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Repetición y secuencia: romper el MOLDE en una tienda

Fotos Gonzalo VIRAMONTE

En Córdoba (Argentina) el estudio EFEEME Arquitectos desarrolló un proyecto de retail abordando un rubro que no es para nada común que apueste al diseño de interiores a través de interiorismo profesional. El estudio a cargo de los arquitectos Flavio Díaz y Marina Alvez Carneiro desarrolló y ejecutó Origen Creativo, un local que en 2018 ya marcaba una clara intención de «romper el molde», tal como los propios autores describen su enfoque de trabajo, tanto en el área residencial como en retail. «Hemos centrado nuestra labor profesional esencialmente en el diseño comercial como marca de culto y las viviendas unifamiliares como generadoras de momentos», agregan los diseñadores, cuyas apuestas plásticas y de recorridos visuales no son para nada convencionales.

Origen creativo, un local de 48 m2 ubicado en Villa María (Córdoba), nació como un emprendimiento orientado a proveer insumos para artesanos dedicados al diseño y armado de bijouterie y accesorios. El principal desafío afrontado en el diseño de este local comercial fue encontrar la manera de exhibir, y al mismo tiempo almacenar, productos muy variados, de dimensiones muy pequeñas que se presentan generalmente a granel.

Los muros perimetrales del local se utilizaron para extender una sucesión de varillas metálicas que, organizadas geométricamente, permitieron ubicar en sus espacios intermedios tres medidas de contenedores de vidrio donde se colocaron las piezas más pequeñas. Las mismas se ordenaron por tipos, tamaños y gamas cromáticas. Paralelamente, se aprovechó esta estructura de varillas para colgar rollos de cintas, cadenas, cordones y otros artículos del rubro que se fraccionan por metro.

La elección del frasco de vidrio colocado en forma horizontal como contenedor de la mayoría de los productos, permitió unificar en gran parte las variedades diversas en recipientes semejantes, y dio la posibilidad de que se aprecien las gamas de colores, brillos, transparencias y formas de las piezas resaltando la particularidad de cada una. Esta distribución convirtió a las superficies verticales del local en una especie de catálogo de productos en escala real, con posibilidades de ser recorrido por los clientes y facilitar la elección de cada compra. El fondo de esta secuencia de contenedores está compuesto por una repetición de módulos de madera que brindan una tonalidad que resalta los colores de los productos al contrastar con ellos. Estos módulos se van mezclando con otros transparentes (de igual tamaño) a medida que se desplazan hacia las superficies de las vidrieras, donde conforman una cortina que intercala colores anaranjados y amarillos con las transparencias de los acrílicos de los que está hecha. Cuando el sol impacta sobre ella, se produce una interesante proyección de luces y colores dentro del recinto.

El elemento que acompaña el recorrido de este repertorio de objetos es un mostrador/exhibidor blanco con curvas cóncavas y convexas que permite desplegar sobre su superficie un abanico de piezas que merecen ser observadas de una manera destacada dentro de la colección. Esta línea curvada se traslada hasta el techo donde sirve de guía para organizar la iluminación general y puntual. Los centros geométricos de los círculos que componen esta curva son los puntos donde se ubican lámparas circulares hechas artesanalmente con papel plegado (según la técnica del Origami) aportan el último eslabón que completa la propuesta.

Colaborador de proyecto: Julia Sterrantino

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