualable del Centro de Montevideo, en el comienzo de la Avenida Consituyente y la calle Santiago de Chile, el Palacio Tapié no solamente tiene vistas ininterrumpidas de la Intendencia, sino que es visible desde una buena distancia desde ambos lados de la Avenida 18 de Julio.

Construido en 1934, el Palacio Tapié sigue el diseño de programa mixto de los edificios de renta de la época: oficinas comerciales a nivel de calle, y viviendas en los pisos superiores. El arquitecto fue Francisco Vázquez Echeveste, recibido en 1929 en la Facultad de Arquitectura de Montevideo. Su trabajo fue casi en su totalidad de forma independiente y colaborando con diferentes empresas constructoras en el diseño del proyecto y en dirección de obra. Sus obras más destacadas fueron en los años 30 y principios de los 40, cuando proyectó y dirigió el Palacio Tapié, el edificio Guelfi y el Palacio Siri.

Como muchos otros edificios de este periodo, el Palacio Tapié fue diseñado utilizando el lenguaje estilístico del Art Decó, combinando esa estética con criterios formales más clásicos, como la división de la fachada en 3 espacios: basamento, desarrollo y remate.

El basamento se corresponde con el área comercial del edificio, que es la que posee los materiales más lujosos y coloridos, tanto en la fachada como en el hall de acceso a las viviendas. Las paredes de hacia la calle están revestidas de granito negro, con una entrada en la esquina que sirve de acceso a un Banco (uso que ha mantenido desde su construcción). Esta zona de basamento se extiende por dos niveles, y se diferencia a nivel de la calle con un gran alero cornisa, que se continúa por toda la fachada y adopta una amplia curvatura en la esquina, invitando la mirada hacia la continuación del edificio, sobre la calle Constituyente.

Puede observarse sobre la calle Santiago de Chile una gran entrada de acceso a las viviendas, con un profuso trabajo de herrería siguiendo motivos geométricos puros típicos del Art Decó. Una puerta de servicio de menor escala pero de igual calidad se encuentra unos metros más a la derecha.

Accediendo por esa entrada se ingresa a un foyer con escalera hacia el hall de los ascensores. Todo el recinto del foyer y el hall están revestidos de mármol con detalles en granito negro. En el hall de doble altura se ve una escalera de dos ramas simétricas, con un gran plafón en su descanso de un material pétreo verde translúcido tras el cual se encuentran luces que lo iluminan. El trabajo de herrería curva en bronce de los pasamanos de las escaleras, la iluminación aparente y la riqueza de los materiales utilizados son algunos de los elementos fuertemente utilizados en el movimiento Art Decó.

El hall contiene dos ascensores, que llevan a los distintos apartamentos (4 por piso, 2 por ascensor), cada uno con una tipología totalmente distinta de los otros, sobre todo considerando la disposición de los espacios de socialización y su relación con el exterior. Visto desde la calle, cada nivel es igual al anterior, generando división visual únicamente por sutiles salientes y los balcones. El lenguaje decorativo Art Decó puede observarse en la herrería de cada balcón así como la profusa decoración geométrica en la fachada curva.

 Foto Sebastian Aloy
Foto Sebastian Aloy

Finalmente, la profunda cornisa divide el sector de apartamentos de la fachada de la azotea, donde en la esquina y siguiendo la curvatura de la misma, se encuentra un mirador, modificado actualmente respecto a su apariencia original. En él se observan referencias al estilo streamline Art Decó gracias a los aleros curvos y su situación en la proa del edificio. Antiguamente este mirador tenía vitrales en todo su perímetro, y estaba coronado por una cúpula cónica de cilindros concéntricos, en los cuales se proyectaban anuncios luminosos, incorporando la modernidad a través de la tecnología,

El Palacio Tapié fue uno de los tantos edificios residenciales de calidad construidos durante esos años, y fue recibido positivamente por la crítica, al juzgar por el siguiente párrafo extraído de la Revista Arquitectura, del año 1934:

“Que este ejemplo se suceda con más continuidad por parte de los propietarios, y habremos logrado estas conquistas simultáneas; una, de aspecto social: demostrar que aún hay hombres que viven inspirados por el deseo del bienestar común; otra, que es la tendiente a evidenciar la elevada misión que cabe al arquitecto en nuestro medio, ya sea como técnico que estudia la solución más favorable a la inversión de capitales colocados a la renta, ya como artista que hace su arte para la humanidad; pues al fin y al cabo, la felicidad se inicia y radica en el hogar”. (1)

  1. – Revista Arquitectura N°. 183, páginas 78-82, año 1934

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