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HOSPITALIDAD en la laguna de los 7 colores

Fotos Leo Espinosa

Con una ubicación privilegiada frente a un espejo de agua popularmente conocida como «laguna de los 7 colores» (por los 7 tonos de azul) se desarrolla este proyecto en Bacalar (Quintana Roo, México), al borde de la Laguna de Bacalar, un excelente punto turístico que aún se encuentra en desarrollo, a 40 kilómetros de Belice.

El proyecto estuvo a cargo de las diseñadoras de interiores Deha Chehade Andrea Castilla Carter, responsables del Estudio Chehade CarterEl concepto fue desarrollar un proyecto que se integre con el entorno, donde poder descansar y relajarse, con sencillez y confortabilidad. Para lograr esto utilizaron un acabado en microcemento pigmentado color laja para darle terminación rústica, pisos de pasta diseñados con el patrón de una línea utilizándolo para enmarcar las camas o colocarlo en diferentes sentidos para crear muros decorativos en las suites, y también plafones de bahareque (entramado de madera que se realiza por medio de palos de madera de la región) que en el hotel se pueden encontrar en todas las habitaciones y la gran terraza cubierta donde funciona el restaurante.

El Hotel Carolina cuenta con 16 habitaciones, 4 de ellas las más cercanas a la laguna catalogadas como suites. Los requerimientos para el hotel fueron recepción, restaurante, baños en áreas públicas, 16 dormitorios con closet, baño, amenities y terraza con balcón en un espacio de 24 m2.

El acceso a las habitaciones es por el área de la terraza/balcón, al entrar se visualiza una vista completa de la misma, y como remate visual el área del lavabo, fabricado del mismo material de muros enmarcado por piso de pasta. Al ser un espacio pequeño el espejo se consideró independiente para que los huéspedes puedan usar esta área al mismo tiempo como tocador y lavamanos.

Se integraron los closets como muebles decorativos, con varias funciones. Conformados con dos módulos uno de un cajón que corresponde al lado de la mujer para colocar vestidos largos, y el segundo módulo cuenta con dos cajones que corresponde al lado de hombre que no necesitamos tanta altura para colgar ropa, también cuentan con la medida ideal para maletero y al centro tenemos el mueble con las amenidades (caja fuerte, frigobar y televisión).

Todo el mobiliario se realizó en madera de la región en acabado natural, con pequeños detalles de color a juego con el tono del piso de pasa.

En el área de regadera la intención era crear una experiencia relajante lográndolo con materiales naturales como el bahareque, piedras de río, iluminación cálida e indirecta y una regadera de tipo lluvia centrada al espacio.

 

En las áreas públicas se utilizó la misma paleta de materiales, jugando con la vegetación existente. El restaurante se ambientó con lámparas de diferentes tamaños fabricadas en fibra natural de henequén, en el mobiliario se consideró que el aspecto fresco predominara, ligero y en color neutro. El henequén es una planta típica de la región sureste de México, es de la familia del agave, y de él se extraen las fibras.

La hospitalidad va siempre de la mano con la vivencia, que cuando está precedida del diseño es garantía de buenos resultados. En este caso, la flora nativa inspira los detalles y los materiales autóctonos, que en su manufactura la mano del hombre le imprime un sello personalizado, logra dominar una línea de diseño vernáculo, tan acogedor y contenedor como la experiencia hotelera que un huésped requiere en un entorno de estas características. Diseño y ejecución son testigo y vehículo de este deseo en Hotel Carolina, contra la transparente Laguna de Bacalar.

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