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Hotelería vernácula en CASA Hoyos

Fotos Diego Padilla

Casa Hoyos renace en una atmósfera ecléctica para ofrecer una experiencia genuina de hospitalidad. Este hotel boutique fue concebido como una muestra de arquitectura vernácula en una emblemática propiedad perteneciente por cuatro generaciones a una tradicional familia de la ciudad de San Miguel de Allende (México). El edificio conserva sus característicos rasgos coloniales, incorporando elementos vanguardistas trabajados con técnicas artesanales de la región. La privilegiada ubicación de Casa Hoyos permite contemplar los más bellos atardeceres desde su terraza, donde Bekeb deleita con un original menú de mixología artesanal a base de diferentes agaves, plantas, flores y raíces del país, acompañado de tapas inspiradas en la culinaria nacional bajo la autoría de la mixóloga y creativa Fabiola Padilla.

Este hotel renace en el paradigmático estado mexicano de Guanajuato, donde San Miguel de Allende alberga un abanico de propuestas hoteleras y culturales que hacen eco a la esencia colonial de esta pequeña ciudad reconocido desde 2008 como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Su atractivo patrimonio arquitectónico, artístico e histórico le han otorgado numerosos premios y distinciones, convertiéndole en uno de los destinos preferidos del país azteca.

VESTIGIOS generacionales plasmados en el diseño

 

La reinterpretación de la arquitectura interior estuvo a cargo de AG Studio, liderado por el diseñador Andrés Gutiérrez, tomando como punto de partida el estilo de una casona española en la que dialogan la tradición y la vanguardia, además de diversas metáforas que, a través de un juego de geometría y colores, evocan los diferentes giros de negocio que albergó la propiedad. La historia de la casa colonial que acoge a Casa Hoyos es el pilar fundamental que nutre la identidad de este nuevo hotel boutique y que le brinda un carácter único.

La propiedad fue adquirida por Julián Hoyos a principios del siglo XX con el objetivo de convertirla en la primera casa de cambio de moneda del pueblo. Posteriormente, Julián y su familia decidieron emprender una tienda de granos y semillas, la que más tarde se conocería de manera coloquial como “El Banco del Frijol” o “Bean Bank” ,por la peculiar mezcla de rubros. La secuencia de las diferentes generaciones de la familia Hoyos permitió convertir este proyecto en un hotel contemporáneo, rico en detalles y matices. En la actualidad, el icónico inmueble pertenece a la cuarta generación, quienes aliados con A-G Studio rinden homenaje al legado familiar a través de la concepción de este alojamiento singular.

Siguiendo los lineamientos propios del país a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para conservar y difundir el patrimonio de la nación, el desafío residió en restaurar el patio principal y edificar desde cero en su parte posterior, un espacio contemporáneo y propositivo que fortaleciera y preservara la identidad original de la casa, dotándola del genuino aire bohemio que caracteriza la esencia de San Miguel de Allende. Al ser un inmueble protegido, cada de detalle de la intervención tuvo que ser sometido a la aprobación de dicha institución.

La inspiración del proyecto arquitectónico deriva de la confluencia de tres momentos clave en la historia del inmueble: la llegada de Julián Hoyos desde España y su devenir familiar, la apertura de la primera casa de cambio y su posterior conversión en tienda de granos y semillas. Cada uno de estos tres momentos influyeron decisivamente en la selección de materiales y elementos decorativos que convergen en un mismo espacio y que dan vida a este hotel.

Arraigo ANDALUZ en la religiosidad mexicana 

Siguiendo una distribución concéntrica, el hotel, ubicado en planta baja y primer nivel, se organiza alrededor de un patio central abierto, bordeado por balcones de estilo andaluz, que recuerda a una típica villa del sur de España. Hacia la parte posterior del primer nivel, se ubica el mural de la Virgen dolorosa de Loreto, fabricada y pintada a mano en talavera vidriada por Dolores Hidalgo, corona un altar que refleja una de las tradiciones religiosas más arraigadas de la Península Ibérica, donde se encuentran los orígenes de la familia Hoyos.

Así es que se siguen sucediendo espacios y piezas únicas: debajo de la virgen se encuentra el mueble antiguo que funcionó como mostrador original de la casa de cambio. Al igual que esta pieza convenientemente restaurada, diversos elementos que se encontraron en la casa durante años se recuperaron para darles una nueva vida en el proyecto, manteniéndose como vestigios y testigos del pasado.

El interior de cada una de las 16 habitaciones cuenta con mobiliario diseñado de manera integral por A-G Studio. Las piezas contemporáneas aúnan elementos del barroco colonial, como por ejemplo las patas con torneado Salomónico. Además, se confeccionaron gobelinos de lana tejidos a mano con antiguas técnicas oaxaqueñas (de Oaxaca, México) que no utilizan electricidad. Éstos fueron diseñados por la artista mexicana Melissa Ávila, representando uno a uno los integrantes de la familia.

El conjunto del proyecto reúne colaboraciones de varios artistas y diseñadores mexicanos, entre los que destacan: la anteriormente mencionada Melissa Ávila, así como Isaac Cruz, Paloma Layseca, Andrea Flores y Lucía Soto. En este valor de reinterpretación artística sumado a una acertada intervención del diseño interior con una mirada vernácula que respeta cada uno de los antecedentes radica la fortaleza de esta propuesta hotelera, aspectos que sin dudas influyen decisivamente en la búsqueda de viajeros amantes de generar recorridos a partir de la hotelería con sentido, con pertenencia histórica de los espacios que ocupan.

Paletas y texturas en torno a un PATIO central

 

En la heterogénea paleta de colores predomina el amarillo, plasmado en azulejos de barro vidriado que en su disposición simbolizan una mazorca de maíz.

Combinando con el amarillo se encuentra un abanico de tonos ocres y rojos presentes en los suelos de baldosas de barro así como en algunos textiles de lana trabajada en el estado de Guanajuato. Los pisos de los corredores de las áreas comunes se conforman de loseta de pasta negra y se conectan con el interior de las habitaciones. Recubierta de azulejo de barro, la parte interior de los arcos que rodean el patio, representa el vientre de las serpientes que componen el escudo heráldico de la familia Hoyos.

Rememorando el modernismo mexicano, toda la fachada interior es de una sola pieza de concreto puro. Otros elementos propios de esta corriente artística, como vidrio texturizado, azulejo, aberturas de acero en color negro, conforman un tránsito que va de lo tradicional e histórico a un emotivo y vibrante ambiente, capturando una esencia contemporánea que privilegia la textura de los materiales y las líneas puras.

 

En el diseño de los interiores destacan las macetas de yeso con incrustaciones de espejo, una reinterpretación contemporánea de aquellas que decoraron la casa en el pasado. Estas piezas auténticamente mexicanas – diseñadas por Paloma Layseca – tienen un tinte morisco que armoniza sutilmente con la estética ecléctica del proyecto. Todos los materiales y acabados seleccionados para Casa Hoyos son propios de diferentes partes de México.

 

 

Un Bekeb al atardecer rememora las RAÍCES de la casa

El Bekeb es un trago característico del bar homónimo que se encuentra en la terraza del hotel, desde donde un cielo de tonos rojizos es posible apreciar muy frecuentemente, atesora la memoria mientras el paladar se deleita con la fusión del licor de saúco, cedrón, piña, limón meyer, Sotol y Mezcal, así este trago se impone como insignia del complejo, con una mixología artesanal de autor como parte del sello distintivo de este bar especializado en coctelería contemporánea. No en vano, su nombre, que remite al término tzotzil -bek-, cuyo significado es semilla, invita a reconectarse con lo más esencial: los orígenes.

Así, la interpretación de las raíces del México profundo son el punto de partida para una experiencia creada por un conjunto de talentos que lidera Fabiola Padilla, mixóloga creativa reconocida internacionalmente por sus colaboraciones en restaurantes de la escena neoyorquina, entre los que destacan COSME, de Enrique Olvera, y el bar Diego en el Public Hotel del Lower East Side de Manhattan del creador del Studio 54, Ian Schrager.

En Bekeb, Padilla recurre a las plantas, flores y raíces para combinarlos con destilados de agave que embelesan el paladar con originales creaciones como el “Lavender Sour”, a base de ginebra, vino aromatizado, flor de lavanda, licor de violetas y limón meyer o el “Miranda” con mezcal, licor de hierbas mediterráneas, vermouth y jerez.

Este reencuentro con los aromas de la tierra armonizan con los contundentes sabores de sus tapas y platillos, como el queso envuelto y el ceviche de camarón, ideados por Matt Conroy e Isabel Coss, reconocidos Chefs neoyorquinos. Para los bohemios y nómadas contemporáneos, BEKEB dispone de una cava donde de inmediato se percibe el expertise de un auténtico sibarita que con rigor ha curado una selección que privilegia la calidad sobre cualquier mínimo artificio. Todo esto sucede entre cactáceas, mobiliario artesanal revestimiento original y elementos creativos -entre las que destaca el mensaje en luz neón “I Want Us To Love Each Other” de la artista mexicana Teresa Escobar- que en Bekeb se redescubre el placer de lo cotidiano, lo sencillo y lo natural que alimenta y regocija el espíritu.

Casa Hoyos fomenta la conciencia local, establece un diálogo entre la arquitectura colonial y la vibrante vitalidad contemporánea del diseño y del arte mexicano.

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