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Pasión por el paisajismo
LORENA PONCE DE LEÓN

Lorena PONCE DE LEÓN

Foto | Paula OLIVERA

Lorena Ponce de León tiene esencia paisajista. Un sentir que transformó en carrera hace ya una década, y hace poco más de un año en un compromiso de alcance nacional para valorizar el oficio por la tierra. Desde el jardín de la residencia presidencial de Suárez y Reyes, donde hoy vive en familia, nos cuenta de su temprano vínculo con las plantas y su pasión por el cultivo, nos comparte uno de sus últimos proyectos realizados en el área del paisajismo, y también la evolución del programa Sembrando que lleva adelante.

Nos recibió para conocer su mirada enérgica  y  sostenida  por   todo   lo   relacionado   al   metier de los cultivos, desde el diseño del entorno exterior de las áreas verdes, la valoración del paisaje uruguayo, el espíritu emprendedor y los beneficios personales, domésticos  y  comunitarios que se desprenden de conocer y trabajar los dotes de la naturaleza.

Para Ponce de León basta contactar con un invernáculo para transformarlo en el refugio de pasibles jardineros. Esto sucede con frecuencia cuando en compañía de alguno de sus hijos,  siembra plantines, riega canteros, abona el sustrato, cuida del crecimiento y cosecha en mano propia, con la intención expresa de aportar un grano de vida a cada paso.

Desde el 1ro. de marzo de  2020  es  consecuente  promotora  del beneficio que trae apostar a la conciencia del autocultivo, del proceso de preparado de la tierra, de la producción hogareña de alimentos, del posicionamiento  de  Uruguay  en  materia  de  sostenibilidad  agraria  y de la  motivación  hacia  el  trabajador  rural.  Su  amor  por  la  jardinería y por cuidar la productividad de cada semilla, muestra  una  primera dama  determinada  y  descontracturada,   interviniendo   plantaciones en locaciones tan reales como instantáneas, y con la frescura de meter mano en la tierra. Lo ha hecho sin descuidar sus trabajos particulares, carrera profesional que transcurre en paralelo a su agenda oficial y a la vida en familia.

Con espíritu extrovertido, una personalidad auténtica y tenaz, su extremada sencillez la llena de melancolía al reconstruir el recuerdo del jardín de su infancia. Cuando tuvo que decidir una orientación, tomó de base esa devoción por la naturaleza, la que fuera más adelante el disparador hacia su formación en jardinería, paisajismo y tecnicaturas agrarias. Desde entonces, trabajó al mismo ritmo de un cultivo, un paso a la vez y sin sortear etapas. Hoy su espíritu inquieto y paciente a la vez, su flexibilidad de adaptación y contundente compromiso dan frutos y reflejan el gran cariño por la profesión que eligió, la que con pequeños jardines comenzó a materializar. Con ella charlamos y compartimos su mirada desde todos los lugares que ocupa:

¿Cuál es tu receta para amalgamar varios roles y ser el sostén femenino en una pareja?
No hay una receta. Las mujeres estamos capacitadas para ser polifacéticas. Por naturaleza podemos encargarnos de muchas cosas al mismo tiempo, tenemos esa capacidad de poder tener muchos temas en la cabeza e ir resolviéndolos de a uno. Lo más importante para poder tomar los temas y no ahogarse en el intento es organizarse, es la base de poder resolver. Solo con una buena organización es posible tomar decisiones. Tanto sea laboral o familiarmente los imprevistos estarán, van a tender a desordenar aquel orden trazado, y a desarmar el esquema casi perfecto que cada semana podemos trazarnos. Entonces, sabiendo que eso va a pasar, es importante tener el poder de rápidamente reacomodar todo y volverte a armar. Las mujeres tenemos herramientas para la buena organización, es importante el poder de síntesis y tomar los problemas de a uno.

¿Cuál fue el primer jardín con el que tuviste contacto con la tierra y el cultivo?
Fue en la calle Urquiza (detrás del Hospital Militar), teníamos una casa con un jardín chiquito de un lado, una piscina, y a continuación una tira verde parquizada. Ese parque tenía unas granadas que me hacían acordar al jardín de Alicia en el País de las Maravillas, y yo jugaba con esa fantasía (…) sobre todo replicando el momento en que ella y su conejo (que siempre se escapaba) se encuentran en ese parque gigante, lleno de flores grandes.  Para  mí,  ese  jardín  en  la  calle  Urquiza era esa misma sensación, hasta el día de hoy tengo el recuerdo de estar comiendo esas granadas sintiendo el amargor característico de esta fruta.

¿Qué destacarías del entorno verde en tu actual hogar, la residencia presidencial de Suárez y Reyes?
Es un jardín antiguo, la circulación rodea la casa y está inmerso en un parque con árboles plantados en la época de la formación del Jardín Botánico, hay cedros, palmeras fénix canariensis y algunas otras especies bastante antiguas. La realidad es que se nota que es una casa que fue pensada para tener un parque, la que tuvo intervenciones posteriores de otros presidentes, como por ejemplo la rosaleda en la parte posterior del predio, es un lugar de mucha paz.

¿Cómo comenzó tu inquietud por el desarrollo del ciclo de las plantas?
Para mí el respeto por la naturaleza siempre es un debe, que como seres humanos aún tenemos mucho para hacer. Lo que caracterizaba a nuestros antepasados, lo de cultivar en los hogares, aquello de tener la huerta en la casa de uno se fue perdiendo en muchos casos, en otros se ha mantenido. Somos la generación que la salteó, en mi caso siento que viene de la época de mis padres esa pérdida, y creo que cuando uno está en contacto cercano con la naturaleza y puede lograr obtener un fruto luego de una siembra se genera una magia. Cuando uno come ese tomate luego de haberlo sembrado en semilla, cuidado en su crecimiento, cosechado y llevado a la mesa, y con un poco de aceite y sal poderlo disfrutar en familia, es muy gratificante, porque es el verdadero valor del proceso del agricultor. Y también nos ayuda a respetar a los que viven de la tierra, que es muy importante.

¿Cómo fue tu camino para llegar a la horticultura?
La horticultura es un camino que tomé hace 20 años casi como una forma de vida. Por un lado, todo lo referente al abono orgánico, el compostaje, hacer selección de  residuos,  aprender que  casi  todo  lo  que  comemos se puede reciclar y por tanto transformarse en compost, y ese compost es directamente transformado en tierra en 40 días, es algo muy básico y muy rápido, y eso es material orgánico natural y totalmente ecológico para la tierra (se puede hacer con algunas especies mejor que con otras, y también con lombrices). La tierra puede generarse muy rápidamente con lo que llevamos a la mesa. De hecho el 60% de residuos que generamos en nuestros hogares es materia orgánica ¡Si será importante tomar conciencia de hacer una selección de residuos! Y por otro, la implicancia que tiene el conocer los tipos y tiempos de plantación de las especies, el cuidado para cada una de ellas, cómo se asocian y potencian. Hay mucha cultura para remover, y si esto es contagioso (en el buen sentido) es una cosa buena para lograr.

 

La tierra se puede generar rápidamente
con lo que llevamos a la mesa.

 

Paisaje con identidad

Lorena Ponce de León es técnica forestal por la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de la Empresa en Montevideo (UDE), técnica en jardinería por la Escuela de Jardinería de la Intendencia de Montevideo, diseñadora de jardines por John Brookes School of Garden Design (en Argentina), habiendo participado de cursos sobre luminotecnia para exteriores. En 2012 emprendió Identidad Paisajismo junto a Melisa Rodríguez (arquitecta egresada de la Universidad ORT) en calidad de socias, proyectistas y hacedoras de paisaje y jardines, con el objetivo de crear espacios exteriores habitables, eficientes y disfrutables que se aprovechen y aprecien de diversas maneras, generando emociones y sensaciones con texturas colores y perfumes, tanto en el entorno inmediato, como en los límites visuales del espacio a intervenir.

“Desde nuestra forma de trabajar hemos potenciado nuestro trabajo desde el rol de cada una. Sentimos que estamos en el lugar que queremos, nos sentimos cómodas, nos complementamos y hemos crecido como profesionales cada una desde su lugar. En estos años se han sucedido obras que abarcaron proyecto y ejecución de los espacios exteriores del Edificio Celebra en Zonamerica, el Edificio Forum en Puerto de Buceo, y el rooftop de Aguada Park en la Aguada, entre otras obras residenciales y particulares”.

La trayectoria de la dupla Ponce de León – Rodríguez ha estado inspirada por destacados referentes en materia de paisajismo: Carlos Thays ha sido para ellas una figura rioplatense muy importante por la cantidad de intervenciones realizadas en nuestro país; Piet Oudolf, elocuente figura internacional y más contemporánea; y como formador nato John Brookes, uno de los pioneros en desarrollar técnicas de formación para paisajistas.

 

Un rooftop como pulmón verde

Fotos Juan Carlos BLANCO PAZ

La conceptualización de un espacio exterior, cuando se trata de resolver el esparcimiento de un grupo empresarial, aspectos como sociabilidad, funcionamiento e identidad no pueden ser abordados sin una planificación de los mentores profesionales que transforman necesidades en soluciones funcionales y de diseño. Lorena Ponce de León y Melisa Rodriguez recibieron en 2019 el encargo de proyectar un techo verde y habitable en el rooftop de un edificio en la Aguada que, culminado en 2020, resultó ser uno de los mayores en área de terraza intervenidos en la zona con estas características de diseño.

Se trata de Aguada Park,  zona  franca  de  compañías  exportadoras de servicios en áreas como tecnología, financiera, trading y servicios profesionales. Este polo corporativo está ubicado en un punto donde lo metropolitano y lo marítimo  se  interceptan  con  diferentes  realidades de escalas y densidades: entre una vía rápida en el eje portuario (Rambla Sud América) y otra de escala barrial (calle Paraguay), en un entorno caracterizado por antiguas construcciones fabriles que, reformuladas algunas de ellas y junto a edificios institucionales y empresariales, además de residenciales de baja altura, caracterizan este histórico y heterogéneo barrio montevideano.

La solicitud fue concreta: lograr un techo verde en el rooftop (nivel 4) del edificio principal, destinado en parte a estacionamiento, otras áreas para exposiciones y otras para espacios de esparcimiento. De esta forma, la consigna para esta dupla creativa era el desafío de una doble  función en una tira de 2.000 m2 a través de la intervención paisajística: por un lado generar espacios recreativos y de descanso para uso de los empleados de la  torre,  y  por  otro,  generar  infraestructura  con  fuerte  presencia de vegetación para la realización de eventos por parte de las distintas empresas que operan en el edificio, el que proyecta sumar otras dos torres en la misma manzana.

“Era una tira totalmente desolada, de hormigón, en el límite del edificio contra la calle con muchos elementos propios del mantenimiento del edificio como las unidades exteriores de los aires acondicionados por ejemplo, pero se conformaba como una faja con muy lindas vistas hacia el puerto desde ambos extremos de la misma. Enmarcando este espacio nos encontramos con todas las copas de los plátanos sobre Paraguay, cuyo follaje nos generaba un inmejorable marco verde”, reseña Ponce de León.

El diseño se basó en dividir la tira en tres, sectorizar por áreas temáticas y discontinuar la rigidez lineal que a simple vista tenía. Para tal sectorización, arquitecta y paisajista desde sus miradas tan coincidentes como complementarias, emprendieron la tarea de definir cuáles serían los componentes verdes y no verdes, y recursos de ambientación naturales y decorativos. “Se proyectó una sucesión de pérgolas que delimitan sectores, y propician el recorrido y pasaje de una a otra. Estas situaciones pergoladas ofician de cortes visuales en el total del espacio, y a la vez, son soporte de enredaderas que llevan el verde al plano del ojo humano, enmarcadas en jardineras que albergan muchas especies, y combinan colores y aromas para dar la sensación de jardín”, agrega.

La variedad de especies, altas y bajas, con colorimetrías, texturas y perfumes diferentes, le dieron a este rooftop la naturalidad necesaria para contrarrestar el pedido  expreso  de  no  colocarse  pasto,  por  lo cual, se instaló césped artificial. Por razones del alto tránsito que debía preverse y el mantenimiento como eje fundamental del proyecto, fue elegido uno de muy buena calidad para garantizar tanto vida útil como performace, y a la vez sumar verde a la percepción general de la gran terraza. A tales efectos, ya desde el proyecto se planteó  modificar  la caída natural de los pluviales para dar prioridad a la sectorización funcional bajo las diferentes pérgolas que, como las especies, se trabajaron en  diferentes  alturas  acordes  a  las  funciones  protagónicas o de servicios destinadas para cada una de ellas. La ejecución incluyó tareas de albañilería, solución estructural de los elementos en altura y la propuesta lumínica.

Aguada Park es un edificio embebido en una trama urbana de construcciones de mediana altura que ocupan el total de la manzana, cuyas fachadas se transparentan detrás de los árboles de la vía pública.

.“Contiguo a los sectores pergolados se generó un laberinto hecho en hierro con plantas trepadoras y el pertinente estudio  de  iluminación para conformarse como un  espacio  contenedor  de  vivencias  también en la noche. Fue un proyecto global que abarcó los diferentes usos y situaciones requeridas”, cuenta la paisajista.

“Por la altura del volumen del edificio, al estar parado en esta gran terraza, la percepción que uno tiene es que el entorno está bastante mimetizado con los edificios circundantes, está más bien vivido por la copa de los árboles que, con el follaje tupido apenas se ven, y en época invernal la silueta de las ramas sin hojas simulan una cortina de voile”, describe Ponce de León, puntualizando la  intención  puesta  en  este techo verde también desde la vía urbana: “entendimos que la altura ojo- hombre debía encontrar el verde al pasar caminando por la calle, para percibir una cubierta cien por ciento verde colocamos arbustos de 1.80 metros de alto.”

¿Qué particularidades tiene el diseño del jardín en espacios hoteleros como Casa Flor (Maldonado) o comerciales como Car One (Canelones)?
Casa Flor fue un caso particular, ya que como hotel boutique era un hotel pequeño con un jardín muy cuidado. Debimos armar un  marco verde para que todo el año estuviera muy bien, no caduco, o sea que en ningún momento cayera el jardín. En jardinería se usa este término por eso de que no desaparezcan las plantas. Las herbáceas tienen mucha perpetuidad en la época estival, en invierno prácticamente desaparecen, y en los lugares comerciales cuidamos que todo lo que proyectemos se sostenga todo el año, sin huecos o espacios que muestren un lugar descuidado. Tenemos un cariño muy especial por Casa Flor, es uno de los hoteles más lindos que hemos hecho y sus propietarios lo cuidan con mucho amor.

 

En el caso de Car One, si bien es un macro proyecto, fuimos citadas para intervenciones puntuales: la plaza céntrica y la zona inmediata al espacio de ventas de autos, o sea los edificios destinados a la zona comercial, definida en anillos desde el punto de vista de la planta. Proyectamos la plantación de herbáceas y muchas gramíneas, más que nada para ablandar la dureza de tanto hormigón. Es un lugar con presencia de mucha construcción y era importante para nosotros la presencia de vegetación suelta a lo largo de la recorrida por los perímetros exteriores. En la plaza central, definida por dos medialunas, hicimos un movimiento de suelo para que pudiera recorrerse por dentro y que el visitante se encuentre con distintas situaciones, una plaza íntima que invite a descubrir los distintos espacios.

¿Cuál es el común denominador al abordar el jardín de un proyecto residencial?
Es importantísimo que el jardín sea eficiente, nuestro lema es el concepto de eficiencia, que todo el jardín sea aprovechable de una manera u otra. Mirando el terreno desde arriba, el objetivo es que en planta cada uno de los sectores tenga un propósito, llámese a que el límite esté bien delimitado, que la caminería esté bien determinada, que todos los espacios estén estudiados con un fin especial y útil, tanto en lo práctico como visual. Los espacios exteriores deben poder contemplarse además de disfrutarse, poder descubrir el espacio con el objetivo con el que fue diseñado.

¿Cuál es el grado de posicionamiento que tiene  el diseño del paisaje en nuestro país? ¿Tiene un potencial aún no desarrollado o está cubierto con las propuestas académicas existentes?
Considero que está en pleno crecimiento, nos falta muchísimo, el área de paisajismo está en desarrollo. Al comienzo, nuestros clientes eran mayormente extranjeros, hoy en día es al revés. De a poco, ha ido cambiando la dinámica, en el concepto de la utilización del espacio sobre todo. Hay mucho por hacer, todavía hay desconocimiento del rol del paisajista, aún existen dudas sobre el momento en que el paisajista tiene que entrar a la obra. Sin embargo, ya es más común que quien proyecta su casa o espacio empresarial contacta con un paisajista en la etapa inicial, es el momento ideal para incorporar a este profesional, porque es quien va a ayudar a definir dónde es  el  mejor lugar para la casa, ni que hablar la ubicación y orientación de vientos para el mejor aprovechamiento del asoleamiento, área competente de los arquitectos que con la ayuda del paisajista se potencian los resultados.

¿Qué destacarías del vínculo con tus colegas y el trabajo en equipo en pos de generar un mayor  vínculo  de  la gente con el cultivo?
El trabajo en equipo enriquece los proyectos, potencia las ideas. El vínculo de la gente con el cultivo colabora al mayor conocimiento de especies, como  sucede  al  recorrer viveros y vincular con nuevas especies. Todo el tiempo están surgiendo variedades nuevas, considero importante recorrer viveros y ponerse al día de lo que pasa en nuestra flora y nuestra industria del cultivo de las plantas.

 

Para las áreas exteriores de dimensiones reducidas ¿cuál es la incidencia de los aspectos de diseño para generar espacios atractivos y personalizados?
Las áreas reducidas son todo un tema. Es muy apasionante y para un perfil específico de paisajistas. Nosotras no nos dedicamos  cien  por  ciento  a  esta  área, pero entendemos que quienes se dedican a esto lo hacen con la misma seriedad de un gran jardín, teniendo en cuenta que en las terrazas el asoleamiento arroja muchas sombras por la proyección de los edificios, hay que  contemplar  linderos,  las  visuales,  el  trabajo  con  macetas, y elementos constructivos que pueden llegar a ser muy novedosos. Requieren de mucha inspiración y estudio caso a caso, aunque siempre el poco metraje sea la constante.

¿Cuál es tu materia pendiente dentro del diseño del paisaje?
Para nosotros cada nuevo proyecto es algo distinto, es lo pendiente. Cada desafío que se nos presenta es lo diferente, va con nuestra impronta proponer cosas distintas, le ponemos algo particular porque es lo que nos caracteriza. Siempre tratamos de imprimir eso pendiente. En cada proyecto dejamos todo en la cancha como se dice en la jerga cotidiana, nos involucramos y no dejamos nada para atrás. Desde el anteproyecto y el proyecto de un jardín  o  cualquiera  sea  el área a intervenir, si no estamos enamoradas de lo que planteamos no lo llevamos a cabo, o sea, no lo terminamos de presentar. No presentamos cosas a medias, sino dando todo lo que pudimos poner.

Habiendo recorrido tantos rincones del país en la gira presidencial ¿qué lugares desconocidos despertaron tu interés paisajísticamente hablando?
Nuestro país tiene un paisaje increíble. Hay lugares que realmente cuando lo vas conociendo decís ¿cómo no había venido a este lugar?  Todos  los  departamentos tiene cosas distintas, cada río tiene su encanto, cada arroyo tiene su paisaje, su atardecer, hasta bruma de un atardecer otoñal en un campo tiene su magia. No podría decir uno en particular porque me quedaría corta, paisajísticamente hablando Uruguay tiene una enorme riqueza.

 

Sembrar lo nuestro

Fotos Paula OLIVERA

Desde  su  rol  como  primera  dama  y  para  afianzar  su   compromiso con la sociedad, es que Lorena Ponce  de  León  impulsó  Sembrando, un Programa de Presidencia de la República que se encuadra en una política de descentralización y desarrollo territorial, que busca fortalecer iniciativas emprendedoras a través de capacitación, crear y fomentar emprendimientos que generen ingresos, así como colaborar al desarrollo de las micro, pequeñas y medianas empresas en todo el país. Sembrando no cuenta con ningún tipo de ayuda económica o financiera, sí con el apoyo de entidades gubernamentales (más de 100 organizaciones públicas y privadas) para llevar a cabo los planes de acción que se ha trazado. A la fecha, han sido más de 200 los expertos que se sumaron honorariamente a acompañar a más de 4.000 emprendedores inscriptos interesados en recibir apoyo inmaterial, que se les brindó en forma de charlas virtuales por rubros, seminarios de capacitación y mentorías individuales, entre otras actividades. Al momento, son más de 10.000 horas las destinadas a la orientación en áreas diversas como marketing digital, planes de negocios, exportaciones, formalización de tributos, logística, registros de marca, administración, internalización de productos y servicios, entre otras, para fortalecer a quienes, independientemente del rubro, deseen emprender.

“Sembrando tuvo desde el principio el objetivo de trabajar con emprendedores, valoramos al trabajador, al que todos los días se levanta para ganarse su jornal, ser un intraemprendedor dentro de una empresa, en sociedad o en su propio emprendimiento, pero también aquel que quiere generar un oficio y ganarse la vida a través de un aprendizaje. Entendemos que en los centros penitenciarios hay un gran trabajo por hacer, y que el trabajo por la tierra se aprende”, reseña Ponce de León.

En este marco, en mayo de 2021 fue lanzado Sembrando Nuestra Huerta, que surge con la intención de promover conciencia de cultivo y autogestión de  alimentos  saludables,  haciendo  uso  de  espacios  comunes y favoreciendo la participación ciudadana. El objetivo de llevarlo a cabo poniendo foco en la temprana edad y en personas privadas  de  libertad, entre otras franjas de población, intenta llegar a  las  localidades  más alejadas y necesitadas de los 19 departamentos del país, a través de huertas comunitarias en escuelas públicas y en centros penitenciarios.

 

Más recientemente, el programa Sembrando ha venido siguiendo  de cerca el proyecto que en el marco del Congreso de Intendentes se aspira a unificar las normas bromatológicas para todos los departamentos del Uruguay, y con esto, generar un registro único a nivel nacional para fortalecer el ecosistema emprendedor y de productores de todo el país.

Otros formatos del programa se plasmaron como Sembrando Tic (para la formación en Tecnologías de la Información) y Sembrando Inglés Comercial (formación en idioma para la competitividad laboral extra fronteras), entre ambos se otorgaron 1.000 becas a personas entre 18 y 45 años a lo largo de los 19 departamentos.

Desde la huerta al paisaje, desde el incentivo comunitario al desarrollo profesional, Lorena Ponce de León representa el tipo de mujer atenta a las necesidades que la rodean y responsiva a los desafíos que su dinámica profesión demanda.

 

Lorena PONCE DE LEÓN en 10 flashes

Una artesanía uruguaya: mates en cuero
Un pintor que te emocione: Claude Monet
Un aroma infaltable: el óleo fragans o el jazmín
Un preferido en tu huerta: tomateras y espinaca
Un ambiente de la casa: el estar familiar
Un valor que persigas: la honestidad
Una zona del planeta: la costa oceánica
Una creencia: la voluntad
Una virtud de tu familia: la unión
Una pasión que no te abandona: el hockey

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