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Las respuestas provisorias de Thomas Lowy

Desde el 7 de abril, la Sala 1 del Museo Nacional de Artes Visuales en Montevideo (MNAV) recibió la exposición sobre la obra artística de Tomy Lowy, conocido así por quienes  acompañaron el transitar de su talento, desde la amistad, las artes plásticas y el ámbito de la gestión cultural que fue vasto, interdisciplinar y sostenido, y lo llevaron a ocupar los más altos cargos gubernamentales vinculados al quehacer y la promoción del arte y la cultura en Uruguay. 

Thomas Lowy nació en 1947 también un 7 de abril, y por eso la fecha elegida en 2022 para homenajear su aniversario. Pero fue recién en 2018 (dos años antes de su fallecimiento) que sorprendió con su primera exposición individual en el Museo Blanes, la que tituló “Por qué”. En relación a ésta, se instala en su amigo, escritor y crítico literario, Hugo Achugar, la siguiente reflexión: “Supongo que, para un artista, un polemista, un apasionado con todo lo que hacía, creaba, creía, la exuberancia y la alegría de vivir, siempre fueron parte de su fuerza, de su humor, de su inteligencia y de su búsqueda. El «por qué» o el «para qué» -lo declaraba en 2018 el mismo Lowy- no era lo fundamental, lo que deseaba/esperaba era que «La pulga del por qué (…) siga sana y molestona».

Analía Sandleris, curadora de la muestra, define ei perfil del artista embanderado por la multiplicidad de áreas que abordó a la vez: “Lowy creció en un ambiente vinculado al teatro y las artes plásticas, sustento de la creatividad que desplegó a lo largo de su vida.  Dibujante, director de Arte en agencias de publicidad, artista plástico egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Diseñador gráfico y fundador del semanario “Jaque” (1983-1985). Recordado gestor cultural. Desarrolló la primera Dirección de Cultura de la IMM en 1985 y fue Director de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) desde 1995 a 2000. Director de la Unión Latina para Uruguay (2001 – 2011) presidió la fundación MAPI hasta el año 2020. Para él la cultura fue deleite y reflexión. Mientras discurría en su permanente accionar, pocos conocían el constante desarrollo de su obra artística: fue dibujante siempre, escultor, pintor. Desde su taller individual, Lowy creaba.” 

 

“Una obra de arte es un acto de entrega de lo mejor que el artista posee, sus respuestas a las preguntas fundamentales [aunque sean respuestas provisorias].”

Thomas LOWY (1999)

 

“Queda abierta la pregunta que abre esta exposición: ¿Respuestas provisorias? Ideas centrales de un artista que no creía en hallazgos definitivos. Su padre, Richard Lowy, fue fotógrafo y su madre, Inge Elbau, estuvo siempre vinculada al teatro. Los dos habían emigrado al Uruguay siendo muy jóvenes, debido a la persecución nazi. Su madre contrajo un segundo matrimonio en 1952 con Ludwig Neulander, destacado dramaturgo, conocido en el mundo cultural con el nombre de Luis Novas Terra. En ese ambiente (en ese “caldo”) creció Tomy, inmerso en un aura de fantasía y felicidad que se pondría de manifiesto más tarde, una y otra vez, en el despliegue de creatividad que caracterizó a su vida”, agrega Sandleris. 

La historiadora Graciela Sapriza, refieréndose también a la exposición de 2018 que en tantos quedó grabada al recordar a Lowy, visualiza en ese título “Por qué” la intención expresa de poner “permanentemente todo en cuestón”. 

Cada uno de los peldaños que escaló desde el aprendizaje a la gestión, son reflejo de cada paso y cruce de veredas en etapas de su juventud. “Fue actor en su adolescencia, y creador del taller de serigrafía Estampa 3, también incursionó en el diseño de muebles infantiles con un taller de carpintería bajo la marca Ludica. Fue unánimemente recordado como gestor cultural y también supo dedicarse a la plantación de olivos y producción de aceite”, agrega Sapriza. Seguramente esta contraposición, incluso la que lo vinculaba a los caballos, se haya generado en la necesidad de poner en otro contexto el ciclo de la naturaleza, que a pesar de la impronta gráfica y el menester cultural le era igualmente propia; llevarlo a lo más arraigado y franco de la transformación de un producto de la tierra puede entenderse como volver a repetir el círculo que innatamente cerraba siempre, y que tantas satisfacciones le dio: sembrar, acompañar y cosechar. Independientemente del objetivo material, esta grandeza fue parte de su forma de vida. 

 

De la gestión a la plástica: torbellino de ideas

“Él  se tuteaba con la realidad,  tal vez por eso no se permitía sobredimensionar la visión de sí mismo, que aparecía siempre marcada de una noble moderación.  Le salía natural. Cero impostación.  Vivía en un mundo que habitualmente está cargado de vanidades y egos, pero él atemperaba esos sentimientos propios. Usaba los verbos aprender,  entender,  dudar de manera sorprendente para un tipo que tenía una historia cargada de logros, proyectos concretados, construcciones exitosas y prestigio personal”, reflexiona Sandleris, quien desde un lugar cercano al artista piensa que “por alguna razón, que a veces me resulta misteriosa, él decidió crear un puente de confianza y compartir conmigo algunas tribulaciones de su trabajo artístico. Descubrí un tipo que era torbellino de ideas que lo sobre estimulaban a la hora de poner foco en sus procesos creativos. Esa  cantidad de imágenes nuevas creaban cierto caos y un mar de ruidos que debía desoír para seguir adelante. En eso estaban nuestras últimas charlas,  ordenar,  planificar,  disciplinar la mente,  trabajar en series”. 

En simultáneo se realizó otra exposición en el Museo de Arte Precolombino (MAPI) titulada “Thomas Lowy: un espíritu libre”, una muestra diferente y complementaria a “Respuestas provisorias” del MNAV. Con carácter de homenaje y restrospectiva a la gestión cultural en su conjunto, es un recorrido biográfico que abarca toda su vida, fue inaugurada el 10 de Mayo por Pablo Da Silveira, Ministro de Educación y Cultura de Uruguay (MEC).

 

“Paralelamente, a lo largo de varios años y en la intimidad de su taller continuó trabajando en su obra plástica. La presente exposición recoge los trabajos en esos últimos años: sus collages”, relata Sandleris, confirmando que la muestra fue extendida hasta el 24 de Julio de 2022 debido a la gran cantidad de visitas que recibe, sobre todo grupos de niños de escuela, quienes guiados por sus maestras acuden a recorrer los collages que el propio artista en vida, ya imprimía luego de terminados para que “no tuvieran aspecto escolar, de pegoteo y rastro de la mano”, recuerda Sandleris percepciones personales de Lowy, quien de no tener una terminación final los sentía como “inacabados”, segun sus palabras. “El a veces intervenía los papeles antes de hacer el collage, partiendo de materiales de desechos, manchados, o que aparecían en su escritorio”, agrega la curadora, para quien los collages previos a la impresión son sus preferidos, y por eso están presentes en la muestra, rindiendo tributo a la simpleza de la magia entre el papel y los restos de cola sobre el cartón, que reflejan la esencia misma de la técnica, y en los que plásticamente genera libertades vinculadas a la escala, al color, al movimiento y a la comprensión espacial dentro de cada proporción apaisada de las obras más representativas, la inmensa mayoría sin nombre ni firma.

No obstante, también forman parte de la muestra las impresiones digitales de los collages a partir de la técnica llamada Giclee, impression realizada sobre papel Innova Velvet 300 gr. El espíritu del recurso gráfico con el que Lowy más cómodo se sentia era la imagen acabada, propio de un publicista o perfil vinculado al diseño gráfico, y no tanto a mostrar la materialidad de la artesanía manual del proceso. 

Homenajeando su paso por las artes plásticas, el público en MNAV ha valorado la presentación de ambos tipos de trabajos, en los formatos que la selección de obras hizo posible: originales algunos e impresos otros, sin embargo en cada pieza se percibe el sentido más genuino que le dio inicio. 

 

“El artista que había en él era despiadado en la autocrítica de su trabajo, con algunas máximas éticas que no le permitían mostrar su obra porque -como decía- “no se puede estar en ambos lados del mostrador.”

Analía SANDLERIS

 

Luego de inaugurada la muestra, en la entrevista realizada en En perspectiva (Radiomundo) Oscar Bonilla, fotógrafo y amigo personal del artista, quien participó del armado de la muestra en MNAV realizando el registro fotográfico para las impresiones lo define como “un gran amigo, un rebelde, desde su formación a su trayectoria política, un cuestionador y enorme creativo, sumamente amplio en su visión de las cosas y de la vida”, y destaca su obra más allá de los collages como “su gran aporte a la cultura uruguaya, esa es su gran obra”, señala Bonilla. Por su parte Sandleris, cuenta su vivencia personal en el proceso de acompañarlo a ordenar lo que quería lograr de su representación plástica:  “El me decía que tenia mil ideas, esa forma de ser, de lanzarse y ejecutarlas, muchas de las cuales las estamos disfrutando hasta hoy dia, hablan del freno que no tenía para materializar sus ideas, en cualquiera de las áreas donde intervenía. Resalto que a pesar de ser una persona tan pública y con tantos logros dentro de la cultura en general, cómo ha tenido este otro costado de la vida, en el cual sin casi esperar nada, solo trabajando y produciendo otra obra, se da algo que tiene que ver con el ser humano, con esa necesidad de hacer, con el artista que había ahi”. 

 

 

“Es posible que en Lowy las luces del gestor opacaran al artista.  La cariñosa admiración que despertaba a su alrededor le devolvía esa imagen brillante, y al verse a sí mismo, en ese espejo dejó en las sombras al plástico que lo habitaba.”

Analía SANDLERIS

Sobre la curadora. Analía Sandleris nació en Montevideo en 1958. Realizó múltiples exposiciones individuales, una de ellas en Nueva York, la última individual fue en el MNAV en 2018. Participó en más de ciento veinte exposiciones colectivas tanto en el Uruguay como en el exterior (USA, España, Chile, Japón, Brasil, etc). Participó a partir de 1980 en numerosos concursos. Recibió premios y distinciones, entre ellos la Beca Batuz – Altzela (Alemania). Residió durante tres años (1989-2001) en Ibiza creando escenografías, máscaras y vestuarios para obras de teatro sobre mitología Balear. Fue jurado en diferentes certámenes, Fondos Concursables MEC, Salón Municipal IMM, etc. Ejerció durante diez años la docencia en su taller y actualmente sólo se dedica a desarrollar su obra.

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