LEENOS
ONLINE

Henrik PEDERSEN habla de su butaca ícono

Se celebraron los 10 años de la butaca Imola diseñada por Henrik Pedersen para BoConcept, y como  todos los diseños de su estilo, dicha pieza permanece atemporal, desafiando las tendencias. La singular butaca ha vendido más de 20.000 piezas desde su lanzamiento. Pero más que un simple producto de gran éxito en ventas, Imola ha crecido hasta convertirse en el icono de diseño de la marca, instantáneamente identificable y codiciada en sus sesenta y cinco mercados.

Diseño danés singular

La forma de Imola está inspirada en las curvas de una de las dos mitades de una pelota de tenis, cuyas formas están yuxtapuestas por los bordes definidos de sus paneles laterales. Esa mezcla da tensión al diseño y eleva el sentido de comodidad visual del espectador. Así mismo, la elección de su base minimalista evoca la ilusión de levitación. A diferencia de la mayoría de las butacas, donde las curvas suelen expresarse como partes de un círculo (quizá un cuarto o un octavo), las curvas de la Imola son fluidas y verdaderamente orgánicas. Así lo expresa el diseñador Henrik Pedersen: “Fue más la fluidez del trazo que reglas de geometría.”

Cuando se le pregunta cómo se llega a diseñar todo un ícono, el diseñador Henrik Pedersen responde: “No partes de esa idea. De hecho, ponerse a trabajar con esa intención es la manera más fácil de garantizar el fracaso. Creo que todos los íconos son, sencillamente, el producto de la dedicación constante y de dar lo mejor de ti mismo. Con el tiempo y un poco de suerte, el mundo reconoce el esfuerzo invertido en el producto final”.

Crear un ícono

Sólo existen muy pocos artesanos en el mundo capaces de elaborar la butaca. Adquirir la destreza necesaria lleva aproximadamente un año y la formación sólo se ofrece a tapiceros altamente calificados por una razón de peso. Extender un tapizado tan tenso sobre la forma escultórica de la Imola es un trabajo físicamente exigente que requiere años de experiencia y meticulosidad extrema.

«EN MI OPINIÓN, UNA BUENA BUTACA NECESITA SER CÓMODA. QUIERO QUE SEA UN LUGAR DE RELAJACIÓN.»

Al entrar en la casa de Henrik Pedersen se confirma todo lo que se ha oído sobre el célebre diseñador. Vive en un sector exclusivo al sur de Aarhus, la segunda ciudad más importante de Dinamarca. Y sí, está bellamente diseñada, decorada y amueblada, como es de esperar, pero sin muchas pretensiones. Este no es un espacio diseñado para demostrar un estatus. Tampoco es un homenaje a la destreza estética de su dueño. El espacio es un hogar cálido y acogedor, hecho para vivir.

No es de extrañar entonces que «con los pies en la tierra» sea una frase que se usa a menudo para describir al diseñador gráfico, de empaques, muebles e iluminación de 51 años. Henrik Pedersen diseña para clientes de todo el mundo y ha concebido algunos de los productos más exitosos de BoConcept, incluida la colección Adelaide, la mesa Monza y la emblemática silla Imola.

Los diseños de Henrik Pedersen ofrecen un cálido minimalismo; un lujo que te llama sin la innecesaria palabrería de la ornamentación y la ostentación. Su lenguaje de diseño fusiona confort, curvas naturales, líneas limpias y materiales honestos; y es que la honestidad es uno de sus lemas. “Es por donde siempre comienzo. Si aceptas un proyecto que odias de verdad, posiblemente existan dos desenlaces: quizá fallarás completamente, o por el contrario tendrás éxito porque te desprenderás de tus emociones. Pero ninguno de los dos casos es divertido, ya que, entonces, se convierte en un simple trabajo; la pasión desaparece”. Una mirada al currículum de Henrik demuestra que la pasión por el diseño es una cualidad que tiene de sobra.

Una vida en el diseño

Henrik se formó como diseñador de moda y se graduó en 1989. Durante sus estudios descubrió su profundo interés por el diseño gráfico. Logró aunar los dos al conseguir un trabajo en el que realizaba creaciones gráficas para una marca de moda. Y más tarde volvería a Aarhus para comenzar junto a su esposa un estudio de diseño gráfico, de identidad y de empaques. “Yo no me metí en el diseño. ¡El diseño se metió en mí! (se ríe). Nunca conocí un diseñador de moda al que no le gustaran los autos, las creaciones gráficas y los interiores… y viceversa. Yo las considero partes interconectadas de un todo”. Henrik todavía maneja su estudio de diseño gráfico en la actualidad. Pero fue en 2007 cuando amplió su visión para incluir el mobiliario; casi dos décadas después de graduarse y sólo un año antes de que diseñara la butaca Imola.

“En ese punto, teníamos muebles que anteriormente admirábamos, pero que estaban fuera de nuestro alcance. Convivir con ellos despertó inevitablemente mi deseo de abordar la decoración de interiores”. Henrik decidió crear una colección de diez lámparas y, a modo de prueba, reservó un stand en una feria de mobiliario de Copenhague. “No tenía ni idea del precio o de si se venderían. Sólo quería ver qué pasaba. Por suerte, vendí los diez diseños a un único fabricante y fui nominado para un premio de diseño. Entonces empecé mi estudio y asistí a otra feria con una nueva colección de muebles y lámparas. Allí hice tres clientes con los que todavía trabajo en la actualidad; uno de ellos es BoConcept”.

Después de pasar unos minutos con Henrik, uno se da cuenta de que la actitud relajada y positiva que motivó su transición al diseño de mobiliario forma parte intrínseca de su vida y obra. “Estoy arriba de una montaña rusa y no tengo ningún control (se ríe)”. Habla de la importancia de no darle demasiadas vueltas al proceso de diseño e incluso se separa de su creatividad. “Mi proceso es simplemente empezar. Lo único que hago es sentarme en mi escritorio armado con un lápiz en la mano y una vocecita en mi cabeza me dice: ‘No te preocupes, saldrás de esta’”. Es claro que Henrik aplica importantes dosis de humildad cuando se refiere a la preparación y la teoría sobre la que se debe asentar una carrera de tanto éxito. Más tarde, retira un poco de esta. “La mente, un lápiz y un papel y, después, la computadora. Ese es mi método. La computadora es la prueba de fuego, porque, sobre el papel, todo puede parecer fantástico. La computadora es donde el diseño te pregunta: ‘Me dibujaste ahí, ¿pero funciono de verdad?’, y esa es una etapa clave del proceso”.

“El compromiso entra invariablemente en juego. Y no es que el compromiso o la resistencia sea algo malo. Te ayuda a descubrir la mejor solución. Con frecuencia, puedes encontrarte con diez, veinte o cien obstáculos para crear un producto funcional a un precio razonable. Siempre debo tener en cuenta la funcionalidad, el precio, el mercado objetivo, las tendencias, mis sentimientos (que, supongo, son una parte importante por la que está pagando el cliente), así como las opiniones de los ingenieros y el productor. Es la razón por la que digo que el diseño es lo contrario del arte. El objetivo de un artista es expresarse, sin compromisos. Un diseñador es un mediador, una especie de partera para un concepto”.

Al preguntarle sobre la inspiración, nos devuelve la misma respuesta directa y sin adornos que, a estas alturas, ya nos es tan previsible como satisfactoria. “No se trata nunca de un paisaje ni del color de la nieve. Son, generalmente, objetos cotidianos: la superficie de un mouse pad o la tela de un cojín. Solía tomar notas en esos momentos de inspiración, pero ahora simplemente los dejo pasar y confío en que mi mente los recupere cuando sean necesarios”.

Destinada a ser creada

Al profundizar en el proceso de diseño de la butaca Imola, nos revela un hecho desconocido: “En realidad no era parte de ningún encargo (se ríe). BoConcept quería un producto completamente distinto, una butaca muy clásica, que es lo que les mostré. Pero me tomé la libertad de enseñarles también la Imola, e inmediatamente la quisieron en vez de la otra. A todos nos encantaba el diseño, pero no creo que nadie pudiera haber pronosticado su éxito”. La butaca acabó por convertirse tanto en un bestseller como en una pieza emblemática para la marca. Al cumplirse los 10 años de su diseño, se produjeron miniaturas elaboradas a mano a escala 1:16 y se celebró el aniversario de este símbolo con una campaña especial.

La Imola se inspiró en una de las dos mitades ondulantes de una pelota de tenis. Cada uno de los inconfundibles lados de su forma parece haber salido de un único corte. Son detalles que yuxtaponen las envolventes curvas de su diseño con los marcados bordes de los paneles laterales resultantes. Esta mezcla infunde tensión a la Imola y eleva tu sentido de comodidad visual. Al mismo tiempo, el bajo perfil de su estructura base crea la impresión de que levita. Estas son sólo algunas de las razones de su éxito. “Creo que el éxito de una butaca está en el ojo de quien la ve. Si quieres una butaca emblemática que no sea tanto para sentarse, sino para exhibirse, la elegirás por su aspecto”.

Cuando se le pregunta sobre el impacto que diseñar una pieza tan emblemática tuvo en su vida tan sólo un año después de iniciar su carrera en el diseño de mobiliario e iluminación, Henrik se ríe. “No hubo tal impacto. No hago esto por dinero o por fama. Es cierto que tengo que pagar las facturas, pero mi pasión es crear productos que puedan fabricarse por un precio justo y ser usados por clientes de todo el mundo. Yo no miro atrás. Sólo quiero seguir creando buenos productos”. Escuchar esas palabras en boca de otros provocaría cierto escepticismo. Pero en el caso de Henrik Pedersen, es inevitable darlas por ciertas.

boconcept.com

Podes leer...