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DANZAR con los afectos
MARÍA NOEL RICCETTO

María Noel Riccetto

Entrevista | Elisa IZAGUIRRE
Fotos | Juan Pablo LANDARÍN

Visitamos a María Noel Riccetto en su casa de Parque Miramar y descubrimos como es su vida cotidiana. Sus espacios, sus objetos más preciados -que son herencia de familia- e incluso hobbies que nada tienen que ver con la profesión que la ha convertido en la primera bailarina de ballet uruguaya reconocida internacionalmente.

 

Al ingresar, un aparador que conserva de la casa de sus padres -y colocó contra una pared como si hubiera sido hecha a medida- es el mueble que contiene objetos de gran transcendencia: un rebenque, un mate, libros, una lámpara escultura y una vieja chapa de calle. Tal vez el más significativo de todos es una foto tomada por su novio, el fotógrafo Nacho Guani, tiempo antes de concerse, y que al encontrarla como una suerte de tesoro escondido, prometieron ya en 2001, incluirla en el apartamento que soñaban compartir juntos y hoy es una realidad.

 

María se caracteriza por trasmitir una gran espontaneidad y responsabilidad, despojada de facetas histriónicas y muy cercana a la gente, que la reconoce, la sigue y celebra sus logros. Esta primera figura del ballet nacional ha logrado despertar el interés de un público muy amplio que hoy colma las salas del Sodre en cada nueva puesta en escena.

Durante 13 años (hasta el 2012), parte de su carrera se construyó en el American Ballet Theatre de Estados Unidos y en 2017 es premiada con el Benois de la Danza en el Teatro Bolshoi (Moscú, Rusia) como mejor  ailarina por su rol de Tatiana en Onegin. El Benois es el galardón más importante en el mundo de la danza clásica, algo así como el Oscar del ballet. Este es el reconocimiento más importante de los muchos que ha recibido esta carismática y delicada mujer a lo largo de una carrera tan exigente como gratificante.

Tras haberlo meditado mucho, en abril de 2019 anunció su retiro de los escenarios del Ballet Nacional del Sodre. En este año bisagra, y como parte de nuestra charla, quisimos saber cómo está viviendo una etapa cargada de emociones, pero también de desafíos. “Ahora son meses como de mucha intensidad, no me da el tiempo para todo lo que tengo que hacer y vivo corriendo. Lo estoy llevando con la mayor naturalidad posible, contenta con una decisión que pensé mucho y bien consciente de lo que iba a implicar. Hay momentos que me da mucha tristeza, sé que muchas cosas van a cambiar, pero estoy feliz también. Tengo ganas de empezar otras cosas”, relata María Noel Riccetto, entre sentimientos encontrados.

 

Quien mira su carrera a lo largo de una vida dedicada al ballet de forma profesional, no se resiste a preguntar si acaso le quedó algo en el debe, si aún anhela algo que le hubiera gustado hacer en el mundo de la danza. Su respuesta no deja dudas, es un rotundo no, y añade “uno siempre piensa en que ojalá la carrera fuera más larga: se empieza a una edad muy temprana y cuando uno toma conciencia de toda esa parte artística y de esa plenitud, el cuerpo te abandona. Eso es lo único que reflexiono acerca de mi profesión, me gustaría que fuera una carrera más larga, pero no me queda ningún debe”, comenta nostálgica esta bailarina de 40 años.

Varios momentos la marcaron artísticamente, “el primer protagónico en el American Ballet; bailar Romeo y Julieta por primera vez (fue un ballet que esperé muchísimo); Onegin por el premio que me dieron -y por ser con esta obra que me tomaron de la mano y me empujaron hacia una promoción dentro del ABT- y ahora tener la posibilidad de bailar Manon en mi despedida, también es importante. Todos fueron ballets muy reconfortantes para mí, tanto artística como emocionalmente”, destaca María, quien ya en octubre expresaba en sus redes: “tengo el corazón explotado, no sé si llego a diciembre”.

Precisamente sobre su obra de despedida, mientras hacíamos un relevamiento de entrevistas y de su paso por distintos medios tras ganar el Benois de la Danza, la escuchamos decir que antes de retirarse quería bailar en Manon, un ballet de tres actos -creado por el aclamado coreógrafo Kenneth MacMillan- con grandes exigencias de interpretación.

El 28 de diciembre fue su última función y tiene planeada una fiesta para sus amigos y compañeros. Eso está todo planificado, aún no sabe cómo será esa última función con el público, sí sabe que el Ballet Nacional del Sodre hará algún tipo de ceremonia de cierre de su carrera, pero quiere dejarse sorprender y disfrutarlo. Como está por fuera de esos preparativos de homenaje, tampoco sabe si vendrá alguna figura del exterior, pero es de esperarse que de este momento tan particular participen destacadas personalidades del mundo del ballet.

 

Después del ballet ¿qué?

Confiesa que por momentos llegó a estar un poco tentada con tomarse un año sabático, puesto que tiene muchas exigencias de horarios y actividades, pero finalmente hizo un viraje en sus intenciones para meterse de lleno en aquellas cosas que aún no había podido abordar como deseaba.

Más allá de las tablas, y ya entrando al terreno de sus proyectos personales para esta nueva etapa de su vida, María Noel Riccetto nos cuenta “primero que nada está mi escuela (ubicada en Carrasco), y ahora se me plantea estar a cargo de la coordinación de la Escuela Nacional de Danza del Sodre en la división ballet, lo cual es un desafío enorme.
Si bien no van de la mano necesariamente, los dos proyectos tocan una parte que es muy importante para mí como la educación”. Este nuevo rol dentro del Sodre fue una propuesta que surgió hace poco, aunque cree que “de una manera u otra, más tarde o más temprano sabía que iba a seguir vinculada al Sodre. Esta propuesta llega en un momento lindo”, comenta Riccetto, refiriéndose a este desafío, que por cierto es muy diferente a la etapa en que Julio Bocca se retiró de la dirección del ballet nacional y se manejó su nombre para sucederlo.

Además, es parte del jurado de la versión uruguaya de Got Talent, el exitoso formato de concurso televisivo de talentos con más de 70 versiones en todo el mundo, que lleva adelante Canal 10 y se verá en sus pantallas en 2020. “Cuando me lo propusieron me dieron ganas de hacerlo, sobre todo para cambiar de aires, hacer otras cosas, conocer otra gente y tener otro tipo de exposición”. Explica que el programa tiene una parte social que le interesa mucho “salir al interior y buscar talentos afuera, si bien se trabaja mucho en la descentralización, el interior todavía está muy lejos, y todo ese aspecto era como muy tentador. Cómo verás tengo el plato bastante lleno”, concluye.

Como si todo esto fuera poco, la bailarina María Noel Riccetto fue nombrada Embajadora de la Buena Voluntad de UNICEF Uruguay en la celebración del 30 aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño. De ahora en más, con ese perfil social que tanto la completa, acompañará a Diego Forlán y a Natalia Oreiro en la tarea de promover y proteger los derechos de los niños y adolescentes de Uruguay.

 

Hay muchas cosas que me llevan a mi infancia
o me hacen recordar diferentes lugares y
momentos de mi vida.

 

El hogar de una primera bailarina

Nos metemos de lleno en los rincones de su casa, conocemos sus espacios predilectos, sus objetos más preciados y nos atrevemos a preguntar si estamos ante un proyecto terminado. “Creo que la casa nunca la terminas, siempre hay detalles que se agregan o un cambio de algo, es como un proyecto que siempre está en proceso”. Sobre el lugar donde está viviendo, quisimos saber si es algo que había imaginado y nos confiesa que no. “Llegó a nosotros (ella y su novio) cuando estábamos buscando apartamento para mudarnos. Al principio yo estaba totalmente negada porque era Parque Miramar, era lejos y con el teatro casi en Ciudad Vieja, ir todos los días me daba pereza. Al principio en las mañanas cabeceaba al manejar hasta el Sodre. Antes vivíamos en Buceo o Malvín y eran 15 o 20 minutos hasta el centro, ahora son 50” relata María, contrastando con la realidad que vive ahora: “me hace muy feliz agarrar el auto para hacer ese trayecto, son momentos para mí, para pensar, para escuchar el informativo de la mañana y estar empapada de lo que está pasando afuera; después entro al Sodre y estoy como en un cautiverio hasta las 5 de la tarde (mi novio embroma mucho con eso)”, confiesa y se ríe. Debido a esos horarios, dice que peleó y se resistió a irse a vivir a esa zona, pero “ahora me encanta, porque realmente desenchufo cuando estoy acá. Apenas nos mudamos, el sentir los pajaritos de mañana era otra cosa, antes me pasaban los ómnibus por la ventana. Hoy me encanta el lugar, tenemos mucha familia por la vuelta, mis amigos más cercanos y mi hermana que vive en Punta del Este, y es hasta más cerca”.

 

Objetos del afecto

Mirando sus espacios nos da curiosidad saber cuánto han incidido sus afectos en la composición del lugar que eligió para vivir. “Al momento de comprar quise tener la opinión de todos, soy una persona que necesita tener el aval de todo el mundo, y cuando me dicen que sí, me da la sensación de que estoy haciendo todo bien”.

Sobre la decoración nos cuenta que la hizo prácticamente toda ella misma, “Nacho tiene su escritorio y la terraza del fondo, eso no lo toco, pero lo demás ha sido todo intervenido por mí. Muchas cosas vienen de las casas de mis padres y de mi abuelo: muebles y piezas que recuerdo haber tenido cerca desde siempre y que me acompañaron desde la niñez. Son ese tipo de cosas que después que fallecieron mis padres quedaban en un depósito o las mandábamos a remate, algo se quedaba mi hermana y otro tanto yo. Hay muchas cosas que me llevan a mi infancia o me hacen recordar diferentes lugares y momentos de mi vida”, comenta Riccetto entre recuerdos.

Los viajes y sus largas estadías fuera del país han sido momentos que están plasmados en la decoración de su penthouse: “me encantan los recuerditos, soy como de acumular también”.

Algunos objetos en particular nos llaman la atención, por ejemplo un abanico y un pañuelo de una campaña de Montevideo Shopping sobre la lucha contra el cáncer que se hace todos los años. Estos en particular fueron regalos que recibió por participar de esta acción. “Me parecen recuerdos súper lindos, mi mamá falleció de cáncer, entonces toda la campaña que hace Montevideo Shopping me toca muy de cerca”. Esa pared en particular donde se ubican el abanico y el pañuelo de la campaña, tiene estos y otros cuadros, todos con marcos blancos.

 

 

En el centro de una mesa de living destaca una sopera antigua junto a unos candelabros de plata (foto página 12). María nos cuenta que esos objetos eran de su casa. Respecto a la sopera “no sé de dónde vino exactamente, pero siempre estuvo en mi casa en el campo y anduvo por muchos lugares. En un momento estuvo sobre unas carpetitas arriba de una máquina de coser que tenía mi madre. La máquina era un regalo de mi padre de cuando recién se habían casado. Creo que mi madre muy pocas veces la tocó, a mí en cambio me encantaba coser y en los veranos que pasábamos afuera, recuerdo una época que mis padres traían una señora de Sarandí del Yí que nos enseñaba a coser y estaba con nosotras durante una semana. Esa sopera que hoy tengo en casa, estaba arriba de la máquina de coser”. Los candelabros que acompañan a la sopera de la abuela, también estuvieron en su casa toda su vida. “Nunca los pude vender, como que siempre estaban acompañándome”, recuerda con apego.

De la casa de sus abuelos también hay un secretaire, unas mesas nido y una mesa ratona con cuatro bancos, seguramente entrados vía Veneto a Europa en el siglo XVIII, pero de origen chino, cuidadosamente tallados con imágenes de la cotidianeidad y naturaleza oriental. Sobre una de las mesas ubica porcelana cantonesa y sobre el secretaire un ventilador que replica la línea mid century y funciona a la perfección.

“Desde que tengo uso de razón esos muebles estaban en la casa de mi abuelo. Cuando abro el secretaire sale el olor de aquella casa y me transporta. Al fallecer mi abuelo desarmamos la casa, a mi hermana no le interesaban y yo no me podía desprender de ellos, así que me los traje”. Todas estas cosas son adornos que eventualmente tienen uso, sobre todo el secretaire que está estratégicamente ubicado y al tener cajones grandes se utiliza a menudo. La mesita ratona y sus banquitos están en el living y suelen ser muy útiles para momentos de reunión. “Mi idea siempre fue llevarlos a color natural, pero cuando empecé a pedir presupuestos era carísimo hacer ese trabajo por el grado de relieve del tallado, así que quedaron como estaban, y además ahora como que me amigué con ese color intenso de la madera”.

 

De compras por ahí

Los domingos son días en que muy a menudo, María Noel y Nacho visitan la feria de Tristán Narvaja. A él le encanta ir y ella muchas veces se suma, si es que no se queda durmiendo. Es un paseo que aprecian y donde han encontrado cosas increíbles que forman parte de sus objetos más preciados.

De sus épocas afuera de Uruguay sus preferidos son unos canastos que compró en una tienda en Nueva York (Pier 1 Imports) que tiene todo tipo de muebles y adornos. “En su momento me encantaron, y más en una ciudad como Nueva York, donde en los apartamentos hay pocos lugares de guardado y placares pequeños, entonces la gente suele guardar cosas debajo de la cama en containers o en el placard de diferentes maneras haciendo como un tetris. Estos canastos me vinieron muy bien en su momento, porque además de adornar, me servían para guardar cosas adentro, desde revistas hasta artículos del baño, perfumes y todo tipo de objetos. Me han acompañado desde que me volví a Uruguay y han estado en todos los apartamentos donde he vivido”.

Un tapiz (proveniente de la península arábiga de Omán) permaneció doblado en sus cajones varios años, hasta que un día este género -al igual que otras piezas- cobraron una vida especial cuando María decidió enmarcar y llevar a la pared aquellos objetos que representaron etapas importantes en su vida. Unas alfombras kilim en juego son en parte regalos de su hermana, una traída de Marruecos y otra que fue un regalo de Navidad, “esas despertaron mi interés por los diseños kilim y fue así como me compré otra”.

 

Con estilo propio

La cocina es uno de sus lugares preferidos en la casa. Además de que les encanta cocinar juntos y que Nacho es un gran cocinero, es un lugar de reunión que tiene un detalle particular de diseño: el revestimiento en subway tile de acero inoxidable. “En el apartamento teníamos la cocina también en ese estilo, pero con el revestimiento en blanco”. En uno de sus viajes a Estados Unidos con su novio, encontraron un lugar de revestimientos y María puso el ojo en esta particular combinación: “el acero inoxidable, que es tan práctico para la cocina, pero en forma de plaquetas, cuando aún no eran tendencia, y finalmente logramos conseguirlas en Uruguay”, recuerda. La cocina conforma así un lugar especial, donde también comparten momentos cotidianos, como los desayunos, las cenas y los fines de semana.

 

Perfil coleccionista

“Mi abuelo tenía en el garaje de su casa varias chapas que habían sido de su época de diplomático. Me regaló algunas cuando compré mi primer apartamento en Montevideo y las dispuse en una pared. Entonces iba a la feria de Tristán Narvaja y compraba más, mi padre me traía otras, y así fue como las empecé a coleccionar”.

Cuando se mudaron al primer apartamento que compraron en Parque Miramar, que era en el tercer piso, tenían una pared llena. Ahora en el mismo edificio, pero en el penthouse “decidimos cambiar y ponerlas en una pared en la terraza, pero por ahora están en unos canastos de fibras naturales adentro de casa”, cuenta Riccetto sobre esta faceta de coleccionar matrículas de autos.

Cuando visitaron por primera vez el apartamento, supieron que por la distribución y el metraje era perfecto para ellos, solo fue cuestión de organizar el mobiliario y sus objetos más preciados.

 

La propiedad tiene la ventaja de contar con dos terrazas, muy buena circulación de aire y mucha luminosidad. “La terraza del frente es en común con Nacho”, comenta y se ríe, añadiendo que “por alguna razón cuando se construyó el edificio, se metieron abejas y empezaron a hacer un panal, no sé cómo fue exactamente, pero siempre vuelven. Hay dos o tres sectores del edificio donde se juntan abejas y apenas empieza el calor aparecen, entonces todos los años traen la colmena para que se metan ahí y las sacan. Ya vamos por dos colmenas desde que empezó la primavera”. El encargado de las colmenas es el portero, quien después, en agradecimiento por comulgar con la naturaleza, les lleva algún que otro frasco de miel.

 

Una escultura de la Virgen María tiene un lugar especial en su terraza, en medio de bojs y dietes florecidos y candelabros de chapa artesanales. María es creyente, y esta condición ha formado parte de su camino. Por eso, este pasado 7 de agosto se hizo un tiempo para ir a la Capilla de San Cono en Florida y homenajear en persona el arraigo a la Fé que le ha permitido confiar en su talento y transitar desde la comunidad cristiana. Allí plasmó esa devoción con una dedicatoria en un par de zapatillas de punta que dejó a los pies del santo “Agradecida por cada paso que he dado en mi carrera”. Esto sucedía tan solo días antes de despedirse del tutú, del que rememora: “es el sueño de toda pequeña bailariana, yo ese día me encontraba usándolo por última vez, no puedo decir que no sentí emoción porque estaría mintiendo. Luego de terminar mi parte, y ya entre bambalinas esperando mi próxima entrada, frené un segundo y sentí que se me cerraba la garganta e inmediatamente se me llenaron los ojos de lágrimas. Fue solo un segundo, luego me invadió una sensación de paz, de felicidad y agradecimiento absoluto. ¡Qué increíble que unos metros de tul sean tan significativos!”.

Este último 29 de abril -Día Internacional de la Danza- María Noel subió una foto a sus redes que habla mucho de ella: lo magistral de una postura en el aire con una técnica inigualable, tanto que pareciera que sus piernas f lotan y sus zapatillas de punta delinean la perfección de su empeine, con su expresión y porte tan característico que permanecerá en las retinas de todos amantes del ballet, desde los repertorios más clásicos a los más contemporáneos que le ha tocado protagonizar. Debajo del escenario y ya con el eco de los aplausos, la transciende una naturalidad única, un dominio de su ser tan enérgico como aplomado, fórmula que solo las verdaderas primeras bailarinas pueden llegar a alcanzar. Su compromiso ha contemplado un aprendizaje intuitivo en áreas como la literatura, la interpretación teatral, la plástica y su cuidado personal, además del entrenamiento físico y técnico que la entera dedicación a la danza requiere, dotado de un entrañable halo de humildad y sencillez que recordaremos por siempre.

Lago de los Cisnes 2016 / Foto Santiago Barreiro para el BNS
Lago de los Cisnes 2016 / Foto Santiago Barreiro para el BNS

 

María Noel RICCETTO en 10 flashes

Un aroma: jazmín.
Un color: azul.
Un lugar por conocer: Venecia y Marruecos.
Un objeto al que te sientas ligada emocionalmente: Una cadena de oro con un brillante, regalo del American Ballet cuando me fui (siempre la llevo puesta) o el reloj de mi madre.
El personaje que más te gustó hacer: Julieta (Romeo y Julieta).
Una pasión además del ballet: La comida. Podría vivir a salamín, aceitunas y queso.
El lugar preferido de tu casa: La cocina es el lugar que más disfrutamos.
Un/una uruguayo/a que admires: China Zorrilla, una referente artística.
Una materia pendiente: Terminar el liceo (dos exámenes de 6to de Derecho).
Un momento del día: El mediodía los fines de semana, terminar de comer y tomarse un cafecito.

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